El renacer de Patricio Garino: de “odiar el básquet” por la autopresión a soñar con volver a la NBA y fundar una cadena de empanadas que es furor en España

Hoy en el Zalgiris Kaunas de Lituania, Pato estuvo casi un año y medio sin jugar por diferentes lesiones. El rol clave de su pareja para cambiar su mentalidad, la expectativa por los Juegos Olímpicos y su otra faceta exitosa como empresario gastronómico

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Patricio Garino - El cambio de mentalidad que lo ayudó a recuperar las ganas de jugar

El protagonista de esta historia tiene el perfil esencial para sobresalir en el básquet moderno. Con sus casi 2 metros de altura, gran capacidad defensiva, buen tiro exterior y conocimiento del juego, Patricio Garino es el ejemplo perfecto del jugador de toda la cancha. Esas características sumado a su trabajo metódico fue lo que lo llevó a pisar la NBA después de jugar en la Universidad de George Washington.

Pero hubo algo que resquebrajó la versión pasada de Garino como jugador. Sí, porque ahora el oriundo de Mar del Plata es un hombre nuevo. Al menos así se siente después de tocar fondo y se lo expresó a Infobae. Tuvo que pedir ayuda y lo hizo de la mano de Paula, su pareja, quien lo invitó a buscar un profesional de la salud mental para cambiar una forma de ser que lo había llevado a odiarse a sí mismo.

- Cómo forjaste ese trabajo metódico que te creó esa mentalidad que hoy dejaste atrás

- Eso se fue dando desde muy chico, cuando me fui de Argentina a los 17 años. Caí en una escuela americana súper metódica y militar en todo sentido. Medio me forjó de esa manera y le sumé mi personalidad, que soy bastante metódico y obsesivo con mi vida en general. Eso me abrió las puertas y me llevó a lugares como el que estoy hoy, pero ojalá hubiera podido tener la mentalidad que tengo hoy y sumarle a esa metodología tan directa un poco de la flexibilidad o el disfrute que tengo hoy. Tal vez antes me preocupaba demasiado por la nutrición, la preparación física, que está siempre presente, pero que no me dejaba salir del esquema y me condicionaba también para disfrutar de la vida.

- En un momento llegaste a dejar de disfrutar del deporte

- El básquet, a pesar de que ocupa la mayoría de mi vida, no lo es todo. Y yo no disfrutaba de diferentes momentos por lo que podía ver repercutir dentro de la cancha. Y en vez de hacer algo que me ayudaba, me complicaba, porque mi cabeza no estaba al 100 por ciento. Me metía muchas presiones por cosas que no valían la pena, situaciones de la vida tal vez, cuando no dormís bien, o tenes una comida mala, o una situación con la familia o un amigo y ya me condicionaba mucho dentro de la cancha. Y eso lo aprendí a través de los obstáculos y las penurias. No sé si hubiera deseado lesionarme antes, pero sí lograr este cambio de mentalidad que yo creo que me hubiera permitido llegar más lejos, pero no todo está perdido. Todavía se puede.

- ¿Cuándo fue el momento en el que dijiste ‘esto tiene que cambiar para poder disfrutar’”?

- Fueron las primeras conversaciones que tuve con mi psicólogo. Como bien decís, fue mi novia Paula quien me invitó a buscar esa ayuda profesional y la verdad es que yo muy orgulloso, siempre quise salir de los problemas por mi cuenta, pero llegó un momento que estaba tan hundido que no veía la luz al final del túnel y quería dejar todo. Así que ella me obligó a buscar ayuda y por suerte encontré a César, que me dio una mano y me dio herramientas para pensar y ver las situaciones de una manera distinta. Para salirme de esa metodología, de esa estructura tan fuerte que había creado en mí mismo y ver las cosas de otra manera. No sólo adentro de la cancha, lógicamente hablamos de situaciones de partido y todo, pero un paneo más general de la vida, de lo que yo disfruto que es la familia, los amigos y que es la razón del por qué yo juego al básquet, que llegué a odiar porque se había convertido en un trabajo que odiaba, no me gustaba ir a entrenar, que hoy en día me encanta... Eran todos los días pensando si tenía un día libre y decir ‘Uh, mañana tengo que ir a entrenar’ y no disfrutaba nada. Pobre Paula (su pareja), me quejaba todo el tiempo, no estaba feliz y no era lindo para nadie. Así que creo que después de un par de charlas con César logramos ese cambio y la frutilla de todo fue el Mundial de China 2019, que ahí un poco reafirmó que esta mentalidad es la que necesito.

La historia cuenta que ese tal César es Bernhardt, el psicólogo deportivo que comenzó a trabajar junto a Pato. Ex jugador de básquet, que llegó a compartir selecciones juveniles por ejemplo con el propio Luis Scola, fue vital en la reconstrucción mental de Garino. Tanto que después de la frustración de no continuar en la NBA y tras su arribo al Baskonia, esa liberación fue trascendental para que el alero tuviera un Mundial de alto vuelo.

Patricio Garino jugó varios partidos de pretemporada con los San Antonio Spurs (AFP)
Patricio Garino jugó varios partidos de pretemporada con los San Antonio Spurs (AFP)

Pero antes de hacer foco en la selección argentina, el jugador de 27 años explicó cómo vivió su experiencia en la mejor liga del mundo del básquet y por qué su antigua mentalidad le jugó en contra.

“Hubo muchísimas distracciones en el medio. Para mí, llegar a la NBA era mi sueño desde que tengo conciencia y vivir todo eso a flor de piel, lo que son los viajes, los hoteles, las canchas. Debutar contra LeBron, jugar en Orlando, que yo fui dos años al colegio ahí, amigos que me venían a ver jugar todos los partidos, me llenaba de presiones por demostrar algo que no necesitaba demostrar. Había llegado al lugar que quería y en vez de disfrutarlo me llené de expectativas incoherentes. Si yo hubiera tenido esta mentalidad lo hubiera vivido de una forma opuesta. Lógicamente, disfrutando del momento. pero enfocado en los objetivos reales, no en preocuparme por meter un punto que me volvió loco”, relató el hombre que se colgó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 con el equipo nacional.

Fue a mediados de 2016 cuando, luego de su paso por el básquet universitario, Garino tuvo entrenamientos con varios equipos de la NBA hasta que los Orlando Magic lo invitaron a la Liga de Verano. Gracias a su buen rendimiento, los San Antonio Spurs de Manu Ginóbili y en el que también estaba Nicolás Laprovittola lo convocaron para la pretemporada. Al final de cuentas, Gregg Popovich decidió prescindir de Pato, que se fue a jugar a los Austin Spurs, la franquicia de la Liga de Desarrollo del equipo. Otra vez su buen trabajo provocó que el Magic lo volviera a llamar para jugar los partidos finales de la campaña 2016-2017 y verlo en acción.

“Es una pizca de estar en el lugar y en el momento exacto. Llegué a la NBA un poco como recompensa por la Liga de Desarrollo que tuve. No llegué a un lugar que me llenó de confianza ni me dejó ser yo. En Orlando querían verme, conocerme y no me sentí cómodo. No jugué en una posición en la que había jugado el resto de la temporada y sumado a las presiones internas que me metía, eso tampoco no ayudó. Creo que si tengo otra oportunidad, buscaría eso”, explicó Garino, que no deja atrás volver a los Estados Unidos y tener una revancha deportiva.

“Mi objetivo es ese. Ponerme bien físicamente, estar al 100 por ciento y hacerme un nombre en Europa para, por qué no, volver si se da la oportunidad. Y sino, tampoco me voy a morir. Estoy satisfecho con lo que soy. Y creo que eso también está bueno, ¿no?”.

Garino junto a Campazzo durante el último Mundial de China 2019 en el que Argentina fue subcampeón (Reuters)
Garino junto a Campazzo durante el último Mundial de China 2019 en el que Argentina fue subcampeón (Reuters)

En el recuerdo siempre está presente lo que sucedió en la última Copa del Mundo en China hace dos años. Fue en este torneo donde el seleccionado de Sergio Hernández consiguió la clasificación olímpica para Tokio, que luego de la postergación se convirtió en 2020+1. Y fue justamente a finales de 2019 cuando Garino sufrió una lesión en los ligamentos cruzados de su rodilla derecha. En un escenario tradicional, Pato se hubiera perdido sus segundos Juegos Olímpicos, pero la pandemia de coronavirus conspiró a favor del marplatense.

- Qué te pasó cuando te enteraste que los Juegos Olímpicos se postergaban un año?

- De forma egoísta, para mí fue un golazo. Fue una mochila que me saqué de encima, increíble. Con la pandemia mi recuperación se atrasó. Iba a estar, más que nada, compitiendo más contra el tiempo que contra los rivales, a ver si iba a llegar bien o si no iba a llegar. Es algo que no me hubiera gustado pasar porque iba a estar muy al límite y no quería poner al equipo en esa situación. Fue algo que me dio mucha tranquilidad: nadie quiere cancelar o postergar unos Juegos Olímpicos. Tal vez en nuestro deporte es un poco distinto porque tenemos el Mundial y competencias todos los años, pero para mí fue una tranquilidad. Y mi motivación es llegar a Tokio.

- Con este nuevo escenario y que la competencia se atrasó un año, ¿qué esperas del rendimiento de la Selección?

- Puede pasar cualquier cosa. Creo que es un torneo totalmente distinto al que íbamos a esperar el año pasado o antes del Mundial de China. Antes del Mundial íbamos a ver en qué posición estábamos parados, jugando contra potencias mundiales. Hoy en día encontramos que estamos a la altura y jugar unas Olimpiadas con una medalla de plata en un Mundial implica esa presión, por así decirlo, o expectativa para nosotros mismos de demostrar que no fue un golpe de suerte que tuvimos en un torne, sino que realmente tenemos la capacidad y el talento colectivo para llegar a ese nivel en todos los torneos. Individualmente, cada uno está jugando su temporada, con la cuarentena de por medio, acá a todos nos frenó y no fue el mismo ritmo, pero bueno, tenemos a dos jugadores en la NBA, varios jugando en Euroliga, ascendiendo, muchos teniendo protagonismo de alto nivel así que individualmente no tengo dudas de que vamos a llegar bien. Reencontrarnos después de un año sin vernos todos juntos también va a ser una adaptación, pero no tengo dudas de que vamos a estar muy bien.

Patricio Garino - La Selección en los próximos Juegos Olímpicos

El presente de la selección argentina marca que Scola dirá presente en lo que, tal vez, será su último torneo como deportista profesional. Sumado a él, habrá dos jugadores que tendrán la mira atenta de todos. Uno de ellos es Facundo Campazzo, que ya era el dueño del equipo antes de llegar a Denver Nuggets, pero que ahora llegará a la cita olímpica en la capital de Japón como pieza clave en la rotación de uno de los aspirantes al título. El otro es Gabriel Deck, que al igual que el base dejó Real Madrid para dar el salto a la liga más famosa del mundo en la disciplina y firmó con Oklahoma City Thunder.

Para Garino, volver a tener presencia en la NBA es clave. Para la llegada de futuros jugadores, pero también para seguir sumando valores con un objetivo colectivo claro: hacer historia en el combinado nacional.

“Con pasión, como si también estuviera ahí adentro. Creo que ellos derribaron esos muros que había de la Generación Dorada. Lo demostramos en el Mundial como equipo y ahora individualmente que de a poquito se vayan acercando a la NBA para nosotros vale muchísimo. Nosotros queremos ser mejores que la Generación Dorada, ése es nuestro objetivo, sin faltarles el respeto. Creo que a ellos les gusta que nosotros tengamos esa fuerza interior y esa competencia de decir que queremos ser mejor que ellos y poder ir lográndolo de a poco”, confesó Pato. “Yo que creo que Luca (Vildoza), Leandro (Bolmaro) van a estar muy pronto en la NBA es algo, más que nada como amigo que vive tan de cerca, te llena el corazón de alegría”, agregó.

El presente le sonríe a Patricio. Junto a su novia Paula y su mascota Moshi, Garino disfruta de vivir en Lituania. “Ahora estamos en verano, como en 3 grados, un calor bárbaro”, le dijo a Infobae entre risas.

Pato junto a su pareja, Paula
Pato junto a su pareja, Paula

“Me sorprendió mucho, para bien. Lo que es la ciudad, una mezcla de modernidad con antigüedad. La gente es un poco fría, pero es normal por esta zona, pero todos son muy amables. Hablan todos inglés y la comida es top. Estoy súper contento. Felicidad constante. Ir al club lo viví como una felicidad inmensa. Es volver a los 15 y 16 años. Me pone la sonrisa en la cara sólo hablar sobre eso”, confirmó el alero del seleccionado, que necesitaba mudarse de España para ayudar en su cambio de mentalidad y alejarse de un raid de lesiones que hasta incluyó una doble fractura de mandíbula.

Pero además del básquet, hace un tiempo que para Garino su trabajo se divide en otra tarea. En este caso culinaria. “Cachito Mío” es el emprendimiento gastronómico que nació a principios del 2020 en Vitoria: un local de venta de empanadas argentinas gourmets que tiene gustos tradicionales como los de carne, pollo, atún, espinaca, caprese u otros que causan sensación en el Viejo Continente como los de pato, cerdo barbacoa y por qué no las variantes dulces con nutella y el clásico celeste y blanco como el dulce de leche.

“Está yendo muy bien. Empezamos con un localcito muy chiquito en Vitoria. Ya tenemos dos, estamos a punto de abrir el tercero y cinco más. Por ahora, todos en el País Vasco”, contó Pato, que ya les hizo probar las exquisiteces que llevan su firma a sus nuevos compañeros y quedaron encantados con una comida argentina por excelencia.

Garino vive la vida al máximo. Así forjó su personalidad y la potenció cuando se fue muy chico de la casa de papá Oscar y mamá Alicia. Las experiencias le dieron nuevo rumbo a su carrera. Y mientras continúa trabajando para volver a ser ese que cautivó a todos con la casaca argentina, le pone una sonrisa a su día a día que le cambió su destino.

Patricio Garino con la camiseta del Zalgiris Kaunas lituano
Patricio Garino con la camiseta del Zalgiris Kaunas lituano

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