Martín Guzmán y Miguel Pesce viajan en dos semanas a la reunión del FMI y comienza la discusión por el cambio de metas

Tanto la reducción del déficit fiscal y emisión monetaria que figura en el acuerdo quedaron obsoletas tras la invasión de Rusia a Ucrania. Se esperan señales del organismo para avanzar en una posible flexibilización de los compromisos en ambas áreas

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La meta de reducción del déficit fiscal pactada con el FMI corre un fuerte riesgo de incumplimiento y lo mismo sucedería con otra de las exigencias centrales del organismo: la fuerte disminución de la emisión monetaria para financiar al Tesoro. El gran signo de interrogación ahora es sí en la primera misión del organismo prevista para el 10 de mayo se modificarán esos targets, con la excusa de cambios en las condiciones internacionales por efecto de la guerra en Ucrania.

Las negociaciones se adelantarán durante la Reunión de Primavera del FMI que se realizará en Washington a partir del 20 de abril. Esta vez el encuentro será “híbrido”, lo que implica un regreso a cierta normalidad. Esto significa que las delegaciones de los distintos países concurrirán al evento, pero las conferencias se podrán seguir de manera virtual. Es esperable que al menos parte del equipo económico se reúna con el staff del FMI para revisar las principales metas. Por lo pronto, la presencia tanto del ministro de Economía, Martín Guzmán, como del presidente del BCRA, Miguel Pesce, están confirmadas en este encuentro que reúne a funcionarios de todo el mundo.

Economistas y analistas dan prácticamente como un hecho que no se llegará a la reducción del rojo fiscal primario desde 3% a 2,5% durante 2022. Ese compromiso era percibido como “light” a principio de año, o sea que mostraba la flexibilidad del propio FMI por llegar a un acuerdo. Es decir que una reducción de 0,5% del déficit era fácilmente alcanzable a partir de una suba de tarifas para bajar los subsidios y algunas otras medidas que aportaran algo adicional. Por ejemplo una mejor efectividad en la recaudación impositiva.

Sin embargo, el impulso a los precios de la energía que gatilló la invasión de Rusia a Ucrania cambió fuertemente las previsiones. Ahora será mucho más difícil bajar los subsidios a la energía aun con los aumentos de tarifas anunciados. Y además habrá que importar más gas para satisfacer la demanda en invierno, lo que también representa un fuerte esfuerzo para el fisco.

Incluso antes de la guerra, la calificadora Moody´s advirtió que la Argentina no estaba en condiciones de cumplir con la baja del déficit fiscal comprometida ante el FMI. Por eso decidió mantener la nota en niveles cercanos a default y no planea mejorarla en el mediano plazo

El encargado de la calificación argentina en Moody´s, Gabriel Torres, aseguró ayer que “ya desde antes de la guerra veíamos improbable que la Argentina pudiera cumplir con el target de 2,5% de rojo fiscal para este año. Y ahora es casi imposible. Además, tampoco vemos que exista un consenso político claro sobre la necesidad de ir hacia una consolidación de las cuentas públicas”.

En ese sentido, el analista advirtió que “si los incumplimientos por parte de la Argentina son recurrentes, no debe descartarse que el Fondo se canse y decida suspender los futuros desembolsos que figuran en el acuerdo”.

No sería la primera vez que sucede. Luego de las PASO de agosto de 2019, el directorio del FMI decidió suspender el envío de nuevos préstamos a la Argentina pese a que estaba acordado con el gobierno de Mauricio Macri. Al final, quedaron USD 13.000 millones sin desembolsar, en medio de una escalada del tipo de cambio y un creciente deterioro de las cuentas públicas. Obviamente también el inminente cambio de signo político, que se confirmó en las elecciones de octubre, también jugó un rol importante en la decisión que adoptaron en Washington.

Si bien la inflación no es una “meta” que deba cumplirse dentro del acuerdo,sí se estableció un rango de 38% a 48% que a esta altura ya quedó totalmente desbordado

La próxima misión del Fondo Monetario no es exigente, ya que las metas del primer trimestre tanto en materia fiscal como monetaria se habrían cumplido. Los problemas se presentarán con mucha mayor nitidez en el segundo semestre de 2022, que es cuando cae la recaudación por retenciones y al mismo tiempo crece el gasto en forma más acelerada.

Por lo pronto, en febrero las cuentas estuvieron cerca del equilibrio, algo que no sucedía hace muchos meses. La diferencia entre gastos e ingresos fue de menos de $ 40.000 millones, cuando en enero había llegado a $ 150.000 millones. Pero hacia adelante el desbalance se irá acentuando.

La inflación no es una “meta” que deba cumplirse, pero sí se estableció un rango de 38% a 48% que a esta altura ya quedó totalmente desbordado. También es probable que se modifique para que el dato que arroje el 2022 no quede tan lejos de las previsiones.

La misión del staff se esperaba para junio, pero es evidente que en el organismo quieren hacer “marcación personal” y todo se adelantó un mes. Pero la expectativa es que en los encuentros en Washington en dos semanas comiencen las primeras definiciones sobre una revisión de las metas.

El acuerdo llegó pocos días antes de que estallara el conflicto bélico en Ucrania. El peligro relacionado con esa disputa apenas llegó a colarse en la nota de prensa distribuida al cierre de las negociaciones.

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