Quienes conocen a la fiscal marplatense Mariana Baqueiro aseguran que no puede creer cómo el destino se ha encargado siempre de ponerla al frente de las infinitas causas contra Jonatan Alejandro Maldonado, un violento ladrón y asesino conocido en el ámbito delictivo y judicial local como “El Tona”, hoy de 33 años, pero que está judicializado desde los 10, cuando cometió su primer robo: fue en una juguetería.
Por su trabajo, la funcionaria judicial lo conoce desde chiquito, cuando vivía en la calle con sus padres, recibía la asistencia del Estado y empezaba a cometer sus primeros robos. En su paso por los Tribunales de Menores y el fuero de Responsabilidad Juvenil, le tocó estar al frente del caso más cruel y que lo convirtió en asesino para la Ley: el crimen de Stefano Bergamaschi (17) ocurrió cuando “El Tona” entró a los tiros a robar a una casa del barrio Los Troncos donde había una fiesta.
En las últimas horas, a cargo de la UFI de Flagrancia, la fiscal Baqueiro lo mandó preso otra vez. Fue por intentar robar una casa. Las cámaras del interior de la vivienda filmaron el momento en que irrumpió y la alarma se disparó. La pena en expectativa no es alta, pero con los antecedentes de “El Tona”, su estancia en la cárcel de Batán no será corta.
Justamente, de esa cárcel salió en 2024 -tras pasar 10 años- con la pena cumplida por el homicidio de Bergamaschi, una condena a 15 años de prisión por haber sido menor al momento del homicidio. La libertad le duró poco más de un año. Algunos en los pasillos de tribunales consideran que fue mucho tiempo para un hombre que creció entre la violencia y el delito.

“Es que ‘El Tona’ estuvo judicializado de casi toda la vida”, le cuentan a Infobae su historia fuentes oficiales: “Desde que nació, en el seno de una familia abandónica, que vivía en la calle y con padres con antecedentes penales, la Justicia empezó a intervenir“.
A los 10 años lo atrapó la Policía Bonaerense por primera vez. Había robado en la famosa juguetería “Periquita” de Mar del Plata. “De los 12 a los 15 tuvo un raid delictivo importante”, sostuvieron las fuentes consultadas, pero no era punible para esa época. Por caso, en ese lapso, los medios locales le adjudicaron unos 30 hechos de robos, encubrimiento, portación de armas de guerra; y le endilgaron dos crímenes por entonces, ocurridos en noviembre de 2007, cuando “El Tona” tenía 15 años: el de Cristian Rutilaitis (32), un remisero trucho, y Sergio Fatta (26), un cómplice al que mató por la espalda.
Con los 16 años cumplidos enseguida fue preso por un robo agravado por el uso de arma. Un año después, el 29 de julio de 2009, mató a Bergamaschi: esa noche la familia de la víctima celebraba en su casa. “El Tona” y un cómplice entraron a robar a los tiros. Un balazo dio en el pecho de Stéfano de 17 años, quien murió rumbo al hospital.
Esa madrugada, la Policía Bonaerense atrapó a “El Tona” en un hotel alojamiento: estaba con su novia. Pero no duró mucho en el Instituto de Menores de Batán. Cuatro meses después se escapó junto a otros cuatro chicos. Tampoco se sostuvo prófugo. Lo atraparon 27 días después en pleno centro de Mar del Plata, cuando manejaba un Ford Escort.
Al año siguiente, el Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil N°2 de Mar del Plata lo condenó a 15 años de prisión por el robo y el homicidio de Bergamaschi.
Durante su estadía en prisión, en marzo de 2014 fue trasladado al Hospital Interzonal de Mar del Plata (HIGA) por un facazo en la cara y huyó al arrojarse desde la ventana del baño del segundo piso. Lo capturaron al mes, en la estación de trenes de Constitución de Buenos Aires y lo mandaron derecho al penal de Sierra Chica. No duraría mucho allí.
En mayo de 2014 fue trasladado a la cárcel de Batán, donde en marzo de 2021 fue apuñalado en una pelea con otros internos del pabellón 2 de la Unidad Penal 15 y volvió a ser derivado al HIGA. Dejó la cárcel el 11 de septiembre del año pasado con la pena cumplida.
“No pudo resocializar, en el penal tuvo conflicto con sus pares y era obvio que si salía, volvía a robar. No conoce otra vida”, deslizaron.
Y así, tras más de un año y dos meses en libertad, quedó otra vez preso este último fin de semana por un robo en grado en tentativa, que no es excarcelable para él. Forzó la reja de entrada de una casa de Matheu y Guido, pero escapó cuando se activó la alarma de la propiedad y entonces lo atraparon. La fiscal del caso es Mariana Baqueiro, lo imputó y lo mandó de nuevo preso: ahora a la Unidad Penal N°44 de Batán.
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