Martín Buscaglia: “El poder de hacer una canción preciosa está en todos nosotros”

El músico uruguayo, parte de una familia clave en la cultura montevideana de los últimos 50 años, dialogó con Infobae Cultura sobre su nuevo disco irónicamente titulado “Basta de música” y el encanto de las melodías y las palabras

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Martín Buscaglia
Martín Buscaglia

“Y es que a uno lo largan a andar y comienza a hacerlo torpemente… Y la cosa está en elegir cuál es la vida y cuál es la flor”. Martín Buscaglia repite de memoria el poema de su padre Horacio “Coto” Buscaglia, grabado en el mítico disco Musicasión 4 1/2 de 1971. Los ojos celestes y el pelo rubio, que heredó de su abuelo croata, parecen brillarle mucho más. La claridad de la luz baña toda la habitación de su casa en Montevideo. “En esa frase lo dijo todo. Es muy emocionante”, dice Martín a través de la pantalla del zoom, antes de su llegada a Argentina para presentar su último disco Basta de música. Esos textos cortos y memorables de su padre Horacio Buscaglia, conocidos como “mojones”, formaban parte de aquel álbum que revolucionó la escena montevideana donde participaban El Kinto con Eduardo Mateo y Rubén Rada, Urbano Moraes y Diane Denoir, entre otros. El álbum será reeditado por el sello de Juana Molina. La noticia la dio Buscaglia en sus redes. “Ese disco está siempre en mí. Es una máquina del tiempo”, dice.

Martín es hijo musical de toda esa generación del candombe beat de finales de los sesenta. Su padre Horacio Buscaglia, poeta, dramaturgo, publicista, militante, comunicador, compuso canciones junto a Eduardo Mateo como “Príncipe azul”, un clásico de la música uruguaya. Su madre, Nancy Guguich, que falleció el año pasado y dejó un disco grabado con Los Cantacuentos que Martín está produciendo, lideraba el colectivo Canciones para no dormir la siesta, agrupación seminal de la música infantil y espacio de resistencia durante la dictadura. En ese ambiente bohemio del barrio de Pocitos se crió. La base de operaciones del cantautor sigue estando por allí, en una zona donde confluyen Villa Dolores, La Mondiola y Pocitos. “Es un barrio de larga estirpe musiquera. Aquí cerquita vive Mandrake Wolf, que escribió ese himno under que habla de los boliches de este barrio”, dice el músico nacido en 1972.

Basta de música, el nuevo disco de Martín Buscaglia
Basta de música, el nuevo disco de Martín Buscaglia

Buscaglia viene a presentar Basta de música, su último álbum editado en 2020 por el sello Años Luz Discos, con una serie de shows: el jueves 3 y viernes 4 en La Tangente, el sábado 5 en Casa Cultural C’est la vie de La Plata y el domingo 6, en Distrito 7 de Rosario. “Voy a tocar sólo con mi guitarra. Es esa cosa antiquísima, la de toda la vida, mucho más emotiva”, anticipa. La nueva producción grabada con pocos elementos, máquinas de ritmo, guitarra acústica, piano, samples disparados por un Yamaha SU700, forma parte de ese collar de perlas de una discografía tan excitante como solar: Llévenle (1997), Plácido domingo (2000), El evangelio según mi jardinero (2006), Temporada de conejos (2010), Somos libres (2014), El pimiento indomable con Kiko Veneno (2012), y Experiencias Musicales, a dúo con Antolín (2015).

Las once nuevas canciones no solo confirman su linaje artístico familiar, sino que irradian su propia luz al lado de esa categoría de artistas modernos para su tiempo: Eduardo Mateo, Fernando Cabrera y El Príncipe Gustavo Pena. En abril de 2020 el diario El País de Uruguay difundió una lista con los mejores cincuenta discos de la historia de la música uruguaya. El evangelio según mi jardinero (2006) salió mencionado entre los discos de la historia grande de ese país.

Su más reciente trabajo ganó el Premio Graffiti en Uruguay por mejor álbum pop y cosechó elogios de la crítica. Sus canciones nuevas son como origamis de belleza singular. Miniaturas de líneas melódicas puras y ritmos asimétricos, fábulas surrealistas de humor absurdo y estampas de la vida moderna, que funcionan como ofrendas a sus dioses musicales: Mateo, Jorge Ben Jor, Rada y Roberto Carlos. Toda la información acumulada en esa bitácora personal -su colección de vinilos, sus lecturas (la que terminó anoche: Una novela rusa de Emmanuel Carrère)- está pasada por el filtro del swing bailable y forman un cuadro cubista de la música popular uruguaya con trazos de candombe, milonga, tropicalismo brasileño, funk, psicodelia andina, hip hop, reggaetón y cultura pop. “Hablar es traducir. Traducir es componer. Componer es improvisar. Improvisar es pensar”, canta Buscaglia en Dos Patos, de su último disco. Una manera de decir: la música como un haiku para cantar en la ducha.

Julieta Venegas y Martin Buscaglia
Julieta Venegas y Martin Buscaglia

Basta de música tiene una síntesis en cuanto a letras y arreglos musicales, donde ronda una idea de la canción como himno.

