"Dale, vení; te estoy esperando en el sótano del colegio": quién es el preceptor acusado de enviarles escandalosos audios a sus alumnas

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Apenas Sofía sintió la vibración de su celular supo internamente de quién era el mensaje. De sólo pensarlo ya le daba asco. Tardó en mirar la pantalla del miedo y la angustia. Casi que para ella no era necesario ver el teléfono para darse cuenta de quien le estaba escribiendo. Cuando la chica de 13 años sacó el aparato de su bolsillo y lo observó, comprobó que estaba en lo cierto. Quien le escribía era nuevamente Facundo Fameli, su preceptor. Un hombre de 28 años que hace por lo menos nueve años que trabaja en la Escuela de Comercio Nº 21 Capitán de Navío Hipólito Bouchard de Flores. Hacía dos semanas que le escribía invitándola a salir, a verse fuera de hora e inclusive a dormir juntos. Un acoso permanente y sistemático. Casi enfermizo. Sin embargo, este mensaje en particular, le causo mayor repulsión. Fue la gota que rebalsó el vaso. Lo que hizo que le cuenta la situación a sus amigas y luego a sus padres: "Dale, vení. Te estoy esperando en el sótano del colegio".

El jueves pasado, tres alumnas se acercaron a las oficinas del colegio para hablar con la directora. Las tres habían vivido la misma situación de acoso por parte de la misma persona. Como no la encontraron porque ese día había faltado decidieron contarle todo a otra preceptora. Tomaron el coraje necesario que requiere contar un hecho así y le expusieron chats en los que Fameli les hacía propuestas sexuales e inclusive las incitaba a escaparse del colegio. También le presentaron audios y le relataron en primera persona lo que venían sufriendo. Pero no alcanzó. La mujer que las escuchaba decidió restarle importancia y esperó al día siguiente a cruzarse por casualidad en un pasillo a la directora para ponerla al tanto de la situación.

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La encargada de la institución las citó en su despacho para escuchar de sus propias bocas lo que les había pasado y ver el material acusatorio. Ese viernes dos de las tres denunciantes habían faltado por lo que la directora, en lugar de tomar cartas en el asunto de manera inmediata, optó por dejar pasar el fin de semana y esperar al lunes para escucharlas. Una falta gravísima según el protocolo que debe aplicarse en estos casos.

El lunes de esta semana finalmente se dio la reunión. Por segunda vez en pocos días las tres nenas de 13 y 14 años volvieron a juntar fuerzas y nuevamente contaron todo lo que habían vivido. Confiaron en la autoridad máxima. Pero nuevamente la profesional falló. Indiferencia y falta de empatía. No hizo nada. Luego de oír los testimonios y ver las pruebas decidió que lo conveniente era dejar pasar 24 horas antes de dar aviso a las autoridades. ¿Por qué?. Nadie sabe.

En paralelo a esto en las redes sociales comenzaron a circular las pruebas y rápidamente se viralizó la situación. Recién ahí el Ministerio Publico Tutelar intervino y realizó la denuncia penal correspondiente que recayó en la fiscalía N° 30 a cargo de la doctora Celsa Ramirez.

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"Cuando nos enteramos lo primero que hicimos fue separar de su cargo al preceptor. Al mismo tiempo decidimos iniciar un sumario tanto a la preceptora que fue la primera en recibir la denuncia y a la directora. En ambos casos no actuaron según estipula el protocolo. Deberían haber dado aviso inmediatamente y no dejar pasar ni un minuto. En ninguno de los dos casos lo hicieron", indicaron fuentes del Ministerio de educación de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Quién es el preceptor acusado?

Facundo Martín Fameli tiene 28 años. Lleva trabajando en la Escuela de Comercio Nº 21, donde asisten la totalidad de sus víctimas, 9 años. Ingresó al sistema educativo de la Ciudad de Buenos Aires en Agosto de 2011.

