José Meolans: "El éxito no llega por casualidad, no es un pacto con el diablo, es el resultado del trabajo"

"Tenemos que crear buenos deportistas, pero fundamentalmente tenemos que crear buenas personas para nuestra sociedad con principios, con valores y con respeto", asegura el hombre que participó de 4 Juegos Olímpicos

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Jose Meolans en los estudios de Infobae

José Meolans es sinónimo de natación hoy en día en Argentina, pero el inicio del romance con el agua fue una absoluta casualidad: "Yo no estaba predestinado a nadar. Ni a pelear y competir con los mejores del mundo. Intervinieron el azar y la casualidad. Antes de empezar a nadar, probé algún tiempo con el básquetbol, porque mi papá era dirigente de la Federación de Básquetbol de la Provincia de Córdoba. Jugué tan solo unos meses en la Asociación Española y dejé…".

"La casualidad hizo que mis padres, Isabel y Raúl, decidieran comprar una casa que estaba frente al río San Antonio, en Villa Carlos Paz, Córdoba. Y que mis abuelos tuvieran una casa con pileta en Morteros. Así empezó mi nexo con la natación. Mis padres creían que mi hermana Laura y yo teníamos que aprender a nadar sí o sí para no exponernos a riesgos. Yo tenía cinco años", rememora este deportista que nació en 1978. Desde ese entonces su vida se volvió la natación, aunque nunca se imaginó lograr ser parte de cuatro Juegos  Olimpicos (Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008).

Se autodefine como un tipo introvertido, tranquilo y de familia. Al contrario de lo que muchos pueden pensar, no tiene una pileta olímpica en su casa. El campeón, ahora que ya no tiene presión para entrenar, se dedica a las clínicas deportivas y a compartir su experiencia en diferentes espacios.

— ¿Qué aprendiste durante todos estos años?
— A no ser tan ansioso. La ansiedad es como que sale de golpe y no me puedo controlar. Creo que la vida es un aprendizaje constante y trato de ir viviendo en el día a día. Evolucionar fundamentalmente como persona. Tenemos que crear buenos deportistas, pero fundamentalmente tenemos que crear buenas personas para nuestra sociedad con principios, con valores y con respeto. La actitud es el motor determinante. Guarda relación directa con las emociones y es la que finalmente hace posible concretar un sueño. La actitud mental positiva se asienta en el deseo de ganar y en la búsqueda de competitividad basada en la excelencia.

— ¿Qué consejo le das a un joven que quiere hacer una carrera como vos?
— Sentir el gusto por lo que haces. Y entender que si tenés ciertas condiciones hay que potenciarlas, a través de todo lo que puedas hacer de manera conjunta con tu entrenador, y después siendo ordenado, teniendo mucha conducta. Eso es clave.El exito no llega en un abrir y cerrar de ojos. No es parte de un truco de magia ni de un pacto con el gerente del infierno. Es resultado del trabajo.

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— Hablás mucho de visualizar los objetivos…
— Hay que pensar en momentos reales y concretos. Imaginarse el contexto o una competencia, tus rivales, el lugar y el momento. Eso –por lo menos a mí– me ayudaba bastante. No digo que siempre me ha salido bien porque tuve muchos momentos de bajo nivel, pero en la mayoría de las ocasiones eso me hacía ya entrar a un lugar donde tenía que ir a competir un poco más tranquilo y no tan pasado de ansiedad, y de todas esas emociones que se viven previamente a un torneo que hay que controlar. El crecimiento no es algo que se da de un día para el otro. Además de tener una mentalidad ganadora, confianza y ganas se necesita perseverancia, responsabilidad y dedicación. Hace falta mucha práctica y mucha paciencia para crecer.

— ¿Cuánto influyeron tus padres en tu carrera?
— En todo. Mi vieja tuvo mucha incidencia y mi papá también en toda mi carrera deportiva; sobre todo desde la contención. El motor son los padres, no tengo dudas de eso. Muchas veces si no hay un interés de parte de la familia por detrás es muy difícil que el chico continúe. Hay que tratar de buscar un equilibrio, acompañar, estar presente, pero después dejar que cada deportista vaya haciendo su camino acompañado de su entrenador.

— ¿Pensaste en dejar la natación muchas veces?
— 
Muchísimas veces. El día a día a veces te lleva a pensar esto si no tenés bien claro lo que tenés por delante. Si no tenés los objetivos, las metas o el desafío se te hace difícil seguir. Y pensas "se me está pasando la vida". Hay que tener muy claro de que es un deporte que demanda muchísimo esfuerzo, dedicación, conducta, pero sobre todo paciencia, perseverancia y que te tiene que gustar porque sino es muy difícil poder sostenerlo durante tantos años.

— Te escuche decir que para ganar primero hay que perder…
— Creo que a veces la poca tolerancia a la frustración hace muchas veces
de que los chicos dejen de nadar. Van a un torneo y por ahí salen cuartos,
quintos, décimos, y no entienden que es parte también del deporte. Y que en algún momento ese pico de rendimiento va a llegar, vas a poder andar mejor. Le ha pasado a los mejores atletas del mundo esto de perder, de ganar, de subir, de bajar, de estar décimo. Es aprendizaje y saber tolerar; de aguantar y no tirar la toalla. Yo estuve desde el 2001 hasta el 2008 sin poder bajar mi marca. O sea entrenando y entrenando, nunca perdiendo la esperanza, pero a su vez te empieza a generar dudas. Decís: "Entreno un año, entreno dos años, no bajo mi marca, y no la bajo y no la bajo". Es un mucha preparación para 22 segundos, esperas cuatro años de un juego olímpico a otro para 22 segundos y si algo falla, algo que es mínimo ya está, quedaste afuera. El aspecto mental es otra de las claves: compromiso con el entrenamiento, deseos de triunfar, autoestima y autoconfianza son algunas de las esencias que se remarcan en todos los estudios sobre el tema.

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— ¿Te costó mucho retirarte?
— No. Me saqué una mochila de encima. En el año previo a ese momento ya lo venia como masticando. El último año fue justo la finalización de un ciclo olímpico.

— ¿Qué ves en los chicos de hoy en cuanto al deporte?
— Uno muchas veces escucha que no hay ese compromiso, que falta un poco de responsabilidad de parte de los chicos, que los chicos por ahí piensan que todo es muy fácil y es todo lo contrario.

— ¿En qué lo notás por ejemplo?
Lo noto en un ámbito deportivo cuando dicen no me hace falta entrenar tanto o cuando dicen si yo con lo que tengo ya es suficiente. Y no es así porque esas condiciones en un momento se empiezan a igualar con el resto y lo que prevalece es todo lo que venís realizando durante años en cuanto a la preparación, el entrenamiento, descanso, alimentación y todo lo que hace a un deportista.