Su cabello era un desorden salvaje y la falda llegaba hasta la cintura, pero el mambo que Brigitte Bardot bailó en Y Dios creó a la mujer causó sensación de la noche a la mañana en los conservadores años cincuenta. Bardot creó el mito de la “sex kitten”, que indignó a los censores franceses.
La escena, a la vez inocente y provocadora, encarnó una inminente revolución sexual. Bardot, quien falleció a los 91 años, nunca logró desprenderse de esa imagen ni realmente lo intentó.
Rodada en 1956 en Saint-Tropez, lugar que más tarde sería su hogar y refugio, “Y Dios creó a la mujer” siguió siendo uno de sus grandes recuerdos del cine.
En una entrevista por el 60 aniversario de la película de Roger Vadim, Bardot contó que Saint-Tropez era entonces “un pueblo auténtico, todavía muy alejado de las multitudes frenéticas, lleno de encanto, pescadores y acento del sur”.

Dijo que odiaba cuando terminó el rodaje y tuvo que separarse de Vadim, quien cuatro años antes se había convertido en el primero de sus cuatro maridos.
En su mambo febril, Bardot, quien interpretaba a la despreocupada Juliette, conquistó a tres pretendientes, interpretados por Jean-Louis Trintignant, Christian Marquand y Curt Jurgens.
Por primera vez en el cine francés, una mujer expresó su deseo en igualdad de condiciones con un hombre.
Los defensores de la moral se escandalizaron y los censores exigieron cortar algunas escenas sugerentes, incluida una de sexo oral a una mujer. Pero “BB”, como se la conoció en su país, se volvió un modelo para muchas mujeres francesas.
En la vida real, Bardot mostró en público la misma libertad que Juliette: “una chica de su época, libre de todo sentimiento de culpa, de todos los tabúes impuestos por la sociedad”, según Vadim.
“Con su carácter libre y su autonomía sobre su cuerpo, hablaba a las mujeres de esa época. BB fue uno de los símbolos poderosos en un período de ascetismo, con ganas de sacudir las cosas”, explicó Françoise Picq, historiadora del feminismo.
Sesenta años después del estreno de “Y Dios creó a la mujer”, Bardot seguía divertida por el escándalo que provocó. “Era gracioso porque, al final, no tiene nada de chocante”, dijo.
“El mambo que bailé fue completamente improvisado. Di rienda suelta a mis instintos. Bailé como sentí, cautivada por la música, ¡eso es todo!”

Pero Bardot, criticada después por sus posturas de extrema derecha y condenada cinco veces en los tribunales por sus declaraciones, afirmó que no buscó ser una abanderada de la emancipación femenina que la película ayudó a inspirar. “Me da igual”, dijo en la entrevista de 2016.
Proteger a los animales, su pasión en la última etapa de su vida, era mucho más importante.
En 2018, Bardot criticó la campaña #MeToo que denuncia los abusos contra las mujeres.
“El feminismo no es lo mío”, dijo en otra entrevista a comienzos de ese año, al defender al actor francés Gérard Depardieu antes de que fuera hallado culpable de agresión sexual.
“Nunca fui amiga de los pensamientos complicados y amé este papel que fue escrito especialmente para mí”, dijo en la entrevista de 2016.

El fenómeno BB que creó la película “me golpeó como una tonelada de ladrillos”, declaró, y agregó que jamás esperó ese éxito.
Vadim sostenía que dejó que Bardot “interpretara, con sus defectos y virtudes, a un personaje que no era exactamente ella, pero que correspondía a su naturaleza”.
“Me parecía que Vadim era sublime, pero nunca habría pensado que se enamoraría de mí”, dijo sobre el director. “Todo lo que aprendí, lo aprendí con él”.
Pero “Y Dios creó a la mujer” marcó el principio del fin de su relación. La pareja se divorció el 6 de diciembre de 1957, un año después del estreno de la película. Durante el rodaje, Bardot se enamoró de Trintignant.
“La película fue nuestro hijo artístico. Fue una manera maravillosa de separarse”, dijo Vadim.
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