Roberto corre, salta, se hamaca contra el blindex para arquear el golpe, desliza las plantas de sus pies para llegar a una "chiquita" en la red, transpira. Roberto tiene 51 años y su pareja en cancha apenas 23. En la sesión de entrenamiento tiene enfrente a Fernando Belasteguín y Pablo Lima, uno de los dúos más poderosos y experimentados del planeta que dominaron el circuito durante los pasados cuatro años de punta a punta. Roberto es Roby para todos. No baja la intensidad. Grita, da ordenes y hace salidas de pared asombrosas. Gattiker fue símbolo del padel en los 90, época de su esplendor. Gattiker es leyenda del padel hoy, época de su renacer.
Llenó estadios, fue invitado estelar en los programas televisivos más vistos de la época, viajó por el mundo y las marcas querían tenerlo como el rostro de venta. Con cinco décadas en el documento, sigue tan activo como a los 17, edad en la que pisó una cancha de padel por primera vez sin saber cómo se jugaba.
"Llegué por una casualidad al padel. Fui a jugar un Sudamericano de tenis a Punta del Este en 1984. Lo gané y me quedé a jugar un torneo por dinero que se organizaba en el Casino San Rafael. En el interín un primo mío me invitó a jugar al padel en una de las pocas canchas que había por entonces, en el balneario Zorba. Hizo como una apuesta con una pareja en tenis y padel: eran Pérez Corral y Aubone, que si bien era una persona grande había jugado Copa Davis con Argentina. En el tenis les ganamos ahí nomás y en el padel ellos creyeron que nos iban a reventar porque estaban invictos y yo nunca había jugado al padel… ¡Les ganamos en dos sets! Se armó un lío importante", rememora Roby con Infobae que tuvo un debut exitoso en el Master de Buenos Aires (6-3, 6-7 y 6-1 sobre Grabiel-Poggi), una de las fechas más importantes del circuito mundial de la disciplina que se lleva a cabo desde hace cuatro temporadas en La Rural.
Los Gattiker son un apellido ligado al tenis. Sus primos Alejandro y Carlos se destacaron en el circuito ATP, a punto tal que el "Colo" fue capitán del equipo de Copa Davis a comienzos de los 90 y a fines de esa década. También un tío suyo ganó el "República". Y, como no podía ser de otra manera, él agarró una raqueta de tenis a los 4 años y desde allí no volvería a soltarla. O sí. Hizo el camino lógico desde infantiles hasta una incipiente carrera en el mundo ATP que se vio interrumpida cuando el padel –ese deporte que por entonces tenía apenas 20 años de invención– se cruzó en su ruta.
"Todo el mundo me decía que este deporte había sido hecho para mí porque jugaba con las paredes como si lo hubiese jugado siempre", rememora sobre aquel debut en Uruguay. De una manera impensada, la pelota entre cuatro paredes le empezó a ganar la pulseada al polvo de ladrillo: "Seguía en el tenis ATP, pero el padel empezó a crecer y ya en el 89 había crecido mucho; me empezaron a hacer contratos de paletas y sin darme cuenta dejé el tenis".
Hizo dúo primero con su hermano Eduardo, luego llegó el turno de compartir con Javier Maquirraín –con quien llegó a ser 1 del ranking– y a partir del 92 comenzó a conformar la llamada "mejor pareja de la historia" con Alejandro Lasaigues. "El padel explotó entre el 92, 93, en adelante. Teníamos una exposición increíble. Ganábamos todos los partidos, nos hacían notas. También en esa época ganábamos buen dinero. En Argentina ganaban plata una cantidad grande de jugadores pero era todo más desprolijo. Ahora el circuito está más regulado y se está repartiendo mucha plata", explica Roby sobre aquel furor que lo tuvo como número 1 y conquistando cinco mundiales con Argentina. De empezar a jugar por una casualidad, a transformarse en una leyenda. Todo en un chasquido.
El padel lo catapultó. La gente se fanatizó y él era la referencia. Se hizo amigo del ex presidente español José María Aznar, compartió partidos con el actual presidente argentino Mauricio Macri y es habitual verlo hacer dupla amateur en el Racket Club con Gastón Gaudio, por citar algunos pocos ejemplos. "Conocí muchísima gente. En México jugué con mucha gente importante y también con otra que me atrae mucho porque es de mi palo como los tenistas Carlos Moyá, el Mosquito Ferrero, Sergi Bruguera, era íntimo amigo de Raúl, el jugador del Real Madrid", explica.
