
Las personas ciegas de nacimiento experimentan los sueños en un mundo sensorial donde la vista no tiene protagonismo y sentidos como el tacto, el oído, el gusto y el olfato adquieren un papel central.
Para ellas, la ausencia de visión no implica vivir en la oscuridad, sino percibir la realidad y los sueños desde una perspectiva distinta, en la que los escenarios oníricos se conforman a partir de múltiples estímulos sensoriales y emociones profundas.
El estudio de los sueños en quienes no poseen experiencia visual desafía las concepciones convencionales sobre percepción e imaginación. La investigación científica demostró que, a pesar de la falta de estímulos visuales, el cerebro humano es capaz de originar experiencias oníricas detalladas y llenas de matices sensoriales.
La integración de información sensorial múltiple permite construir mundos internos durante el sueño, según diversos estudios citados por National Geographic.
Riqueza y composición de los sueños ciegos
Investigaciones realizadas desde los años 80 evidenciaron que tanto los sueños de personas ciegas de nacimiento como los de los videntes comparten semejanzas en composición y estructura.

En ambos aparecen sonidos, tacto, movimiento y emociones intensas, y los sueños suelen prolongar las vivencias cognitivas de la vigilia. Un análisis publicado en International Journal of Dream Research confirmó que los sueños son aún más multisensoriales en quienes carecen de visión desde el nacimiento, predominando el tacto, el sonido, el olfato y el gusto.
Este trabajo también detectó un mayor número de pesadillas entre las personas ciegas de nacimiento, lo que podría guardar relación con una mayor frecuencia de amenazas en su vida cotidiana.
Controversias científicas y movimientos oculares
A comienzos del siglo XXI, un hallazgo generó debate. Investigaciones con electroencefalografía (EEG) durante el sueño de personas con ceguera congénita revelaron patrones de atenuación alfa en regiones occipitales, tradicionales de la actividad visual.
Al despertar, algunos participantes describieron imágenes y realizaron representaciones gráficas de sus sueños. Según los expertos, las figuras humanas dibujadas por personas ciegas mostraban diferencias, como una mayor frecuencia de orejas, respecto a los dibujos de videntes.

Estos resultados sugieren que las representaciones mentales en los sueños de personas ciegas podrían generarse a partir de la activación de la corteza “visual” mediante estímulos auditivos o táctiles, integrando información de los demás sentidos para construir representaciones internas.
Sin embargo, estas conclusiones fueron objeto de controversia porque contradicen estudios anteriores del siglo XX, dejando abierto el debate sobre la posibilidad de generar imágenes mentales sin experiencia visual directa.
En 2019, un estudio con polisomnografía concluyó que las personas con ceguera congénita presentan movimientos oculares rápidos (REM) durante el sueño, aunque menos frecuentes que los videntes.
En contraste, quienes adquirieron la ceguera más tarde muestran casi ausencia de movimientos oculares, pese a relatar sueños con más elementos visuales que el grupo con ceguera desde el nacimiento. Estos datos sugieren que el fenómeno REM no está ligado al escaneo visual del entorno onírico, según los hallazgos citados por National Geographic.
Emociones, sentidos y función cerebral
Una investigación de 2024 añadió nuevos datos sobre el contenido emocional de los sueños en personas ciegas. El estudio apuntó que es más común que experimenten sueños sobre interacciones no físicas, mientras que los videntes reportan mayor frecuencia de sueños acerca de desgracias.

Estas diferencias reflejan cómo la experiencia vital y los sentidos influyen en la elaboración del mundo onírico, mostrando que la carencia de visión no limita la complejidad ni la intensidad emocional de los sueños.
Según National Geographic, la investigación de las últimas décadas evidencia que los sueños en personas ciegas de nacimiento dependen fundamentalmente de la integración multisensorial, más que de la información visual.
El cerebro combina estímulos auditivos, táctiles, olfativos y gustativos para crear escenarios internos repletos de experiencias y emociones, demostrando que la capacidad de soñar no requiere percepción visual directa.
Los estudios revisados por National Geographic subrayan que, incluso ante la ausencia de visión, las personas con ceguera congénita desarrollan sueños igual de complejos que el de las personas videntes, sumando sentidos y memoria para dar lugar a una experiencia onírica profundamente emocional y multisensorial.
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