Radicales contra moderados: las pugnas por quedarse con la presidencia de Morena

La definición de la próxima dirigencia nacional del partido creado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional, será de gran trascendencia por dos motivos: establecerá el modelo que imperará en la actual fuerza gobernante en el país así como qué grupos políticos y liderazgos controlan e influyen en las candidaturas no sólo del 2021, sino también en la presidencial del 2024.

De acuerdo al análisis del periodista Salvador García Soto en El Universal, destaca que el resultado de las tres encuestas que se aplicarán a nivel nacional, bajo la coordinación y supervisión del INE (Parametría, BGC Ulises Beltrán y Covarrubias) será determinante para saber cómo se resuelve la pugna interna entre los grupos moderados y los más radicales que ha aflorado al interior del gobierno del presidente López Obrador.

Destacó que quien controle el partido, también buscará conducir la continuidad del proyecto de la “Cuarta Transformación”, lo que significa controlar no sólo la Cámara de Diputados y las nuevas gubernaturas que gane Morena, sino también tomar ventaja en la designación del candidato presidencial que sucedería a López Obrador.

Mario Delgado, uno de los aspirantes a dirigir Morena, es -señala García Soto-  el eslabón que sella una alianza política entre el canciller Marcelo Ebrard y el líder del Senado, Ricardo Monreal, ambos aspirantes claros al 2024.

Porfirio Muñoz Ledo, con toda su experiencia y trayectoria, está siendo utilizado -destacó el periodista- para apuntalar a un sector de los duros encabezado por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y Bertha Luján, la aspirante que cedió su candidatura, junto con la actual dirigencia nacional interina de Alfonso Ramírez Cuellar. Y destacó que no es casual que como compañera de fórmula vaya la senadora Citlali Hernández, “dura entre las duras”.

Alejandro Rojas Díaz-Durán -destacó García Soto- es un indudable alfil del monrealismo; Yeidckol Polevnksy que va sola con su grupo y ya no tiene apoyos de Palacio Nacional; y el proyecto del joven politólogo Gibrán Ramírez que representa quizás a los grupos más cercanos al lopezobradorismo y que algunos identifican con Gabriel García Hernández, actual Coordinador General de Programas de Desarrollo del gobierno federal y un operador cercanísimo al presidente López Obrador, creador de la estructura política paralela de los “Servidores de la Nación”.

En su análisis, el periodista resaltó que el grupo que controle ahora el partido y con él las elecciones de 2021, también estará fortaleciendo un proyecto de sucesión presidencial. Y en este momento -señala- hay al menos dos bloques claramente identificables: la alianza entre Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, que sellaron un “pacto de no agresión” para fortalecerse juntos rumbo al 2024, con la posibilidad de que vaya el mejor posicionado en las encuestas; y en el otro extremo está la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que aglutina a los sectores más duros del lopezobradorismo.

En principio el pacto Ebrard-Monreal buscaba hacer frente y contrapeso a la cercanía afectiva de Sheinbaum con el presidente López Obrador, pero de acuerdo con fuentes cercanas al canciller y al líder senatorial, hoy también están viendo como un posible rival, al subsecretario “estrella” de la 4T, el doctor Hugo López-Gatell, quien claramente ha enseñado no sólo su perfil político sino sus aspiraciones futuras.

El periodista concluyó su columna haciendo la siguiente reflexión:

“Así que si a usted lo llegan a parar en la calle para preguntarle quién cree que debe ser el nuevo dirigente de Morena, tendrá por supuesto la libertad de pronunciar el nombre que usted decida de los que le mencionarán los encuestadores. Pero eso sí, sepa que en la definición de quien presida al poderoso partido político gobernante, también se estará abonando hacia dónde se mueve la posible continuidad del movimiento que hoy coloquialmente llaman la 4T”, finalizó.

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