La vacuna de Pfizer aceleró el viento de cola para la economía argentina: ¿podrá aprovecharlo Alberto Fernández?

El clima de euforia en los mercados mundiales también llegó al mercado local: cayó el dólar libre y el Banco Central pudo comprar más de USD 100 millones. Además, la soja está cerca de los USD 400.

Compartir
Compartir articulo
El presidente Alberto Fernandez
El presidente Alberto Fernandez

Casi de la noche a la mañana, el clima financiero cambio drásticamente en el mundo pero también en la Argentina. El dólar libre que había llegado a $ 195 ayer rozó los $ 150, mientras que el Banco Central pudo comprar más de USD 110 millones en el mercado, al revés de lo que venías sucediendo hasta fines de octubre. La euforia que se vivió en los mercados globales tras el anuncio de un gran avance hacia una vacuna contra el Covid-19 también llegó al mercado local, que además tuvo una fuerte baja del riesgo país.

El gran repunte de las acciones argentinas que cotizan en Wall Street también reflejó ese mejor clima. Hubo casos extremos como el de Corporación América con subas del 23%, ante la mayor actividad que se espera en el mercado aerocomercial. Los bancos también fueron otro sector beneficiado, con mejoras de hasta 7%. Los inversores volvieron a buscar opciones de mayor riesgo en los mercados globales y esto también favorece a los activos argentinos.

El desafío para el Gobierno es que esta mejora del clima financiero derrame en la economía real, acelerando la reactivación luego del derrumbe provocado por la pandemia. Se trata, en definitiva, de transformar el “veranito financiero” de las últimas dos semanas en un proceso de recuperación más sostenida de la economía.

La mejora del clima financiero global también aumenta las chances de una reactivación superior de la economía argentina, luego del derrumbe producido por la pandemia. Por ahora, la caída del dólar dio lugar a un “veranito financiero” que ya se prolonga por más de dos semanas

Existen algunos elementos objetivos que permitirían cierto margen para el optimismo. Entre ellos los siguientes:

- La mayor estabilidad cambiaria es auspiciosa: si bien es cierto que la baja de casi el 25% se produjo desde niveles altísimos para el dólar libre (había tocado los $ 195), un clima de mayor tranquilidad cambiaria tiene un impacto favorable en las expectativas e incluso en el ánimo a la hora de consumir.

- El Banco Central volvió a comprar dólares después de un octubre convulsionado, recuperando reservas: Se trata de una tendencia clave para el objetivo de evitar una devaluación, aún cuando en el corto plazo se consiga a través de fuertes controles cambiarios.

- La soja –principal exportación argentina- aumentó fuerte en las últimas semanas y se acerca a los USD 400: La suba refleja en parte la debilidad del dólar a nivel internacional de los últimos meses. Con una suba superior al 25% en lo que va del año, la campaña agrícola 2020-2021 luce auspiciosa. La Fundación Mediterránea calcula que el volumen total podría llegar a los USD 40.000 millones, lo que resultaría clave para acumular más reservas y defender el precio del dólar oficial, evitando una devaluación agresiva.

- El Gobierno viene dando señales incipientes de mayor racionalidad en la toma de decisiones económicas: Ya dejaron trascender que se saldrá gradualmente del congelamiento tarifario y de precios máximos en alimentos. Además, también se dejó trascender que la intención es achicar el déficit fiscal de 4,5% del PBI previsto para el año que viene en el proyecto de Presupuesto 2021.

- El futuro acuerdo con el FMI también busca mejorar la confianza de los inversores: el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que piensa ir a un Acuerdo de Facilidades Extendidas. Se trata de un programa de más largo plazo para refinanciar los USD 44.000 millones que se adeudan al organismo, pero al mismo tiempo exige una serie de “reformas estructurales”. Es decir que a priori existiría un compromiso del Gobierno por avanzar con algunos temas más sensibles como la reforma tributaria, cambios en el mercado laboral, discutir la exigencia del gasto y del sistema jubilatorio.

Seguí leyendo: