Jugó en River y San Lorenzo, fue vendido a Europa en una cifra millonaria, pero se alejó del fútbol, vive sin TV y se dedicó a la espiritualidad: “Hoy soy amor”

A los 36 años, Juan Carlos Menseguez apeló a un cambio rotundo en su vida: “Me conecté con el servicio, con brindarme al otro. Eso me hizo sentir una liberación”

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El rotundo cambio de vida de Juan Carlos Menseguez

Le había bajado la persiana a su carrera en el fútbol, estaba conformando su cuerpo técnico para transformarse en entrenador, cuando su vida hizo un click. E hizo un cambio rotundo: “Hoy la cuarentena me encuentra en la espiritualidad. Me conecté con el servicio, hoy soy amor".

Juan Carlos Menseguez irrumpió en Primera con la prepotencia de su velocidad. Apareció en River tras un paso por la Selección Sub 17 y fue parte de la operación millonaria por la que el Wolfsburgo compró el pase de Andrés D’Alessandro en 2003. El Rayo brilló en Alemania y regresó a la Argentina para jugar en San Lorenzo, bajo la tutela de Ramón Díaz.

West Bromwich de Inglaterra, una segunda etapa en River, Argentinos Juniors, Aldosivi y Juventud Unida de Gualeguaychú completaron su currículum, que tuvo momentos de alto nivel, mezclados con parates por las lesiones.

Pues bien, Menseguez hoy es noticia por el giro que le dio a su vida y que detalló en diálogo con TNT Sports. “Me conecté con el servicio, con lo que yo quiero brindar, con el amor propio. Cuando estamos en la linealidad, estamos esperando el reconocimiento, la validación. Y cuando empezás a conectar con vos, te das cuenta de que si vos te amás, afuera va a haber amor. Si hay menosprecio, competencia, va a ser igual afuera. Eso me hizo sentir una liberación. Se te abre más el corazón, tenés más ganas de dar, de compartir. Eso me pasó”, describió.

No tengo tele en mi casa, sólo tengo para que los chicos vean películas; yo no veo nada. Dedico todo el día a la consciencia. No te miento, mis hijos me hablan de fútbol; a uno de ellos mientras hacíamos gimnasia, le di mi mirada. Si él verdaderamente siente que es por ese lado, lo trataré de guiar y de transmitirle lo que uno sabe”, agregó.

Menseguez y su amigo Osmar Ferreyra, en un entrenamiento de River. En su última etapa, fueron criticados por haber llegado de la mano de Ramón y Emiliano Díaz. Finalmente, terminaron consagrándose campeones
Menseguez y su amigo Osmar Ferreyra, en un entrenamiento de River. En su última etapa, fueron criticados por haber llegado de la mano de Ramón y Emiliano Díaz. Finalmente, terminaron consagrándose campeones

Respecto de su trayectoria, que inició de manera vertiginosa, opinó: “Cuando me fui a los 19 años a Alemania, hubo una cierta complacencia en la que dije ‘ya está’. Veía que había mucha competencia y falta de unión en el Wolfsburgo, no podías hablar mucho más que con los argentinos. Creo que ahí me fui autoboicoteando y no pude ser más grande en el fútbol”.

Desde su nueva óptica, el fútbol no escapa a su mirada crítica: “Es una parte del todo, tiene que haber un salto en todo sentido; en lo social, en lo humano... El fútbol es parte de la distorsión que tenemos en la humanidad. Pero el primer cambio es hacia adentro, hacia uno, en qué me quiero convertir. Si decís: ‘Quiero cambiar el fútbol’, primero la transformación es en uno”.

A San Lorenzo también llegó de la mano de Ramón Díaz. Las lesiones lo persiguieron y fue cedido a Inglaterra (FOTO NA: N.MOSTEIRIN)
A San Lorenzo también llegó de la mano de Ramón Díaz. Las lesiones lo persiguieron y fue cedido a Inglaterra (FOTO NA: N.MOSTEIRIN)

En tiempos convulsionados en todo el planeta por la pandemia de coronavirus, el Rayo asegura que, una vez que pase, ya nada será igual. “Cuando alguien tiene una experiencia muy límite con la muerte, tienen un despertar. Algunos despiertan para siempre y otros, sólo unos días. Hay muchas personas que van a dar un salto en consciencia y otros van a querer seguir viviendo como vivían y la van a pasar mal, porque la tierra energéticamente está elevando, y como somos energía todos, el que siga con la falta de verdad, o la manipulación, o la competencia, no la va a pasar bien. Es un punto de quiebre a nivel humanitario”, reflexionó.

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