
El grupo de presión de las grandes empresas japonesas instó al gobierno a permitir que las parejas casadas tengan apellidos separados, alegando que las leyes actuales, que obligan a las mujeres casadas a utilizar el apellido de sus maridos para algunos fines, suponen un riesgo para los negocios.
El Keidanren, que tradicionalmente apoya al gobernante Partido Liberal Democrático, dijo en una propuesta presentada el lunes que el gobierno debería presentar rápidamente al parlamento una legislación que permita la elección del apellido.
“Con el aumento de la actividad de las mujeres y del número de directoras, esta cuestión del nombre no es sólo un problema individual, sino que se está convirtiendo en un riesgo empresarial”, declaró Masakazu Tokura, director de la organización. El debate debe comenzar cuanto antes, añadió.

Tokura citó los problemas a los que se enfrentan las mujeres cuyos pasaportes y tarjetas de crédito no siempre coinciden con los nombres que utilizan para sus actividades empresariales. Algunas mujeres también han planteado dificultades para firmar contratos legales.
La renovada presión sobre el gobierno llega meses después de que se presentara una nueva serie de demandas para impugnar el sistema de apellido único, criticado durante mucho tiempo por perpetuar la desigualdad de género.
Aunque técnicamente un hombre puede adoptar el apellido de su esposa, en realidad son predominantemente las mujeres las que adoptan los apellidos de sus parejas, y en 2022 el 95% de las parejas casadas seguían este patrón. Sin embargo, los recursos judiciales han fracasado en el pasado.
Japón es el único país del mundo que sigue aplicando esta norma, según la investigación de Keidanren, y no ha cedido a pesar de los múltiples llamamientos de un comité de las Naciones Unidas sobre la discriminación de la mujer.

Este problema contribuye a que el país se sitúe a la zaga de sus homólogos en igualdad de género. Japón ocupó el puesto 125 de 146 países en el informe Global Gender Gap del Foro Económico Mundial en 2023, siendo el único país del Grupo de los Siete que no logró entrar entre los 100 primeros.
Sin embargo, los datos muestran que la sociedad acepta ampliamente la elección de apellidos. Una encuesta realizada en abril por la cadena nacional NHK reveló que el 62% de los encuestados estaba a favor de permitir el cambio y sólo el 27% se oponía. Incluso entre los mayores de 70 años, los que estaban a favor superaban a los que estaban en contra.
“El apellido de una persona, independientemente de su sexo, es una expresión de su carácter”, decía Keidanren en el informe. “Para los profesionales, significa su propia carrera, los logros, la credibilidad y las conexiones personales que han construido”.
(c) 2024, Bloomberg
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