
Hasta hace poco más de un año atrás era una de las alternativas de ahorro que más crecían en el mercado financiero local. Nunca fueron masivos, pero a medida que los datos de inflación sorprendían para mal, los ahorristas se animaban a probarlos. De hecho, fueron una de las alternativas más rendidoras en tiempos de relativa estabilidad cambiaria luego del pico del dólar libre de fines de 2020. Pero cayeron en desgracia.
Los plazos fijos UVA pierden en la preferencia de los ahorristas argentinos a toda velocidad. En los últimos doce meses, la cantidad de pesos depositados en este tipo de vehículo bancario se redujo en $77.661 millones, más de un 20 por ciento. Pero esos son pesos nominales, y los argentinos acostumbrados a un entorno de inflación del 115% anual saben que esos casi $80.000 millones perdidos valían mucho más un año atrás.
Si se tiene en cuenta el efecto de la inflación, la reducción en el stock de depósitos UVA fue mayor al 62% en un año. Si se miden los pesos depositados en UVA’s, la propia unidad de medida por la que se ajustan estos depósitos a plazo fijo, el stock actual es un tercio del de un año atrás. El 13 de julio de 2022 había 2.908 millones de UVA’s en depósitos indexados, el 12 de julio de 2023 quedaban apenas 1.088 millones de UVA’s en esos mismos vehículos.
Las causas detrás de este fenómeno son varias. Para empezar, con la inflación tendiendo a desatarse los bancos no mostraron mayor interés en atraer a sus clientes a este tipo de alternativa de ahorro, admiten en las entidades financieras. Sus activos rara vez están atados a la inflación, por lo que un crecimiento de los depósitos UVA hubiera implicado un descalce importante: tienen que pagar cada vez más pesos a sus depositantes cuando sus préstamos y colocaciones financieras (Leliq) crecen no según los precios sino según la tasa de interés.
Pero también el atractivo de una tasa nominal récord alejó a los propios ahorristas de estas colocaciones. La tasa de interés del plazo fijo tradicional llegó al 97% nominal anual en mayo pasado, lo que equivale a un 154,28% en términos efectivos anuales (el rendimiento que se obtiene por 12 plazos fijos de 30 días seguidos, en los que se reinvierte tanto capital como intereses).
El tercer factor, profundizado por la tasa de referencia, tiene que ver con el cortoplacismo de los ahorristas. El plazo fijo UVA siempre tuvo la contra de tener como plazo mínimo los 90 días. Una eternidad en términos cambiarios e inflacionarios en la Argentina. Si a 30 días se percibe 97% anual, ¿por qué dejar la plata inmóvil para obtener un resultado incierto a mayor plazo?
¿Cuánto paga el plazo fijo?
Con una tasa nominal anual del 97% los ahorristas que colocan dinero a 30 días en un plazo fijo tradicional obtienen un rendimiento del 7,97% cada mes, una cifra que da pelea a los datos mensuales de inflación. De hecho, en junio ese rendimiento le ganó con claridad al 6% que avanzó el Índice de Precios al Consumidor del Indec.
El resultado es que en la preferencia de los ahorristas -al menos de los que no quisieron o no pudieron comprar dólares- el plazo fijo tradicional salió favorecido. En los últimos doce meses la cantidad de pesos colocada en plazo fijo creció 131%, en términos nominales (sin tener en cuenta la inflación). Paso de algo más de $5.000 millones a casi $12.000 millones en la actualidad.
Pero de nuevo, los pesos a secas no sirven como unidad de medida en este contexto, aunque una suba del 131% con inflación del 115% permite deducir un crecimiento aún después de descontar la suba de precios. Si se mide en pesos constantes, en un año creció 8,5% el stock de plazos fijos tradicionales en el sistema.
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