Gastón Angrisani: "Estaba preparado para el éxito porque sigo psicológicamente estable, calculo"

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Él es conocido por ser autor de la canción "Por eso vivo", mítico tema en la movida tropical. Su nombre es Gastón Angrisani y hace más de 20 años que vive de la música. En 1997 inició su carrera como cantante y se sumó a Moykanos, la banda tropical cuya producción estaba a cargo de Antonio Ríos y Roberto Fontana.

Angrisani se pasea por fiestas privadas o eventos donde manifiesta su estilo. Hace algunos años, el autor de "Goza mi cumbia", compró una casa en Ramón Biaus, donde llega en forma periódica, cuando su trabajo se lo permite. "Mi vida está dedicada a la música, como músico, como cantante y también como autor, porque mis temas no sólo quedan para mí sino que también se van haciendo conocidos por colegas, por jingles publicitarios, aquí o en otros países", dice con alegría. Gastón es un multifacético luchador de la música que también se destaca como conductor radial

—¿Cómo estás terminando este 2018?

—La verdad que muy contento, muy agradecido porque estamos viviendo un momento re lindo. Hace 22 años que estoy en la movida tropical.

—¿A qué edad empezaste?

—Súper chiquitito. He ido con mi viejo a cantar a un montón de lugares, y después debuté en televisión en La Pampa; tendría 14, 15 años. También estuve en Rosario, con el viejo El Club del 9.

—¿Estudiaste alguna carrera?

—Me recibí de técnico dental. Siempre me gustaron las artesanías.

—¿Estabas preparado para el éxito de la canción "Por eso vivo"?

—Sí, porque soy un chico sano. Ponele, tantos años de música y la verdad que nunca probé la droga, nunca tuve problemas con nadie. En ese sentido creo que estaba preparado porque sigo psicológicamente estable, calculo.

"Por eso vivo", el hit de Los Moykanos

—¿Con qué soñabas de chico?

—Miraba la television y decía: "¿Cómo tengo que hacer para estar adentro de la tele?". Y yo interpretaba que tenía que achicarme, meterte por la antena y aparecer por el televisor. La música es lo que más me gusta, pero la actuación, la conducción: me encanta todo. Y después cuando iba al cine mi vieja me tenía que ir a buscar porque terminaba la película, me iba corriendo y me metía atrás de las cortinas rojas: quería saludar a los actores y ser parte de eso. Me paso de llorar y decir "Yo quiero estar ahí".

—¿Tuviste frustraciones en el camino?

—Hubo etapas difíciles. El arte tiene eso, tenes que estar todo el día pensando temas nuevos. Y hoy, que van cambiando no solo los artistas sino también las plataformas. En un momento fui a Mirtha Legrand, fui dos veces a Marcelo Tinelli, fui dos veces a Susana Giménez, después Georgina (Barbarossa), Sorpresa y media, con Julián Weich, hice Macho bus, que lo hizo Rodrigo (Bueno) y lo hice yo. Pero hoy tenés que estar instalado en lo que es todo lo digital, que son las redes (sociales).

—¿Venís de una familia de músicos?

—Mi familia son todos músicos: mi abuelo tenía orquesta de tango, mi viejo ha grabado discos para su banda de rock, han salido en Volver.

—¿Te apoyaron en tu carrera?

—A mí me pasó al revés: siempre me apoyaron pero por demás, y más mi viejo. La primera vez que fui a un casting, muy chico, mi viejo me acompañó con la guitarra, un tema mío, y quedé en El Club del 9. De más grande yo estaba estudiando y de golpe había dejado. Yo ya quería mi carrera solista, pero pasaba por la puerta de la facultad y decía: "Yo tengo que terminar esto", pero por el miedo con respecto a no saber qué pasaría con la música. Y mi viejo, al revés: "¿Qué vas a hacer acá (en la universidad)? ¿Estás loco? No, lo tuyo es la música". Y no entré ese año, no entré. Así que es al revés: mi viejo y mi vieja siempre estuvieron convencidos del talento que ellos decían que yo tenía.

—¿Sos muy romántico? Tus las letras hablan de las mujeres, del amor, de la locura…

—Sí, sí, he pasado por varias cosas dentro de la composición: le he cantado también a chicos de la calle, por ver la tristeza de la gente, esas canciones por la gente popular que tengo en mi casa.

