Expertos de Chile ya trabajan codo a codo con los bomberos bolivianos para sofocar los incendios

Los chilenos saben de pronóstico y simulación de incendios, y la información que brindan a las brigadas que combaten las llamas sirve para identificar el cambio del viento y la posible trayectoria en la que avanza el fuego

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Bomberos y pobladores trabajan para enfriar la tierra tras sofocar un incendio en la comunidad este jueves, en Río Blanco, Bolivia (EFE/Juan Carlos Torrejón)
Bomberos y pobladores trabajan para enfriar la tierra tras sofocar un incendio en la comunidad este jueves, en Río Blanco, Bolivia (EFE/Juan Carlos Torrejón)

Especialistas en manejo de fuegos de Chile ya se encuentran dentro del territorio más afectado por los incendios forestales que arrasan con millones de hectáreas de bosques en el oriente de Bolivia, y junto a bomberos bolivianos y pobladores trabajan estratégicamente para sofocar el fuego y para asegurarse que no se reavive.

Mauricio Gómez, un ingeniero forestal chileno, está en la comunidad de Río Blanco, a 350 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz, y ahí junto a los habitantes y socorristas trata de crear una línea defensa para que las llamas no lleguen a las casas de la pequeña comunidad.

“Somos cuatro profesionales ligados al área del fuego (...) la tarea de hoy es analizar la situación y con nuestra experiencia operativa entregar la mejor información al comandante de incidentes para que tomé la mejor decisión”, indicó a la agencia de noticias EFE Gómez.

Especialistas en manejo de fuegos de Chile ya se encuentran dentro del territorio más afectado por los incendios forestales que arrasan con millones de hectáreas de bosques en el oriente de Bolivia (AFP)
Especialistas en manejo de fuegos de Chile ya se encuentran dentro del territorio más afectado por los incendios forestales que arrasan con millones de hectáreas de bosques en el oriente de Bolivia (AFP)

Los chilenos son expertos en pronóstico y simulación de incendios, y la información que brindan a las brigadas que combaten las llamas sirve para identificar el cambio del viento y la posible trayectoria en la que avanza el fuego.

“Hemos visto trabajar a los comunarios incansablemente, mañana, tarde y noche, se les nota muy cansados”, dijo a EFE el mayor del Ejército boliviano Manuel Orihuela, quien lidera una brigada de trabajo en Río Blanco.

Orihuela agregó que durante las labores de este jueves llovió levemente por dos minutos, y aunque fue poco, esto ayudó a que la tierra se enfriara y permitió a los bomberos eliminar los focos de calor que amenazaban con reavivar el fuego.

Los chilenos son expertos en pronóstico y simulación de incendios (AFP)
Los chilenos son expertos en pronóstico y simulación de incendios (AFP)
Un bombero mitiga los restos de un incendio en San Miguelito, Bolivia (EFE/Juan Carlos Torrejón)
Un bombero mitiga los restos de un incendio en San Miguelito, Bolivia (EFE/Juan Carlos Torrejón)

Las personas que combaten los incendios en la región de Santa Cruz informan que el daño la fauna boliviana es terrible, especialmente en la Amazonia y Chiquitania, y durante las labores de enfriamiento de la tierra han encontrado cuerpos de víboras, urinas y monos calcinados.

Las llamas ya consumieron desde principios de julio más de 3,8 millones de hectáreas de bosques y pastizales en Bolivia, que actualmente es el país de Sudamérica con más incendios activos, según el Instituto Brasileño de Investigación Espacial, y le siguen Brasil y Paraguay, respectivamente.

Las personas que combaten los incendios en la región de Santa Cruz informan que el daño la fauna boliviana es terrible (AFP)
Las personas que combaten los incendios en la región de Santa Cruz informan que el daño la fauna boliviana es terrible (AFP)

El humo de los incendios de los tres países ha llegado a varias ciudades, incluyendo territorio de Argentina, creando una crisis ambiental regional.

Las organizaciones ambientalistas de Bolivia temen que a pesar que el Gobierno declaró los incendios como “emergencia nacional” de no actuarse rápido la actual crisis podría ser peor a la de 2019, cuando 5,3 millones de hectáreas fueron devastadas.

(Con información de EFE)

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