FIMBA 2022: clásicos, vanguardias y ensueños sinfónicos bajo el cielo de Bariloche

Músicos de gran nivel y conciertos exquisitos resaltaron en la vuelta presencial del tradicional Festival Internacional de Música, que comenzó el pasado miércoles 25 y concluye este domingo, en distintos escenarios de la bella ciudad rionegrina

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Un cruce excepcional: el pianista entrerriano Carlos “Negro” Aguirre y el guitarrista israelí Yotam Silberstein (Eugenia Neme - Télam S.E.)
Un cruce excepcional: el pianista entrerriano Carlos “Negro” Aguirre y el guitarrista israelí Yotam Silberstein (Eugenia Neme - Télam S.E.)

Desde Bariloche. Dos festejadísimos recitales del dúo Baglietto - Vitale, el exquisito abordaje de la OFRN (Orquesta Filarmónica de Río Negro) de un repertorio que va de Dvořák y Mozart a Arvo Pärt y el argentino Gabriel Sivak, la sutileza que destilan el entrerriano Carlos “Negro” Aguirre y el israelí Yotam Silberstein, la excelencia del chelista Stanimir Todorov al servicio de Bach son algunos de los grandes momentos que ya atravesó el FIMBA 2022 (Festival Internacional de Música Bariloche), que comenzó el pasado 25 de mayo y sigue hasta este domingo 29.

Creado en 2019 con la idea de generar un espacio de intercambio entre propuestas musicales de diferentes géneros y estilos, en su tercera edición el festival vuelve a intervenir el paisaje de la ciudad patagónica, donde el frío no parece importarle a quienes mantienen sus expectativas a resguardo de las bajas temperaturas mientras aguardan por entrar a la Catedral local o al teatro La Baita donde, finalmente encuentran recompensa.

Día 1: Baglietto - Vitale y un exquisito combo sinfónico

Alrededor de 700 personas que el miércoles a las 19 estallaron en una ovación para recibir a Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto, que abrieron un nuevo episodio de su celebración de 30 años con una versión vibrante del Himno Nacional Argentino, para enseguida descargar un arsenal de canciones “inoxidables” transitadas por el dúo durante las últimas tres décadas y, en más de una ocasión, convertir la sala en un inmenso Karaoke.

Dios y el diablo en el taller, Príncipe del manicomio, DLG, Par mil… Apenas el inicio del recorrido por un repertorio en el que los géneros se desdibujan. Todo, al fin de cuentas, lleva la marca de la ya madura sociedad musical que, respaldada por Julián Baglietto desde la batería, logra conectar a Rubén Blades con Violeta Parra, Ástor Piazzolla, Cátulo Castillo y Atahualpa Yupanqui con una solidez arrasadora.

Foto: Chiwi Giambertone
Foto: Chiwi Giambertone

El plan va en perfecta sintonía con la impecable puesta de luces, destinada a resaltar pasado y presente de clásicos como La última curda, o Piedra y camino con el cantante haciendo de guitar hero al mando de una Gibson SG y el tecladista rescatando sonidos que resuenan a un Pescado Rabioso actualizado, a la par de otros como El témpano o Tratando de crecer, con un final de aplauso interminable.

Poco después, a tan sólo 800 metros de allí, la Filarmónica de Río Negro, bajo la batuta de Martín Fraile Milstein, ideólogo principal del FIMBA, que es organizado por la Secretaría de Gobierno de Cultura de Río Negro con el apoyo de EMPROTUR (Ente de Promoción Turística de San Carlos de Bariloche), daba inicio en la Catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapi a su primera participación, con un programa a prueba de fronteras estilísticas, tras la interpretación del Himno.

(Eugenia Neme - Télam S.E.)
(Eugenia Neme - Télam S.E.)

La Silouans Song, del compositor estonio Arvo Pärt primero, enseguida la Serenata para cuerdas en Mi mayor, Op.22, del bohemio Antonin Dvořák, cuyo legado regresaría al centro de la escena al final con una cálida interpretación de la pieza Silent Woods, y entre ambas, el “casi estreno” nacional de Descaminos, obra para violoncello solista -rol asumido por Stanimir Todorov- orquesta de cuerdas y percusión, de Sivak.

Compuestas en 1991 la primera, entre 1875 y 1884 las segundas y recientemente estrenada a nivel mundial la última, juntas conformaron un programa que logró captar la atención del público que completó la capacidad del edificio, obra maestra de Alejandro Bustillo inaugurada en 1946 y parte esencial del patrimonio barilochense.

(Eugenia Neme - Télam S.E.)
(Eugenia Neme - Télam S.E.)

Escenario ideal, además, para que el cuerpo orquestal provincial, creado en 2014, exprima al máximo y en el mejor de los sentidos su capacidad de incorporar al público al universo de lo que está sonando. Tal vez sea esa vocación que tienen sus integrantes por tocar con el cuerpo y que la experiencia no quede reducida a una cuestión de dedos y cuerdas, la que establece una conexión especial con quienes están del “otro lado del mostrador”.

Párrafo aparte para la participación de Todorov, siempre dispuesto “hermosar” todo aquello que pasa por esa mágica combinación que existe entre sus dedos y las cuerdas de su cello.

Día 2: entre el litoral, el Medio Oriente, la vanguardia y los clásicos de siempre

Pensado como una convocatoria que trasciende lo que sucede en los distintos escenarios en los que se desarrolla, el FIMBA ofrece además la posibilidad de entrar en contacto con algunos de los artistas en el ámbito de clínicas y masterclasses, este año a cargo de Carlos Aguirre, Emiliano Linares, Gabriel Sivak, Ana Prada y Adrián Iaies; los dos primeros, protagonistas de la programación de la segunda jornada, y los dos últimos de la tercera y cuarta.

