Cine, cultura y mercado audiovisual: por qué Argentina es “una parte de Italia en América Latina”

En su visita a Buenos Aires, invitado por Ventana Sur, Roberto Stabile, presidente de ANICA (Asociación Italiana de Industrias Audiovisuales y Multimedia), dialogó con Infobae Cultura sobre cómo pensar un cine internacionalista “con una parte de la cabeza o del corazón mirando al público”

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(Crédito: Infobae Cultura)
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Argentina es la Italia de Latinoamérica. Casi como una madre patria. De hecho, la mayor inmigración de su historia que ha tenido este país del sur ha sido la italiana. Esa mixtura no sólo se ve en los apellidos, sino también en la cultura: la forma de comer, la forma de hablar, la forma de vestirse y, por supuesto, la forma de hacer arte. “Tenemos muchas raíces comunes, tenemos muchísimas cosas en común, pero en el campo de la producción audiovisual se hace muy poco”. El que habla es Roberto Stabile, presidente de ANICA (Asociación Italiana de Industrias Audiovisuales y Multimedia del Cine) y de ICE-ITA (Agencia Italiana para el Comercio Exterior), representante representa de las Industrias Audiovisuales y coordinador de los Desk Audiovisuales en ​​todo el mundo. Estamos en la redacción de Infobae Cultura conversando sobre su especialidad: el cine.

“En este momento hay muchísimas herramientas para hacer cosas en conjunto. Hay subsidios en Argentina para coproducir con Italia, subsidios en Italia para coproducir con Argentina. Argentina entró en Eurimages entonces tenemos subsidios de Europa, y también Italia entró en Ibermedia. Entonces están todas las herramientas en la mesa para producir. Tenemos muchísimas historias, muchísimas afinidades humanas y culturales. Es increíble que entre Italia y Argentina no sea natural coproducir”, agrega. Stabile es italiano —no sólo sus rasgos faciales lo dice; también un prendedor con la bandera de su país en el saco—, se licenció en política y realizó una maestría en relaciones internacionales, pero su máximo capital simbólico es ser políglota: habla seis idiomas.

Su breve estadía en Argentina se debe al Ventana Sur: más que un festival, una convención donde se reúne el mercado audiovisual enfocado en América Latina. “He visto el crecimiento de Ventana Sur y, pese a los cambios políticos que hay frecuentemente en Argentina, se ha seguido manteniendo la importancia del sector audiovisual y cada año es más importante. Es una plataforma donde vender películas, donde encontrarse y también donde hablar de proyectos en común”, dice y agrega: “La relaciones con América Latina son muy importantes y claramente Argentina es como una parte de Italia en este lado del mundo. Por eso, si decidimos hacer algo con Latinoamérica, Argentina es el primer lugar con el cual intentar hacer cosas. Luego, sí, es importante relacionarse con los otros países, pero para nosotros, de verdad, Argentina es nuestra casa en Latinoamérica”.

—¿Son una dificultad los cambios políticos en Argentina a la hora de trabajar en lo audiovisual?

—Tendría que decir que sí, pero en realidad no, porque en Italia pasa lo mismo, y nosotros, que somos técnicos, que nos ocupamos de hacer otra cosa, no política, no tenemos ningún problema. Las relaciones humanas, los proyectos, el trabajo cultural siguen sin parar. No hay grandes problemas.

—¿Cómo es la relación con el INCAA?

—Empecé a relacionarme con el INCAA desde los años noventa. He conocido a los diferentes directores que han caracterizado la presidencia del INCAA durante las diferentes fases de la evolución política de la Argentina y siempre, con todos, independientemente de la parte política, hemos tenido una óptica relación, hasta el día de hoy, que esperamos seguir manteniendo esa relación con la nueva presidencia del INCAA.

Roberto Stabile, presidente de ANICA
Roberto Stabile, presidente de ANICA

Hace unos años atrás, el cine italiano estaba en problemas. “Hemos tenido una tradición de maestros de cine italianos que ha entrado en problemas por un cambio generacional. Hasta los años setenta y ochenta todos conocían las películas italianas de los grandes maestros. Luego, cuando estos maestros murieron no hemos tenido una nueva generación, así que el público se ha acostumbrado a pedir los nombres de los muertos, de los antepasados, sin mirar el nuevo cine”, cuenta Roberto Stabile que asegura, muy a su pesar, que durante “un par de décadas” el cine italiano ha sido “una ausencia”. Pero todo cambió, explica el Presidente de ANICA, cuando se aprobó la nueva Ley de Cine a mediados de 2017. “Hacía más de treinta años que eso no pasaba en Italia”, explica.