—Eso es adrede pero son los años. Son enseñanzas entre otros maestros de Kiko Veneno y Roberto Carlos. Cuando me sumergí en la música brasileña, que fue una gran maestra para mí, escuchaba Hermeto Pascoal y Egberto Gismonti. Después me fasciné con el tropicalismo y el cerebro de Gilberto Gil, Caetano Veloso y Tom Zé, y la poesía concreta del rock. Pero ahora a los que sigo son a Erasmo y Roberto Carlos y Jorge Ben Jor. Los venero de verdad. Hay una cosa que siempre me molestó y es intentar hacer algo vanguardista, que es lo que hay que hacer, pero poniendo cara de rompedor y a la que sólo podés entrar si sos de una élite. Esto se trata de música y lo que más me gustaría hacer es una canción como la de Roberto Carlos, cantarla en la ducha, que no se agote nunca, que sea nueva y, al mismo tiempo, suene como si se hubiera compuesto hace siglos.

—Sos un hombre criado mayormente en el siglo XX, pero tu música tiene data de tu tiempo.

—Sí, mi música habla de este tiempo lo quiera o no. Me parecería un poco triste, como esos insectos que quedan atrapados en un ámbar, si la cosa fuera que solo remite a un tiempo pasado. Es música de hoy hecha por un tipo que está cerca de los cincuenta. Puedo tomar cosas del trap pero no me haría el tatuaje de una frase en la cara, y también puedo tomar cosas de una banda de sonido de una música griega de los sesenta. Eso también me habla a mí. Entonces eso es la música, la fuente de la juventud y la máquina del tiempo. Me siento en el siglo XXI, pero también estoy cerca de un Lord Byron del siglo XIX. Hay cosas de esos polifacéticos aventureros que me gustan.

Martín es hijo de Horacio Buscaglia y Nancy Guguich, personajes clave de la cultura uruguaya de los 70 (Agustina Klix)
Martín es hijo de Horacio Buscaglia y Nancy Guguich, personajes clave de la cultura uruguaya de los 70 (Agustina Klix)

En definitiva tu oficio de hacer canciones no deja de ser esa vieja historia de alguien cantando alrededor de un fuego.

—La naturaleza es sabia. Le llevó mucho tiempo armar este combo para que las cosas funcionen, y en este combo que armó está la música. Tanto para generarla como para recibirla. Todos las generamos y recibimos. No existe el músico que no escucha música. No existe el melómano que no tarareé una canción. El poder de hacer una canción preciosa está en todos nosotros. Hacer muchas quizás ya requiere otras dotes, pero la posibilidad viene incluida en nuestro kit.

En una nota decías que no creías mucho en eso de la música buena y mala.

—Me sirve toda la música, incluso la que no me gusta para darme cuenta la que me gusta, incluso la que me resbala porque detestaría que me pase algo así. Necesitás que haya cosas que te disgustan para avanzar hacia las cosas benéficas y poderosas. Si pensás que una música es boba o maligna, lo primero que habría que hacer es ponerse un espejo delante.

¿Por qué te tomaste diez años para sacar un disco de canciones nuevas?.

—Trato de hacer un disco cuando siento que tiene poderío, que es una comida que está buena y es contundente. También soy de otra época. Veo colegas muchos mas jóvenes que tienen una cosa mucho mas prolífica porque es más fácil hacer un disco ahora, sacarle una foto y subirlo. No necesariamente está mal. Es un signo de los tiempos. Eso también es parte del engaña pichanga de la libertad de las redes y que te ofrecen en tu casa todos los medios pero en realidad a cambio te piden que vos alimentes eso todo el tiempo: “subí una foto o una canción ya, porque sino no vas a existir”. Mentira. El arte se cuida así mismo. Hay artistas que sacan discos sin parar y gente como Leonard Cohen que sacaron ocho discos en su vida. Tiendo a ese tipo de artistas que sacan pocos discos que brillan en un collar.

Martín Buscaglia se presentará en Buenos Aires, La Plata y Rosario
Martín Buscaglia se presentará en Buenos Aires, La Plata y Rosario

Basta de música va a cumplir dos años. ¿Lo volviste a escuchar?.

—Es el único disco que junto con el de Antolín puedo escuchar disfrutándolo. Los otros me gustan pero no los pongo jamás de motus propio. Este pongo el vinilo y lo puedo escuchar más adherido a mí. Tiene un sonido con el que estoy cercano y no me extrañaría que un disco futuro compusiera una especie de biología con este disco en cuanto a sonoridad, arreglos, y al énfasis en el tipo de hondura de la interpretación y las letras. Es una cosa que me di cuenta después de haberlo hecho. Veo una especie de trilogía en Plácido Domingo, El evangelio... y Temporada de conejos. En cambio siento que este álbum todavía tiene más cosas para sacar de ese arcón de sonidos.

¿Qué pensás del paso del tiempo en tus discos más viejos?.

—Es divino saber que esos discos se siguen escuchando. Me gusta que este disco y que todos los discos muestren la edad que tenía cuando los hice. Que eso se note. Me gusta ver que es un camino y que se va armando un collar. Es una fantasía que no se va a realizar pero pienso que podría dejarlo acá y estaría bueno. Es un collar que cualquiera podría probarse y decir: “opa, mirá que bien se siente”. Me gusta sentir que ya tengo eso, una obra.

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