Los rasgos que todo líder debe desarrollar para no poner en riesgo su carrera

La personalidad puede ser una palanca o un ancla en el desarrollo profesional de cada uno. De ese modo, reconocer y explotar las características propias es necesario para hacer un cambio disruptivo en la carrera

Compartir
Compartir articulo
No todos los líderes se enfocan en su lado oscuro para iluminarlo, mucho menos si van escalando posiciones de poder basado en su personalidad
No todos los líderes se enfocan en su lado oscuro para iluminarlo, mucho menos si van escalando posiciones de poder basado en su personalidad

Por Diego Pasjalidis*

Hace unas dos décadas los psicólogos Robert y Joyce Hogan desarrollaron un inventario de 11 características de diferentes personalidades del "lado oscuro", clasificándolas desde "temperamental" hasta "obediente" que – cuando son llevadas al extremo – tienen similitudes con los desórdenes de personalidad más comunes.

Los rasgos se dividen en tres segmentos:

-El primero de ellos agrupa los rasgos de distanciamiento, perfiles personales que alejan a otras personas como ser muy temperamental y tener mal humor, o ser cínico y escéptico.

-En el segundo grupo se encuentran los rasgos de seducción, opuestos a los anteriores y orientados a atraer a las personas, aunque también tienen su lado oscuro: como el caso de los líderes que son audaces y seguros hasta el punto de convertirse en arrogantes, o esos vivarachos y arriesgados con un enorme apetito por el riesgo imprudente.

-El tercero contiene rasgos de congraciamiento, que pueden verse como positivos en empleados o colaboradores pero que difícilmente sean atributos asociados a los líderes: alguien que es obediente y ansioso por agradar a los que tienen autoridad puede fácilmente volverse demasiado sumiso o complaciente.

Las investigaciones sugieren que es muy difícil cambiar los aspectos centrales de nuestra personalidad después de los 30 años de edad
Las investigaciones sugieren que es muy difícil cambiar los aspectos centrales de nuestra personalidad después de los 30 años de edad

Tomas Chamorro de Harvard Business Review reveló que las debilidades  coexisten con cada paquete de fortalezas y que luego de haber perfilado un sin número de empleados, gerentes y líderes. Indicó que la mayoría de las personas evidencian al menos tres de esos rasgos del lado oscuro, y alrededor del 40% se concentran lo suficientemente alto en uno o dos rasgos, lo que los pone en riesgo para hacer un cambio disruptivo en sus carreras, incluso si actualmente son exitosos y efectivos.

No todos los líderes se enfocan en su lado oscuro para iluminarlo, mucho menos si van escalando posiciones de poder basado en su personalidad. Esto puede hacer que descarrilen en algún momento, y se lleven puesto también a su equipo u organización. Por ejemplo, un perfil de líder cauteloso puede dar la impresión de ser bueno para manejar riesgos a corto plazo, pero al ser extremadamente cautelosos y tener tanta aversión al riesgo les puede acotar su progreso profesional y su capacidad de innovar.

Chamorro-Premuzic agregó que "por décadas, las investigaciones sugieren que es muy difícil cambiar los aspectos centrales de nuestra personalidad después de los 30 años de edad". Aunque, según el autor, mediante el auto conocimiento, estableciendo objetivos adecuados y siendo persistentes, podemos "domar" nuestro lado oscuro en situaciones extremas cambiando nuestro comportamiento.

Pueden convivir hasta tres rasgos diferentes en un mismo individuo
Pueden convivir hasta tres rasgos diferentes en un mismo individuo

Pero el estudio Hogan Development Survey (HDS) avanzó un paso más: los investigadores desarrollaron un suplemento técnico en donde aclaran que cada uno de los once rasgos originales pueden evidenciar diferentes conductas ante situaciones similares: dos personas con un fuerte rasgo temperamental pueden comportarse de manera distinta ante el estrés. Una de ellas puede ser emocionalmente volátil y la otra puede darse por vencida ante las personas o proyectos que la estresan. Así, la nueva tabla abre tres subcategorías por cada uno de los rasgos originales, llevando a 33 los perfiles clasificados.

Entre otras conclusiones a los que puede arribar una organización sobre la base de estas características es que uno puede autoevaluar su perfil (o el de otra persona) de forma simple a partir de las frases utilizadas en las conversaciones (a veces internas) ante determinadas situaciones que exponen nuestro lado oscuro.

Recordemos que pueden convivir hasta tres rasgos diferentes en un mismo individuo, lo que enmarca su personalidad cuando su lado oscuro es "llamado" ante situaciones límites.

Ante el estrés se resaltan los rasgos del lado “b” al potenciar nuestros recursos cognitivos y somos menos capaces de ejercer el autocontrol
Ante el estrés se resaltan los rasgos del lado “b” al potenciar nuestros recursos cognitivos y somos menos capaces de ejercer el autocontrol

Podemos comparar los patrones de comportamiento con los diferentes perfiles y así ver cuáles son esos descriptores que  caracterizan para aprender a dominarlos. O, aun mejor, podemos solicitar a nuestros compañeros, jefes, subordinados, clientes, amigos y familiares que nos den una retroalimentación honesta.

Es probable que nuestros amigos o allegados estén más familiarizados con nuestro "lado oscuro" que los jefes o colegas de trabajo, ya que en el ámbito laboral tendemos a comportarnos de mejor manera mientras que en privado – cuando nos sentimos más cómodos – es más probable que evidenciemos nuestro verdadero perfil.

Conocer nuestros rasgos incluso nos sirve para estar alerta a los momentos en donde nos enfrentamos a cambios o crisis, en donde los elementos que pueden hacernos descarrilar pueden volverse más pronunciados. Por ejemplo, un puntaje alto en imaginación puede ser de utilidad si estamos en un rol de innovación o trabajamos para un jefe emprendedor, pero es preocupante si cambiamos a un puesto asociado a la gestión de riesgos o pasamos a tener un gerente conservador.

Nuestra personalidad puede ser una palanca o un ancla a nuestro desarrollo
Nuestra personalidad puede ser una palanca o un ancla a nuestro desarrollo

Ante el estrés, se resaltan los rasgos del lado "b" al potenciar nuestros recursos cognitivos, y somos menos capaces de ejercer el autocontrol necesario para dominar nuestras peores tendencias. Por otra parte, cuando estamos bajo muy poca presión o muy relajados también podemos mostrar algunos de los rasgos oscuros que ocultamos con éxito cuando estamos más concentrados.

Así, nuestra personalidad puede ser una palanca o un ancla a nuestro desarrollo, por lo que debemos aprender a reconocerla y explotarla a nuestro favor.

* Diego Pasjalidis es ingeniero especialista en innovación, autor del libro Inspiración Extrema, docente y conferencista.

SEGUÍ LEYENDO