Golpeado tras el paso en falso por las tarifas, Martín Guzmán deberá pelear ahora para evitar un desborde del gasto

El ministro de Economía quedó afuera de la discusión por las tarifas y el cierre de exportaciones de carne. Le queda ahora concentrarse en el déficit fiscal y evitar desbordes monetarios para evitar sobresaltos antes de las elecciones legislativas

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El ministro de Economía, Martín Guzmán (Foto: REUTERS/Mariana Greif)
El ministro de Economía, Martín Guzmán (Foto: REUTERS/Mariana Greif)

Martín Guzmán hace tiempo dejó de ser el “superministro” que se vislumbraba luego de la renegociación de la deuda del año pasado. Aunque el Presidente hizo un esfuerzo por consolidarlo en su reciente viaje a Europa, el ministro de Economía quedó muy golpeado por el paso en falso por los aumentos tarifarios, tampoco intervino en una decisión clave como la prohibición temporal para exportar carne, mientras que quedó desdibujado en la negociación con el FMI, que ni siquiera arrancó.

Con un reducido margen de acción, ahora tiene por delante una batalla no menor, que es el control del déficit fiscal. No se trata de una tarea sencilla en estos momentos. No sólo presionan las restricciones en medio de la ola de contagios de Covid-19, sino que además es un clásico que aumente el gasto en los meses previos a las elecciones legislativas. Ambos factores empezaron a confluir y ya están metiendo presión en las cuentas públicas.

Un desborde de las cuentas públicas terminaría tarde o temprano por impactar en el tipo de cambio y por consiguiente en la inflación futura. Los inversores observan esta dinámica con preocupación, sobre todo por las consecuencias que podrían suceder luego de las elecciones. ¿Será posible mantener el lento ritmo de aumento del dólar oficial, a menos de la mitad de la inflación mensual? Todo indica que deberá ocurrir algún grado de “sinceramiento”, produciendo un salto del dólar oficial.

Pocos días antes de los anuncios de Alberto Fernández, Guzmán había asegurado que resultaba “inviable” la vuelta a fase 1 por los costos económicos que esto provocaría en las empresas y en la gente. Nuevamente su palabra quedó rápidamente desautorizada.

Aunque todavía no hay cifras oficiales, en mayo el aumento del gasto habría tenido un significativo aumento, algo que se puede deducir por la muy fuerte caída de los depósitos del sector público nacional. Las arcas del Estado ya se encuentran en niveles exiguos y lo más probable es que antes de fin de mes se produzcan nuevos giros de adelantos transitorios del Central al Tesoro. Es decir más emisión monetaria para financiar el bache del gasto.

Un informe de Consultatio calculó que el déficit primario que originalmente habían estimado en 3,5% del PBI podría finalmente ubicarse en 4,8%. Pero el cálculo es complicado porque podría haber incluso un gasto mayor si las restricciones se extienden en el tiempo. No sería extraño que el Gobierno anuncie nuevos bonos para los beneficiarios de la AUH, como el de $ 15.000 del último mes, o un refuerzo adicional para la tarjeta Alimentar a medida que se acerquen las elecciones. Pero además es razonable esperar que más empresas ingresen al Repro II para que el Estado pague parte de los salarios (hasta un tope de $ 22.000 para sectores críticos).

Aunque el Gobierno anotará la capitalización del FMI, vía DEG, como un ingreso al fisco, en realidad se trata de recursos que no pueden utilizarse para financiar gasto corriente. Servirán para maquillar mejor rojo fiscal, pero no impedirán la necesidad de más emisión para hacer frente al aumento del rojo de las cuentas públicas

El aumento del gasto está en parte disimulado por un incremento excepcional de los ingresos. Por un lado, la inflación es mucho más alta que lo esperado en el Presupuesto 2021 (más del 45% contra un proyectado oficial de 29%), se creó el impuesto a la riqueza (que ya dejó más de $230.000 millones) y habrá más recaudación por retenciones ante el alto precio de las materias primas. Sin embargo, ni siquiera estos factores excepcionales ayudarían a bajar sustancialmente el nivel de déficit.

Ese 4,8% del rojo fiscal requerirá de la búsqueda de mayor financiamiento del Tesoro a través de colocaciones de deuda en el mercado local. Y todo lo que falte vendrá de la emisión monetaria del Central. El problema es que aún cuando luego se absorba la mayor parte de los pesos, los intereses que generan las Leliq emitidas por el BCRA aumentan en forma exponencial, lo que también termina presionando sobre el gasto público.

No es mucho lo que podrá hacer Guzmán, que días antes de los anuncios de Alberto Fernández había asegurado que resultaba “inviable” la vuelta a fase 1 por los costos económicos que esto provocaría en las empresas y en la gente. Nuevamente su palabra quedó rápidamente desautorizada.

Cada semana que pase con nuevas restricciones también habrá que analizarla en clave fiscal, ya que implicará nuevos desembolsos por parte del Gobierno para socorrer a los sectores más vulnerables.

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