Pasaba por la puerta de la facultad y decía: ‘Tengo que terminar esto’, pero mi mi viejo, al revés: ‘¿Qué vas a hacer acá? ¿Estás loco? No, lo tuyo es la música’

—¿Cómo es eso?

—Hay una canción muy bonita que después no la llegamos a sacar: "Él se acercó despacito y me dijo al oído, 'Pucha que hace frío, apenas si he comido, ¿no tienes algo amigo?'. Ojitos de nadie, manitos con frío, apenas un niño, un niño dormido. Maldito el destino, la noche es testigo, de un niño dormido envuelto en rocío. Por qué será cómo será, por qué será que a veces no hay para comer mientras otros gastan en placer, por qué será cómo será, si el sol calienta por igual, si la lluvia moja siempre igual".

—¿Ves mucho esta situación?

—Y… la verdad que sí, lo veo mucho. No para hablar políticamente del momento que estamos pasando. Camino la calle hace mucho, primero porque me crié en un barrio humilde y conocí mucha fatalidad de chicos que no tenían para comer, que venían a casa; otros en la delincuencia, los mató la policía. Vengo de caminar muchas cosas. Con la música también he recorrido mucho mundo porque la música te lleva a todos lados. Entonces me ha pasado de tocar en una misma en a una fiesta privada de las mejores que se te ocurra, hasta tocar en una bailanta muy humilde o estar en un comedor de chicos pobres, o hacer algún social. Y después en Chaco, Formosa, en todos lados.

—¿Que te genera?

—Me pegó mucho todo ese tema. A veces me asusta, me hace pensar: tengo una sensibilidad que me bajonea, me pone mal, no sé si porque uno viene de una familia que vio que a su vieja le costó y que uno tuvo la suerte de salir, de estar bien y sano. Pero sí, me asusta mucho. Me cuesta entender que hay gente que tenga tanto, pero tanto, pero tanto… y no se dan cuenta que mañana se pueden morir. ¿Dónde querés meter tanta plata y sin que te importe que hay gente que no tiene la dignidad de tener un trabajo? Imaginate un padre que lo echaron de la fábrica, tiene que ir a la casa y a la mujer no tenga para darle para unas zapatillas. "No sé si vamos a comer mañana, no sé si puedo pagar el colegio del pibe". Eso es algo que me afecta mucho.

—¿Pasó eso en tu familia?

—Y… sí, muchas veces la vi a mi vieja… No llegue a pasar esas situaciones: tenía una casa propia, iba al colegio, estudiaba en los buenos. Pero más que nada he tenido vecinos que no tenían. Ves que van al colegio con las zapatillas rotas, vas a un cumpleaños y te querés matar porque a un sandwich de pan lactal lo cortan en 50 pedacitos para llenar un plato. Esas cosas las he vivido, sí. Y siempre me afectó mucho, de chiquitito.

— ¿Cómo te definís?

—Siempre fui una persona coherente, de ahorrar, de ser consciente. No acumular pero sí resguardarme dentro de lo normal, como cualquier persona, para no tener necesidades y esas cosas.

—¿Tenes hijos?

—Sí, tengo a Vicente, de ahí me puse más sensible. Mi hijo que va a cumplir 5 años. Y con él, siento una parte mía sensible que creció un montón; los miedos también crecieron mucho.

—¿Sos muy protector como padre?

—Sí, sí. Y empecé a mirar un poco más todo eso que estoy hablando ahora, lo empecé a profundizar más. Estoy enamorado de Vicente, es lo más grande que me pasó, pero a la vez también me crecieron un poquito los miedos, ver cómo manejarlo. Miedo a estas cosas: ¿qué le pasará a Vicente, cómo estará el mundo? Esas cosas me pasan.

—¿Cómo te va en el amor?

—No hice bien todas las cosas. El otro día en un programa que fui me preguntaron: "¿Por qué estás soltero? ¿Por qué no estás en pareja?". Y debe ser el tema ese, "Vivo por las mujeres"; le puse la s, y me encarnó. Y aparte estuve mucho con Cacho Castaña: se ve que mirar a esos ídolos de pibe te trae problemas.

Gastón Angrisani
Gastón Angrisani