
Desde hace meses que el Gobierno insiste en que el problema de la inflación de los alimentos en la Argentina se debe mayormente a la evolución de los precios internacionales de la que hay que desvincularse. Pero en realidad, acoplarse al ritmo de suba global podría ser una idea mucho mejor. Eso, al menos, si se sigue el avance de la inflación de alimentos en los principales países de América latina en los que el contexto post pandemia, con suba de los costos de la energía incluida, provocó un claro impacto y donde el incremento de precios vuelve a ser una preocupación. Sin embargo, esa presión está lejos de asemejarse a la escalada que registran los precios en los supermercados argentinos, que crecen a un ritmo mensual 5 veces más veloz que el promedio de las economías más relevantes de la región.
Es lo que surge de un seguimiento que realiza el IERAL de la Fundación Mediterránea, del que se desprende que mientras los precios de los alimentos aumentaron 11% desde el inicio de la pandemia en un conjunto de 10 países latinoamericanos, entre los que se incluye Brasil, México, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia -se excluye Venezuela-, en la Argentina se duplicaron. Es decir, los alimentos hoy en el país cuestan 100% más que a fin de 2019.
Como era de esperar, el salto en el precio de la carne tras una tregua de varios meses, sumó nerviosismo en el Gobierno, atento al consumo de fin de año y al recalentamiento de la inflación que, lejos de ceder, se aceleró en las últimas semanas. Sin generar ninguna sorpresa, la reacción oficial apuntó a acordar un congelamiento de precios -que, esto sí resultó inédito, se logró por apenas 3 días- mientras se evalúan más medidas para el sector, a las que el propio secretario de Comercio, Roberto Feletti, consideró nada novedosas: un aumento de retenciones y un esquema de subsidios cruzados como el vigente para el aceite. El fundamento detrás de la aplicación de esas “tradicionales” herramientas es la necesidad de “desvincular” los precios.

“Si queremos asegurar carne, pollo, pan y leche tenemos que desvincular los precios internos de los internacionales”, señaló Feletti. Lo cierto es que, mientras resulta innegable la suba de precios global, en Brasil los precios de los alimentos crecieron 12% en los últimos 12 meses, en Colombia 14% y en México 7%, a diferencia todos ellos de Bolivia, donde los precios prácticamente no registraron variación alguna. En el otro extremo se ubica la Argentina, que multiplica varias veces los porcentajes de cualquiera de estos los 10 países relevados, con una inflación de alimentos y bebidas de 51,4% interanual y de 41,2% acumulada a octubre de este año. Esto a pesar de que, tal como afirmó el economista Juan Manuel Garzón, responsable del seguimiento de los índices de precios al consumidor de alimentos y bebidas en los distintos países, la persistencia de la alta inflación contrasta con la desaceleración dos variables que influyen sobre los precios internos de los alimentos: el tipo de cambio oficial y los precios internacionales de las commodities. Mientras el dólar pasó de crecer al 3,3% mensual en primer trimestre al 1,1% en los últimos meses, también, los precios internacionales (canasta FAO), se desaceleraron del 3,2% al 1,3% mensual, en similar período. Así, resulta más complejo explicar la inflación de las góndolas en la Argentina en base a la evolución de los precios en el resto del mundo, aún cuando el fenómeno exista en alguna medida.
“En todos los países de la región, los precios de los alimentos han tenido dinámicas mucho más estables que en Argentina. Mi razonamiento es completamente distinto al del secretario (Feletti). Ojalá la Argentina tuviese más ‘vínculos’ con lo que pasa en la región, los niveles de inflación que tiene el país son claramente anormales”, sostuvo Garzón. El economista agregó que la evolución del precio de la comida en el país es atribuible a “factores claramente internos, asociados a la política económica y a la gestión del Gobierno, que impulsan los precios de los alimentos y de todos los bienes de la economía”.
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