Justamente fue el “Negro” Aguirre quien, junto a el israelí Yotam Silberstein, abrió el juego en la tarde-noche del jueves, en La Baita, al mismo tiempo que su coterránea María Silva hacía lo propio en el Centro Cultural Estación Araucania, justo frente al Nahuel Huapi, en el kilómetro 11 de la avenida Exequiel Bustillo.

(Eugenia Neme - Télam S.E.)
(Eugenia Neme - Télam S.E.)

Apenas unos pocos instantes de ese mantra pianístico sobre el que transcurre Fairytale, tema que abre el álbum En el jardín, publicado en 2020, fueron suficientes para crear el marco casi hipnótico en el que ambos músicos desanduvieron buena parte de ese trabajo que los unió en una química íntima y profundamente expresiva. En esa interacción se funden elementos del folclore argentino, de la músicas brasileña y de Medio Oriente, entre otras.

Del mismo modo que a lo largo de piezas como Nuevos viejos amigos, la bellísima En el jardín y Joao, entre otras, se resumen influencias que bien remiten a Egberto Gismonti, Pat Metheny o a algunos de los Gilbertos más famosos de la historia de la música, pero bajo el formato de un discurso propio que cautivó al publico de principio a fin, en un clima de amorosa intimidad.

En una entrevista de 2006, Horacio Lavandera, por entonces un adolescente, me dijo que todos los músicos del mundo, cada mañana al despertar, deberían elevar una oración de agradecimiento a Johann Sebastian Bach. Aquella “recomendación fue lo primero que pasó por mi cabeza ni bien la Filarmónica rionegrina y el Tous Ensemble hicieron sonar el comienzo de la cantata Christ lag in Todes Banden, BWV 4 (Cristo yacía amortajado).

La única corrección que habría que hacer a aquella sentencia del notable pianista argentino, es que no solo los músicos deberían agradecer cada día al compositor, cuya obra encontró en la Catedral el ámbito ideal para que la experiencia de su interpretación fuera completa.

“Sólo hay registro de que el hijo menor de Bach, Johann Christian, llegó a conocer a Mozart. Pero ahora sabemos que Johann Sebastian y Mozart también se encontraron, en Bariloche en 2022″, bromeó, palabras más palabras menos, el director del ensamble, Emiliano Linares, al presentar el segundo tramo del concierto, la Misa de coronación para coro, solistas (Soledad Labanda, Roxana Deviggiano, Francisco Bugallo y Walter Shwartz) y orquesta, K.317.

“Levanten la mano los que cantaron o cantan en algún coro”, sorprendió Linares tras el generoso aplauso que coronó la interpretación de la obra de Mozart. “Bueno, los que hayan cantado alguna vez o sepan el Ave Verum Corpus pueden sumarse al coro para que lo cantemos juntos”, invitó enseguida, abriendo las puertas a un cierre emotivo que borró la distancia entre artistas y público, en una nueva ratificación del espíritu de intercambio que postula el FIMBA. El mismo que trasuntó la presentación, en el coqueto y flamante escenario de la Biblioteca Sarmiento, del Trío Trepún, formado por integrantes de la Filarmónica de Río Negro.

Foto: Chiwi Giambertone
Foto: Chiwi Giambertone

Toda una experiencia sonora, coreográfica y audiovisual desarrollada en plan solista y en conjunto entre marimbas, complejos sets de percusión, redoblantes y vibráfonos por Facundo Catalán, Carla Jensen y Antonella Lardani sobre obras de Mark Ford (Afta Suba), Javier Álvarez (Temazcal), Carlos Paseggi (Coena rudimentalis, Rooms and Shadows y Buenos Aires 2 scenes) y el estreno de Round 7, de Lisandro Parada.

Algo me comenta en privado el director de la OFRN, Fraile Milstein, acerca de cómo los integrantes de la orquesta se sienten contenidos en un espacio en el que pueden hacer aquello que los hace felices. Y se me ocurre responderle además de la contención, la libertad es algo que se percibe en cualquier tipo de proyecto en el que se los vea actuar.

Día 3: de más allá del Plata y los Andes y el espíritu de La Fusa

El encuentro en escena de la uruguaya Ana Prada y el dúo chileno Yorka fue una de las convocatorias principales de este viernes 27. Una “extraña pareja” de tres respaldada por el contundente apoyo orquestal de la Filarmónica al mando de Fraile Milstein, una vez más uniendo mundos musicales diversos, pero no ajenos.

Apenas un par de horas antes, en el Camping Musical Bariloche Stanimir Todorov había dejado flotando en el aire los sonidos de las suites para chelo 2, 4 y 5 de Bach; y sólo un par después, la catedral fue testigo de una nueva participación del Tous Ensemble, esta vez con un repertorio del Siglo XX íntegramente cantado a capela.

Foto: Chiwi Giambertone
Foto: Chiwi Giambertone

Para su recta final, el FIMBA aún tiene por delante la presentación por duplicado de Toquinho para hacer 50 años en La Fusa, acompañado por Gabriel Sivak en piano y la Filarmónica de Río Negro; un set de solo piano de Adrián Iaies; la Despedida de Opus Cuatro, el viaje musical de la pianista polaca Anna Miernik; el trapero local Tobi con su banda y las cuerdas de la orquesta y la Camerata Juvenil Bariloche junto a el maestro Todorov.

Un programa tan nutrido como variado que va en línea con la premisa de crear nuevas audiencias y que a medida que se va convirtiendo en pasado invita inmediatamente a pensar cómo será la próxima edición del Festival, en su camino a convertirse, sin dudas, en un clásico de la región y más allá.

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