“Nosotros decimos Ley de Cine pero es audiovisual. Además ha puesto como primer objetivo apoyar la internacionalización de todo el sistema audiovisual. Esta ley trata de empujar a los productores, los distribuidores y los técnicos a mirar al exterior, porque no existe ninguna industria audiovisual que pueda sobrevivir sólo con su propio mercado. Tenemos que abrir puertas al extranjero, coproducir, vender y atraer producciones”. Hoy el cine italiano atraviesa “un momento muy bueno en cuanto a producción y creatividad. Tenemos muchos nombres de directores que son respetados y en los próximos diez, veinte, treinta años van a ser grandes maestros. Tenemos muchas posibilidades de financiamiento: el cine necesita de la parte creativa y de la parte económica para producirse”.

—¿Cómo se resuelven allí las tensiones entre mercado y Estado?

—En este momento, eso en Italia funciona muy bien. El trabajo que hacemos es con el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Desarrollo Económico. Así que desde el principio ponen el dinero en la mesa las instituciones culturales y las instituciones comerciales. Yo mismo, que trabajo con una asociación industrial de busines, trabajo en conjunto la organización que hace la promoción en el mundo, y también por el Ministerio de Cultura. Hemos conseguido una justa mezcla entre cultura y comercio y producción audiovisual.

—¿El exceso de la mirada internacionalista puede perjudicar la identidad propia?

—Eso puede ocurrir en países que no tienen una fuerte tradición. En Italia la tradición de cine es muy fuerte. Yo digo siempre que los franceses han inventado el cine al proyectar la imagen en la pantalla, pero Italia ha producido los contenidos. Tenemos una muy fuerte tradición y no creo que vayamos a perderla mirando al exterior. También porque nos hemos dado cuenta que los más grandes éxitos de películas italianas pasan cuando las películas son muy nacionales, tienen una mirada muy nacional y tratan temas comunes a todo el mundo.

—¿Cómo cambió su concepción del cine a partir del surgimiento de las series como nuevos modelo de consumo?

—Al día de hoy no hay diferencia entre la serie y el cine porque todo está en la misma calidad. Los grandes maestros, hablo por Italia, no sé si pasa los mismo acá, producen y hacen series muy buenas, y también todos los equipos técnicos que trabajan en el cine lo hacen también en la televisión. No es, como era antes, que si un director trabajar en la tele casi tenían miedo de firmar con su nombre una oibra de televisión porque era como una cosa de segunda. Ahora no hay ningún problema. En la parte productiva hay muy buenos directores de cine que hacen televisión y viceversa. El mercado se ha abierto y todos los vasos son comunicantes. Tendría que decir también que hoy día la producción audiovisual de series es más fuerte que el cine y se hacen por los nuevos medios: Amazon o Netflix. Es más fácil producir un contenido audiovisual que una obra de cine.

—¿Hay posibilidades, como dicen mucho, que el consumo en hogar reemplace al consumo en sala?

—Yo creo que la sala va a mantener siempre su centralidad. Claro, es importante que la sala se modernice siempre: los equipos, las butacas, las proyecciones. Hay cine 4D y todas esas cosas que los dueños de salas tienen que tener en cuneta y mantenerlas al tiempo en el cual se vive. La sala va a tener siempre su centralidad y toda esa forma de disfrutar el cine en casa ayuda a los jóvenes y a toda esa gente que habitualmente no va al cine a tener ganas de salir de casa e ir a ver películas, porque hay contenidos que se pueden mirar en el teléfono, en la computadora o en el televisor sentados en casa, pero hay otro contenido que se puede disfrutar sólo en el cine. Por eso yo estoy convencido que el cine en sala nunca va a morir. También por la emoción de compartir con desconocidos la película.

—Aquí hay un debate sobre la financiación y la exhibición del cine de autor, que necesita de subsidios porque nunca tendrá la masividad del cine comercial. ¿Cómo se resuelve en Italia?

—Ha pasado lo mismo en Italia. Eso se ha resuelto con la nueva ley de cine. Hubo una época en la cual había muchos subsidios del Estado por el cine de autor, entonces se producían muchas películas que casi ni salían al cine porque no interesaban al público, o también porque el autor no estaba interesado en producir películas para el público sino en realizar su propia ambición. Ahora, con esta nueva ley de cine el productor y el autor son ayudados por el Estado, pero al mismo tiempo son empujados a hacer cosas que se vendan al exterior y en las salas. Así que cuando dirigen y producen una película tienen siempre una parte de la cabeza o del corazón mirando al público, porque saben que la película tiene que ser vendida y tienen que llenar butacas en la sala del cine.

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