“No vamos a llegar a la paz si no solucionamos el problema de la producción de cocaína”: ONU en Colombia

El informe, que muestra preocupantes cifras sobre el aumento de cultivos ilícitos en el país, fue publicado cuatro meses más tarde de lo normal; esto por el nuevo gobierno y por el cambio del director regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

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Foto de archivo. Un avión Turbo Thrush fumiga cultivos de hoja de coca con glifosato en zona rural de Tarazá, en el departamento de Antioquia, Colombia, 30 de noviembre, 2020. REUTERS/Eliana Aponte
Foto de archivo. Un avión Turbo Thrush fumiga cultivos de hoja de coca con glifosato en zona rural de Tarazá, en el departamento de Antioquia, Colombia, 30 de noviembre, 2020. REUTERS/Eliana Aponte

Este jueves 20 de octubre fue presentado el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, que detalla preocupantes cifras sobre la producción de cocaína en Colombia que, de hecho, alcanzó un máximo histórico y encendió las alarmas, no solo en la ONU sino también en el Gobierno nacional.

Según el documento, durante 2021 el área sembrada con matas de coca creció un 43 % y el potencial de producción de cocaína aumentó 14 %, reflejando cifras nunca antes vistas sobre los cultivos ilícitos en el país. Bajo ese panorama, en Colombia ya no hay 143.000 hectáreas sino 204.000. Además, señala que la producción potencial de hoja de coca fresca puede superar el millón de toneladas.

En ese sentido, las incautaciones de cocaína aumentaron: de 505.683 kilos en 2020, a 669.340 en 2021 y el 86.5 % de los cultivos ha estado en los mismos lugares desde hace 10 años. Por otra parte, llama la atención de este informe, que fue publicado cuatro meses después por el cambio de director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito —UNODC— para el Cono Sur y la Región Andina, y también por la transición de gobierno desde el 7 de agosto de este año.

Como factores a corto plazo —según el documento— asociados a la dinámica de cultivo de coca de 2020 a 2021 están el posicionamiento de nuevos grupos criminales, la reducción de la intervención y el deterioro de las condiciones socioeconómicas por cuenta de la pandemia. Ahora, con respecto a la concentración de cultivos, estos son Nariño, Norte de Santander y Putumayo, departamentos que albergan el 62 % sobre el total.

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Sobre este informe y sus preocupantes resultados, Leonardo Correa, director del Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, manifestó en entrevista con Yamid Amat que “los cultivos están aumentando desde hace tiempo dentro de lo que hemos llamado enclaves productivos, pero en este año en particular aumentaron afuera de los enclaves”.

Asimismo, el funcionario explicó que “esa situación de que por más de 10 años la coca está básicamente en los mismos sitios como consecuencia de que las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones aún no han sido solucionadas, explica que a pesar de todos los esfuerzos, la coca siga creciendo en el territorio” e indicó, que esa tendencia al alza tuvo su génesis en 2014 y registró un primer pico dos años después.

El ministro de Justicia Néstor Osuna, indicó en la presentación del informe que es otra muestra del fracaso de la lucha contra las drogas. Sobre esto, ratificó que el Gobierno del presidente Gustavo Petro cambiará ese modelo de combatir la producción y consumo de sustancias ilícitas.

El Gobierno nacional está formulando, diseñará y pondrá en ejecución una nueva política de drogas que no incluye la legalización de la cocaína. Ese cambio es posible que algún día en el mundo se llegue a construir. Es posible que el comercio, la producción, el tráfico de cocaína, tenga un régimen semejante al del alcohol”, dijo el ministro Osuna.

También fue claro al decir que las modificaciones que se hagan a la ley no irán en dirección a legalizar el uso de cocaína. “La política de drogas del Gobierno nacional no va en ese sentido, va hacia los aspectos de pacificación del territorio, trato no penal a los campesinos, sustitución de tierras y cultivos, y promoción en la agenda internacional de un cambio en la política de drogas”, explayó.

Sobre el uso del glifosato para eliminar cultivos ilícitos, Correa dijo que hay estudios que sí demuestran su efectividad para la erradicación, pero a pesar de ello sigue siendo un tema “muy difícil” de manejar, porque en la comunidad científica no existe un mandato que avale su uso.

Sobre eso, puntualizó en que “si no se acompañan —esas estrategias— no va a ser útil” y dijo que este es un momento clave para discutir cuáles estrategias se deben usar o cambiar para combatir el problema de las drogas ilícitas en Colombia.

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