Una grabación secreta revela las opiniones privadas de ejecutivos del sector petrolero sobre el cambio climático

Por Hiroko Tabuchi

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FOTO DE ARCHIVO. Una llama quema el exceso de crudo en una planta de petróleo en la Cuenca Pérmica en el condado de Loving, Texas, EEUU. 25 de noviembre de 2019. REUTERS/Angus Mordant
FOTO DE ARCHIVO. Una llama quema el exceso de crudo en una planta de petróleo en la Cuenca Pérmica en el condado de Loving, Texas, EEUU. 25 de noviembre de 2019. REUTERS/Angus Mordant

El verano pasado, grupos de la industria del gas y el petróleo estuvieron cabildeando para revertir regulaciones federales sobre fugas de gas natural, uno de los principales contribuyentes al cambio climático. Su mensaje: las empresas tenían las emisiones bajo control.

En privado, los cabilderos dijeron algo muy distinto.

En una debate al que convocó el año pasado la Asociación Independiente del Petróleo de América, una agrupación que representa a empresas energéticas, los participantes estaban preocupados de que los productores estuvieran usando explosiones para quemar demasiado gas natural a propósito, lo cual sería una amenaza para la imagen de la industria, de acuerdo con una grabación de la reunión que revisó The New York Times.

Simplemente estamos quemando una tremenda cantidad de gas en las antorchas”, comentó Ron Ness, presidente del Consejo del Petróleo de Dakota del Norte, en la reunión celebrada en junio de 2019 en Colorado Springs. “Este gas natural es problemático. Su valor es muy mínimo”, comentó, en particular para las empresas que perforan principalmente para encontrar petróleo.

Imagen de archivo de tanques en una refinaría da Petrobras en Paulinia, Sao Paulo.
01/07/2017. REUTERS/Paulo Whitaker
Imagen de archivo de tanques en una refinaría da Petrobras en Paulinia, Sao Paulo. 01/07/2017. REUTERS/Paulo Whitaker

Un pozo puede producir petróleo y gas natural, pero el primero atrae precios mucho más altos. Quemarlo es un mecanismo barato para deshacerse del gas.

Sin embargo, la práctica de quemarlo, la cual produce explosiones dramáticas y atrae críticas, representaba una “amenaza inmensa” para los esfuerzos que hacía la industria para presentar el gas natural como una fuente de energía más limpia y más amigable con el clima, comentó Ness, y eso estaba dañando la imagen de la industria, en particular entre las generaciones más jóvenes.

“¿Cuál es nuestro mensaje a futuro?”, cuestionó Ness. “¿Qué se les quedará a esos jóvenes para que apoyen el petróleo y el gas?”.

La grabación dura una hora y 22 minutos, comienza con los comentarios de un moderador y concluye con un panel de discusión que cubrió una gran variedad de temas, entre ellos la creación de empleos, las amenazas que representan las energías solar y eólica, así como la renta federal de derechos del petróleo y el gas. Una organización dedicada a monitorear las políticas climáticas proporcionó el audio y señaló que la grabación había sido obra de un funcionario de la industria que asistió a la reunión.

Ni la organización ni el funcionario estuvieron dispuestos a ser identificados, por el temor a sufrir represalias de la industria, pero tres personas que se escuchan en la grabación, entre ellas el moderador del evento, Ryan Ullman de la Asociación Independiente del Petróleo de América, dijeron que en esta se reflejaban sus comentarios. Jennifer Pett Marsteller, una vocera de la asociación, confirmó la fecha, el lugar y la lista de oradores de la reunión, los cuales coincidían con la grabación. La portavoz se rehusó a hablar sobre los comentarios de los oradores, al mencionar que no había una grabación oficial.

Una vocera de Ness, Kristen Hamman, se negó a confirmar los comentarios del presidente de la Asociación Independiente del Petróleo de América y señaló que esta no había producido una transcripción oficial de la reunión que pudiera permitirle hacer una comparación. Ness se ha manifestado públicamente en contra de la necesidad de fortalecer la regulación del metano, uno de los componentes principales del gas natural, pues considera que unas reglas más sólidas son “una carga innecesaria” y que la industria ya produjo “valiosos recursos energéticos de una forma responsable”.

Vista de la refinería petrolera Neft de Gazprom, en noche de luna llena.  Febrero 10, 2020. REUTERS/Alexey Malgavko
Vista de la refinería petrolera Neft de Gazprom, en noche de luna llena. Febrero 10, 2020. REUTERS/Alexey Malgavko

Los comentarios reflejan las preocupaciones en torno a una industria que se ha presentado a sí misma como parte de la solución del cambio climático y que ha presumido al gas natural como un importante “combustible puente” que puede ayudar al mundo a alejarse del carbón, la fuente más contaminante de energía quemada, y acercarse a las energías renovables.

