Análisis de "La chica en la telaraña": Lisbeth Salander está de regreso

En el filme reaparece "La chica del dragón tatuado" en un intenso policial plagado de acción, suspenso, erotismo hardcore y varios giros inesperados

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La joven hacker Lisbeth Salander (Claire Foy) vuelve a unir fuerzas con el periodista Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason) para hacer frente a una compleja red de espías, ciberdelincuentes y funcionarios corruptos del gobierno, además de reencontrarse con su oscuro pasado que regresa en la forma de su hermana menor, Camilla.

Basado en el libro Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte, escrito por el autor original Stieg Larsson, esta seudo/secuela del filme de David Fincher, está dirigida por el uruguayo Fede Álvarez (No respires), quien logra un gran trabajo visual y de montaje, dotando al filme de mucho ritmo e imágenes de alto impacto.

Sin embargo, a diferencia de la trilogía fílmica sueca, y de la anterior entrega, esta se aleja del aspecto oscuro y más retorcido de la trama, aquel que ahondaba tanto en el policial y misterio como en las perversiones sexuales de algunos de los protagonistas. Aquí, todo es más light, publicitario y sobre todo, más hollywoodense.

Claire Foy en la piel de la gótica hacker bisexual logra lucir creíble y temible. Es, a su manera, una James Bond femenina, una mujer de armas tomar a la que nunca le tiembla el pulso. La que fuera La Reina en la serie de Netflix está a la altura del papel, incluso por encima de la recordada performance de Rooney Mara, pero se extraña la presencia de Daniel Craig en el rol de Blomkvist. De todas formas aquí, el periodista de Millenium es menos importante, casi un actor de reparto, y Sverrir Gudnason tampoco hace mucho por sobresalir.

Los baches que posee el guión se suplen con algunas vueltas de tuerca efectivas (aunque poco creíbles) y con un sinnúmero de secuencias extremas en las que la heroína punk hace su magia. Entretenido, este reinicio de la saga, funciona como un evento fílmico pochoclero sin más motivación que la de entretener. ¡No es poca cosa!

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