“El objetivo del Mercosur debe ser convertirse en uno de los polos de este mundo multipolar. El planeta se está ‘regionalizando’ y sería una tontería movernos individualmente”, asegura Oscar Laborde, uno de los cuatro vicepresidentes del Parlamento del Mercosur (Parlasur). “No se trata de un problema ideológico, sino práctico: al Mercosur le conviene agruparse”, insiste este integrante de la bancada del Frente de Todos, que condujo el Parlasur entre enero y diciembre de 2020. Ese cuerpo legislativo es la única institución del bloque subregional de la que participan representantes de los cuatro países fundadores (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), de Bolivia (Estado asociado) y de Venezuela, cuya membresía fue suspendida en 2017.
Consultado sobre las últimas decisiones de la Cancillería argentina, Laborde, quien además preside el Observatorio de la Democracia del Parlasur, asegura que la decisión argentina de retirarse del Grupo de Lima “fue correcta”, y agrega: “No fue una medida tomada por una cuestión de prejuicios, sino que nuestro país constató que no se podía avanzar en una agenda positiva que permitiera a los distintos sectores venezolanos sentarse a dialogar”.
Laborde también respalda el ingreso de Bolivia como miembro pleno del Mercosur –su estatus actual es de “país en proceso de adhesión”– y enfatiza que “no puede haber una explicación comercial” que justifique la no incorporación definitiva del país del altiplano al bloque.
A la hora de hablar de Estados Unidos, no duda en afirmar que el país que ahora preside Joe Biden ha tenido un rol activo en los intentos por “desarticular los procesos de integración” en América del Sur. El presidente del observatorio sostiene que el actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, es “un actor político descarado y provocador”. Cita, como claro ejemplo de esa afirmación, la polémica intervención de la OEA en el proceso electoral boliviano de 2020, que desembocó en la salida de Evo Morales del poder. También insiste en que hubo dos auditorías que no llegaron a ninguna conclusión sobre el presunto fraude denunciado por la OEA. “Yo no tengo prejuicios contra Almagro; lo que digo es que, objetivamente, intervino en un proceso institucional y lo distorsionó”.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL BLOQUE
-¿Qué balance hace del Mercosur, al conmemorarse los 30 años del Tratado de Asunción?
-El balance es positivo. Se trata de una instancia de integración comercial, que con el tiempo se transformó en un proceso más complejo. Hubo distintos momentos, que estuvieron en consonancia con el proyecto hegemónico de cada período. En una primera etapa, entre 1990 y 2000, el proyecto tuvo que ver con la integración de los grandes grupos económicos, particularmente los del sector automotriz. Posteriormente, entre 2000 y 2015, hubo un segundo momento que fue, desde mi punto de vista, el más virtuoso. Además de expandirse el comercio intrarregional, se fortalecieron otros aspectos de la integración: el ciudadano, el social y el cultural. De hecho, la creación del Parlasur –que empezó a funcionar a fines de 2006– fue consecuencia de la decisión de profundizar la integración e institucionalizarla. Se dio al mismo tiempo que se constituía el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focen), se creaba el programa Patria Grande de ciudadanía y se aprobaba la patente común. Finalmente, a partir de 2015, con la llegada al gobierno de Macri en la Argentina y de Bolsonaro en Brasil, se buscó desmantelar el proceso de integración y favorecer exclusivamente a los grandes grupos económicos argentinos y brasileños.
-¿Cómo ve el futuro del bloque?
-Lo que se viene en el Mercosur es, por un lado, un acortamiento de las cadenas de valor. Vivimos en un mundo en el que ya no se puede pensar en cadenas de valor muy largas. El simple ejemplo de un buque varado en el canal de Suez, que detuvo parte del comercio mundial, debe hacernos reflexionar. Por otro lado, debemos ir hacia una afirmación del tejido industrial, con el foco puesto en la creación de fuentes de empleo y en una estrategia para exportar colectivamente. En tercer lugar, deberíamos hacer una fuerte apuesta por la tecnología. En ese sentido, debemos seleccionar aquellas industrias que, por ser más virtuosas, nos convendría desarrollar. Allí tenemos que encarar una estrategia complementaria entre los socios del bloque. Por último, tenemos que cambiar el paradigma: ya no podemos pensar el Mercosur solamente con un enfoque “atlántico”. Sudamérica debe concebir su integración como bioceánica.
NUEVO PARADIGMA DE INTEGRACIÓN PARA EL MERCOSUR
-Se suele afirmar que los países sudamericanos del Pacífico tienen una economía más abierta al mundo, mientras que los del Atlántico, particularmente Argentina y Brasil, son más proteccionistas. ¿Es posible integrar ambos bloques?
-Yo creo que el Mercosur y la Alianza del Pacífico deben integrarse. Un ejemplo concreto son los corredores bioceánicos. Durante mi presidencia del Parlasur, impulsé dos seminarios web sobre el tema. Tengamos en cuenta que la “ruta de la seda” china va a pasar por nuestro continente. Por eso, es mejor que encaremos una estrategia conjunta. A los sectores agroexportadores, por ejemplo, les interesa que nuestro territorio sirva exclusivamente como una “autopista” para el tránsito de un puerto a otro puerto. Desde una concepción nacional, en cambio, debemos apuntar a una vinculación multimodal con todos nuestros sistemas de conexión, tanto viales como ferroviarios. Es fundamental considerar que no va a haber un solo paso bioceánico, sino que habrá varios pasos interconectados. También hay que pensar cómo conectar la Hidrovía con estos corredores. Una estrategia conjunta tendría que servirnos, también, para desarrollar las economías regionales.
-Un tema muy debatido es el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). ¿Cree que hay que volver a discutirlo?
-La expresión “libre comercio” parece agradable, pero implica que ambas partes comercian mutuamente todo tipo de productos. Me pregunto: ¿no sería mejor establecer algún tipo de restricción e impulsar determinados sectores productivos para que haya cooperación entre ambos bloques? Creo que hay que volver a discutir los términos de ese acuerdo. En rigor, lo que hubo fue un anuncio mediático, que realizó el entonces canciller Jorge Faurie al cabo de una reunión técnica. Se festejó un acuerdo que aún no había sido ratificado por los 27 Parlamentos de la Unión Europea. Era solo una base de discusión. Desde mi punto de vista, hay que analizarlo seriamente y determinar qué nos conviene venderle a Europa y qué le conviene a Europa vendernos a nosotros.
-¿Está de acuerdo con la decisión del gobierno argentino de retirarse de las mesas de negociación de nuevos acuerdos comerciales del bloque?
-Fue una decisión correcta. Debemos partir de la base de que la esencia de un acuerdo de unión aduanera es trabajar en conjunto. El Mercosur no debe convertirse en una plataforma para hacer negocios. Es un proceso de integración y, como tal, debe ser tratado con seriedad. Antes de firmar un acuerdo, debemos analizar cómo afecta a los distintos sectores productivos. No debe ser una negociación impulsada por la conveniencia de un determinado país o, incluso, de un sector específico de un país. En el caso del acuerdo con la UE, puede ser interesante para los sectores agroexportadores, pero se ven perjudicados los sectores industriales tanto argentinos como brasileños.
* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF.
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