
James Ensor (1860-1949) fue un artista belga que participó en los movimientos de vanguardia de comienzos del siglo XX y que influyó en el expresionismo y en el surrealismo. Se destacó por la originalidad de su obra y se lo relaciona con el grupo artístico Los XX, integrado por veinte pintores belgas, dibujantes y escultores, creado en 1883 por el abogado, editor y empresario de Bruselas Octave Maus. Durante diez años, estos vingtistes, como se llamaban a sí mismos, celebraron una exposición anual de su arte; cada año se invitaba también a otros veinte artistas internacionales a participar en la exposición; entre los invitados más destacados se encontraron Georges Seurat, Camille Pisarro y Vincent van Gogh.
Ensor nació en la ciudad de Ostende, donde vivió casi toda su vida. Ostende es la ciudad más grande en la costa de Bélgica y tiene un aire de majestuosidad ligado a la realeza que se remonta a mediados del siglo XIX, cuando en 1831 fue coronado allí Leopold I de Bélgica, el primer rey de ese país. El elevado estatus de este enclave marítimo es confirmado por sus elegantes parques y por exhibir monumentos reales como el Sint-Petrus-en-Pauluskerk, templo principal de la ciudad.
La fiesta más importante de la ciudad es el Carnaval de Ostende, que se celebra durante tres días con un gran abanico de actividades. Una de las ceremonias principales es el nombramiento de los Reyes de Carnaval en el ayuntamiento, luego de la cual se realiza un recorrido con linternas que culmina con la quema de la mascota del carnaval llamada Tjannie Carbon. Además, se lleva a cabo el desfile de carnaval infantil y el Gran Desfile, con la participación de bandas musicales, comparsas, bailarines, carrozas y grandes y ostentosos disfraces multicolores de variadas temáticas.

¿Habrá sido una fiesta popular de ese calibre lo que representa Ensor en su pintura Música en Vlaanderenstraat? En la obra se muestra la calle Vlaanderenstraat, de Ostende, colmada por músicos en un multitudinario desfile. Finalizado en 1891, este cuadro de 23,8 por 18 centímetros integra con el número 2330 la colección del Museo Real de Bellas Artes de la ciudad belga de Amberes.
Es probable que esta pintura refleje uno de los momentos del carnaval, dado que, según las crónicas de la época, Ensor era muy afecto a esta celebración. Uno de sus mayores placeres era disfrazarse con máscaras y andar aullando por las calles de Ostende. Su madre comandaba una tienda en la que, entre otras cosas, se vendían máscaras para los carnavales, arlequines, demonios y cabezas de animales, así que James tenía muy a mano material para inspirarse y lucirse en esos festejos. Entre las muchas obras en las que representó los festejos del carnaval de su ciudad se encuentra precisamente Carnaval en Flanders, de 1931.

James Ensor fue uno de los grandes impulsores de lo que hoy se conoce como el Baile de la Rata Muerta, uno de los grandes bailes de disfraces que se celebran durante el Carnaval de Ostende. Este baile de máscaras tiene lugar cada año (el sábado siguiente al martes de carnaval) en el Casino de Ostende. Fue el propio Ensor quien lo creó en 1896 en recuerdo de la visita que dos años antes hizo con sus amigos al cabaret parisino “La Rata Muerta”.
Él y sus amigos ya habían visitado algunos locales de Montmartre, por lo que al llegar a “La Rata Muerta” los músicos ya se habían marchado. Sin embargo, tomaron el piano del local y montaron una gran fiesta, que quisieron trasladar anualmente a Ostende bajo el mismo nombre. Los participantes en este baile deben ir ataviados con máscaras y disfraces, y durante el mismo se lleva a cabo un concurso para elegir la mejor máscara y el mejor disfraz. Para la mayoría de los lugareños es el acto central del carnaval, aunque curiosamente se celebra cuando en otros lugares ya ha concluido esta fiesta.
Ensor había sido un mal estudiante, que abandonó la escuela a los 15 años de edad para comenzar a formarse con dos pintores locales. Expuso por vez primera sus obras en 1881, y hasta 1917 tuvo su estudio en el ático de la casa de sus padres. Durante la última década del siglo XIX, la mayoría de sus obras fueron rechazadas por escandalosas, pero sus pinturas continuaron siendo expuestas y gradualmente fue ganando aceptación y renombre.

