Argentina tuvo que sufrir para clasificarse a la final de la Copa América ante una Colombia que batalló durante los 90 minutos pero pereció en la tanda de penales. Pese a que arrancó ejecutando y está comprobado que el mayor porcentaje de los equipos que comienzan pateando la serie son los que ganan, estuvieron muy erráticos desde los 12 pasos y sufrieron la psicología aplicada por Emiliano Martínez, que avasalló a sus rivales con palabras y atajó tres de cinco tiros.
Juan Cuadrado marcó, Dávinson Sánchez no pudo vencer al arquero argentino, Yerry Mina, al que Martínez más le habló, tampoco pudo colar el balón en su valla, Miguel Borja sí infló la red con un remate seco al medio y Edwin Cardona, que estaba obligado a convertir para mantener a los suyos con vida, eligió el mismo poste que sus dos compaleros que marraron y definió la cuestión.
Hubieron segundos de zozobra en el estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, ya que el árbitro venezolano Jesús Valenzuela tuvo que aguardar la confirmación desde la cabina del VAR para dar el pitazo final (constató de que no hubiera habido adelantamiento del portero albiceleste), pero enseguida se desató la locura de los jugadores argentinos en medio del campo de juego. “Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar, que esta barra, quilombera, no te deja, no te deja de alentar”, fue el primer cántico de los futbolistas.
Antes, los que estaban abrazados en la mitad de cancha (fueron los 10 que finalizaron el match) corrieron al encuentro desesperado de Martínez, gran figura por su performance en la tanda de penales. Y en el camino quedó Cardona, que quedó lamentándose por el yerro que empañó su maravillosa asistencia a Luis Díaz en el tanto del empate del equipo de Reinaldo Rueda. Y de camino a la celebración, el sonido ambiente dejó al descubierto una cargada de un argentino a Edwin: “Nos vemos, gordito”.
Lo que no queda claro es quién es el que le grita al futbolista de Boca, que había tenido un áspero cruce con Leandro Paredes, quien cuando promediaba la segunda mitad le cometió una infracción y le dio un empellón cuando el enganche estaba tirado en el piso. El cafetero, ofuscado, se levantó y lo increpó, aunque la cosa no pasó a mayores. Germán Pezzella es quien pasa cerca de Cardona cuando se oye el agravio, pero no parece gesticular para burlarse por el penal fallado y la derrota de su elenco. El otro que giró la cabeza hacia la posición del adversario es Lautaro Martínez, tercer “sospechoso”.
Por el griterío generalizado ni siquiera queda claro si el 10 de Colombia escuchó lo que le dijeron. En definitiva, no quedó claro quién fue el autor de un gesto repudiable.
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