Su debut en el Buenos Aires Padel Master
La estela brillante que acompañó al padel en los inicios de los 90 se destiñó lentamente y hacia fines de los 2000 casi que se esfumó. Gattiker desapareció del gran escenario mediático junto con la disciplina. "Acá se había generado una pica con el tenis, una grieta. Y realmente no es así. Son dos deportes maravillosos. Es todo mentira que si jugás al padel te hace mal para el tenis, y viceversa", analiza sobre uno de los motivos del golpe de nocaut que recibió la disciplina. "Explotó solo y creo que nadie lo pudo manejar bien. Nadie sabe bien por qué. Es un deporte para algunos, pero un juego fácil de divertirse para otros. Se lo relacionó a las lesiones, pero en España lo juegan 6 millones de personas hoy en día y nunca se habla de lesiones. Entonces el problema no es el padel. Hace dos años empezó a pegar un rebote de vuelta muy grande y día a día va creciendo. La gente perdió ese miedo; y aparte están apareciendo clubes maravillosos", agrega.
Gattiker empezó cuando el padel era llamado paddle, las paletas eran finitas tablas de madera y no se podía ir a la red apenas se sacaba. Tampoco existían situaciones que hoy son comunes como sacar la pelota por la puerta o las imponentes salidas de pista, algo que él inventó durante un torneo en el Tenis Club Argentino: "Pegaron un smash y me dio tiempo a salir la pelota; casi desde la silla del árbitro la metí por la puerta. Hubo un silencio absoluto hasta que el árbitro dijo "30-15″ y ahí la gente empezó a aplaudir. Fue la primera vez que lo hice".
La leyenda tiene el pelo cobrizo, los ojos claros y apenas unas pequeñas marcas del paso del tiempo en su rostro. No hay mucha distancia entre las facciones del Roby de los 90 y el del 2019. Su estado físico tampoco parece haber sentido las inclemencias de los años. La leyenda viviente es uno más en el circuito argentino y anoche también jugó en la fecha local del certamen mundial tras recibir un wild card: "Todos me dicen la leyenda del padel y yo estoy viviendo un momento maravilloso: fui papá hace seis meses, estoy jugando el torneo. Lo vivo como una broma porque se supone que las leyendas son las que dejaron todo, pero es lindo el reconocimiento. Me sentía incómodo porque los tenistas que ven a Sampras, McEnroe o al que sea le tienen un respeto impresionante por lo que fueron. En el padel no había pasado esto y hace un tiempo empezó un reconocimiento muy grande. Es una caricia al alma. Me gustaría que pase lo mismo con Ale (Lasaigues)".
Gattiker, el que salió campeón de un torneo con la rodilla vendada porque todavía la operación le impedía jugar o aquel que levantó la corona con 40° de fiebre, es el dueño de las hazañas más particulares de un mundo como el del padel que crece a pasos agigantados. Aquella euforia que dominó a Argentina pero se había apagado, logró echar raíces firmes en España. Futbolistas, tenistas, artistas, políticos; todos se animaron a unirse al furor. El circuito mundial creció y se expandió: primero a Argentina, luego a Suecia, y hoy ya suma fechas también en México, Portugal, Gran Bretaña y Brasil. Los torneos reparten bolsas de miles de euros y las transmisiones se expanden por el globo. Roby lleva sobre sus espaldas el nombre de un torneo en Argentina y el de una de las canchas que se montó en La Rural para la fecha del World Padel Tour (WPT), además de participar del campeonato nacional.
Roberto es una celebridad. Un verdadero crack de una disciplina que se ideó a comienzos de los 60 en México y fue parte de una elite en unos pocos puntos de Sudamérica durante décadas hasta que en explotó en los albores de los 90. Malos manejos, desinformación y apuestas fallidas lo hicieron desinflarse mediáticamente, aunque el tiempo demostró que ese fue el cóctel justo para atravesar un proceso de maduración, volver a sus fuentes deportivas y no tan mercantiles. Echar bases sólidas. Como Roby, que con 50 años, más maduro, retornó a sus fuentes: es el número 1 de tenis senior en Argentina en la categoría más 50: "En los últimos cuatro años todo lo que participé, lo gané. Fui inclusive a jugar mundiales. Juego por todos lados. Amo el padel, amo el tenis".
Roby Gattiker en sus comienzos disputando el "partido de la historia"
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