Especialmente rechazado fue su cuadro La entrada de Cristo a Bruselas (1889), donde Ensor representa una gran multitud carnavalesca con máscaras grotescas que avanza hacia el observador. Dentro de la multitud pueden identificarse políticos belgas, personajes históricos y parientes del propio artista. Cristo está montado sobre un burro, casi perdido entre el tumulto; aunque Ensor era ateo, se identificaba con Cristo como una víctima de las burlas. Este cuadro fue rechazado también por el grupo Los XX, y fue expuesto recién en 1929. La obra es considerada una precursora del expresionismo. Por la misma época, en 1889, Ensor pintó su Autorretrato con máscaras, donde se representa a sí mismo con la cara descubierta y vestido de forma elegante entre una multitud de máscaras.
Hacia 1920, participaba en grandes exhibiciones. Recibió honores oficiales, como el título de barón, en 1929, por parte del rey Alberto I de Bélgica, y la condecoración con la banda de la Legión de honor en 1933. En la primera década del siglo XX su producción de nuevas obras fue disminuyendo por haberse concentrado cada vez más en la música; a pesar de que no tenía entrenamiento musical, era un hábil improvisador con el armonio y pasaba mucho tiempo tocando para sus visitantes. El compositor Flor Alpaerts le dedicó su Suite de James Ensor.
Mientras que las primeras obras de Ensor muestran escenas realistas en un estilo sombrío, su paleta posteriormente se aclaró y prefirió temas progresivamente más extraños. En Esqueletos peleándose por un hombre ahorcado (1891) se muestran figuras con máscaras grotescas inspiradas en las que se vendían en la tienda de regalos de su madre. Temas tales como carnavales, máscaras, marionetas, esqueletos y alegorías fantásticas son dominantes en la obra de madurez de Ensor. Atraído por las formas, colores brillantes y el potencial de impacto psicológico de las máscaras, creó un formato en el cual podía pintar con total libertad.

Sus obras se encuentran en varias colecciones públicas, principalmente en el Museo de Arte Moderno de los Museos reales de Bellas Artes de Bélgica en Bruselas, el Museo Real de Bellas Artes de Amberes y el Museo de Bellas Artes de Ostende. También hay obras importantes de Ensor en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Orsay en París.
James Ensor fue homenajeado por pintores contemporáneos y por otros artistas. Algunas referencias a su obra y a su figura pueden encontrarse, por ejemplo, en el capítulo 108 de Rayuela de Julio Cortázar, donde se lo nombra cuando el héroe principal, Oliveira, está describiendo a una clochard, y en la película Manhattan de Woody Allen, de 1979, en la que Yale, un personaje secundario, tiene un póster de Ensor en su habitación.
Ensor murió en Ostende, la ciudad donde había nacido y donde desarrolló su obra artística, el 19 de noviembre de 1949, tras una breve enfermedad.
SEGUIR LEYENDO
Últimas Noticias
Cinco grandes obras de Frank Gehry en Santa Mónica, Bilbao, Panamá, Praga y París
Con un estilo arquitectónico caracterizado por formas audaces, materiales innovadores y estructuras que desafían las convenciones, los diseños del arquitecto canadiense transforman el paisaje urbano

Perros robóticos de Elon Musk, Mark Zuckerberg y Andy Warhol impactan en Art Basel Miami Beach
La instalación ‘Regular Animals’ del artista digital Beeple causa sensación con sus canes mecánicos con cabezas hiperrealistas de magnates y artistas

Joan Manuel Serrat, doctor honoris causa de la Universidad de Guadalajara: “Soy feliz con este oficio por el que me aplauden”
El cantautor catalán fue homenajeado en la institución educativa mexicana por “promover los valores de la libertad, la justicia social, la diversidad lingüística”

Frank Gehry nos hizo interesar por la arquitectura incluso si odiabas sus edificios
El diseñador canadiense impulsó un renovado interés social por el entorno construido e invitó a repensar la relación entre belleza y funcionalidad en la experiencia urbana

El Instituto Cervantes atesora el legado de Losada, faro editorial argentino y refugio de la cultura republicana española
La institución que promueve el idioma español en el mundo recibió primeras ediciones y documentos históricos del sello editor de Valle-Inclán, Unamuno y Rafael Alberti en tiempos de posguerra civil