Cuando se quema el gas natural (ya sea en una antorcha o para que se encienda el horno de una casa), suele calentar el planeta al emitir tan solo la mitad de los gases de efecto invernadero que produce el carbón. Sin embargo, al quemar el gas natural, en vez de captarlo para su uso, las empresas crean contaminación sin crear energía utilizable.

Muchas empresas sí perforan y captan directamente el gas natural para su uso. No obstante, los investigadores han advertido que perforar en busca de gas también provoca fugas considerables de metano que llega directamente a la atmósfera, lo cual es incluso más dañino para el clima que quemar el gas. El metano también puede escapar en antorchas defectuosas y a veces las empresas liberan el gas de los pozos y los ductos de forma deliberada en una práctica que se conoce como “purgar”.

A corto plazo, la cantidad de calor que puede atrapar el metano en la atmósfera de la Tierra es más 80 veces mayor a la del dióxido de carbono. Según las investigaciones, las emisiones de metano que se generan a partir de la producción de gas y petróleo son mucho más grandes de lo que se había estimado.

Para abordar el problema, el gobierno de Barack Obama había propuesto nuevas regulaciones que habrían requerido, entre otras medidas, que las empresas de gas y petróleo instalaran tecnología a fin de detectar y arreglar las fugas de metano de sus pozos, ductos e instalaciones de almacenamiento.

Sin embargo, una coalición de empresas de gas y petróleo presionó al gobierno de Donald Trump para abandonar esas reglas. El grupo argumentó que la industria ya estaba regulada por las leyes estatales y equipada para tapar las filtraciones por sí sola sin las reglas federales. Los cabilderos arguyeron que las empresas ya tenían un incentivo para controlar las emisiones de metano, pues ese gas es un recurso valioso.

(EFE/BEVIL KNAPP/Archivo)
(EFE/BEVIL KNAPP/Archivo)

La resistencia en contra de unas reglas más estrictas para el metano quedó en manos de productores independientes más pequeños que consideraban que el peso de las reglas era injusto para las firmas perforadoras de menor tamaño, porque no podían costear una inversión en tecnología de captura y detección de fugas.

Por otro lado, los gigantes petroleros como BP instaron al gobierno federal a seguir adelante con las regulaciones al metano, pues era “lo correcto”.

No obstante, el gobierno de Trump cedió frente a las demandas de los operadores más pequeños y ha propuesto eliminar las reglas federales al metano, una maniobra que también reabriría el cuestionamiento en torno a la autoridad legal de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) para regular el metano como un contaminante. El debilitamiento de las normas del metano es el último de una larga lista de repliegues a políticas ambientales bajo el mandato del presidente Donald Trump, quien ha prometido relajar las regulaciones a la industria.

En la reunión de Colorado, los ejecutivos también se mostraron preocupados por una potencial reacción negativa en contra de la industria, en particular entre los votantes más jóvenes. En encuestas recientes, se ha mostrado un aumento dramático en la cantidad de estadounidenses apasionados por el problema del cambio climático y es probable que el tema tenga un papel más prominente en las elecciones presidenciales de este año que en pasadas.

Para los votantes más jóvenes, las votantes mujeres, los votantes hispanos, en realidad todos los sectores menos los hombres conservadores de la tercera edad, cuando se habla de nuestra industria, el principal problema siempre será la gestión ambiental, y la inquietud por lo que hagamos con el medioambiente”, comentó Ryan Flynn, de la Asociación de Petróleo y Gas de Nuevo México, en la grabación de la reunión.

Dan Haley, el presidente de la Asociación de Petróleo y Gas de Colorado, expuso los riesgos.

“Los jipis iban a cambiar el mundo, hasta que quisieron un trabajo y comprar un BMW”, comentó Haley en la reunión. “En Colorado, hemos jugado a distraer su atención. Hicimos que ‘fracturación hidráulica’ pasara de ser un mal concepto que involucraba la contaminación del agua a inundarlos con información sobre eso y bombardear las ondas de televisión. Luego, cambió lentamente a un mensaje de salud y seguridad. Así que estamos intensificando nuestro mensaje de salud y seguridad”.

El cambio climático era “el prisma a través del cual se ve todo”, agregó Haley. “Hemos hablado sin problemas sobre el tema, en torno a que somos parte de la solución con el gas natural. Y de nuevo, atacamos a las personas con emociones que las tocan donde les llegan esas emociones”.

“Los activistas están haciendo esto cuando hablan de prohibir la fracturación hidráulica en Colorado. No muestran explosiones. No muestran perforadoras. Muestran mujeres y niños”, agregó. “Debemos comenzar a jugar al mismo nivel emocional o no vamos a ganar estas batallas”.

c.2020 The New York Times Company