Según el relato de los propios alumnos, en el trato cotidiano no demostraba en lo más mínimo lo que luego exponía y dejaba ver en las redes. "En persona jamás lo vimos decirle nada a nadie ni nunca nos llegó ningún comentario. Era súper tranquilo y siempre muy amable. En cambio por las redes era otra persona", dice uno de los alumnos varones.

Hace tres años, Fameli sumó otro trabajo. Se incorporó en agosto del 2016 al plantel de entrenadores de Hockey sobre Patín del Club Atlético River Plate. En la institución de Nuñez estuvo hasta diciembre del año pasado.

"En el club nunca tuvo contacto con menores ni con mujeres. La disciplina en la que él trabajaba sólo tiene rama masculina. La realidad es que en los casi tres años que trabajo con nosotros no tuvo ningún problema ni recibimos ninguna denuncia", cuenta una persona que recorre los pasillos del Monumental. Según pudo saber Infobae, ahora está trabajando como profesor de hockey en Vélez.

El colegio, sin clases

"Estamos protestando. Los alumnos de primero a cuarto año decidimos no ir a clases y quedarnos en la puerta en señal de protesta. Queremos que echen al preceptor". Lucía tiene 14 años y sentada en el cordón de la vereda de la calle Pumacahua, frente a su escuela, charla con Infobae. Son las 9 de la mañana y desde hace una hora y media está ahí junto al resto de sus compañeros. El termómetro marca un solo dígito y el frío se siente fuerte pero eso no es impedimento para decir basta.

"El primer contacto que tuve con él se dio por Instagram. Primero me agregó. Me llamó la atención porque no era mi preceptor sino que él estaba con otros años. A los dos días me habló por primera vez. Traté de no darle bola y de hablarle cortado peor el insistió. Me mandaba audios también. Primero me preguntaba cómo estaba y si estaba cómoda en el colegio. Después la cosa se puso más incómoda e intensa", relata la alumna.

Con un dejo de angustia y temor, Lucia continúa relatando cómo fue su contacto con el preceptor acusado. Mientras da su testimonio sus amigos y compañeros se ponen detrás de ella. La alientan a contar, la ayudan a recordar: "A la semana de haberme hablado me preguntó si me quería ratear. Le dije que no pero me insistió. Le tuve que decir que no varias veces. En otra oportunidad me invitó a la casa y hasta me llegó a decir de vernos en un bar de Palermo que ahora no me acuerdo el nombre".

"En ese momento no me animé a decirle a mis papá. Se lo conté solamente a mi grupo de amigas. Ahí me enteré que no era la única. Que eramos varias a las que le escribía. Me dio miedo. A mí también me mencionó lo del subsuelo del colegio. No supe que hacer porque a pesar de todo era una autoridad del colegio. Opte por bloquearlo de todos lados y no volvió a escribirme. Desde ese momento hasta ahora cada vez que me lo cruzaba en un pasillo trataba de esquivarlo. Es una situación muy incómoda", dice Lucia antes de ir a la fiscalía a prestar ella también su testimonio.

Mientras tanto, otros grupos de alumnos pegan carteles en la puerta del colegio: "Basta de grooming", "Fameli acosador", "No nos callamos más" y "Echen al acosador". Consignas claras y concisas del reclamo que están llevando adelante.

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La mañana transcurre entre mates y música de Callejeros y el Indio Solari. Cerca del mediodía un par de alumnos que conversaban algunos metros alejados del resto pegan un grito. Se acercan corriendo y cuentan lo que acaban de ver: "Pasó el preceptor. En un auto negro con dos tipos más atrás. Tenía la ventanilla baja y nos miraba". Cuando todos apuraron el paso para llegar a la esquina para ver si divisaban algo, el vehículo ya no estaba. Pero en todos los chicos quedó la sensación de que el acusado estaba cerca y queriendo desafiarlos.

Cerca de las 14, un profesor de la escuela que hace las veces de nexo entre las autoridades y los alumnos les comunica que oficialmente Fameli está desvinculado de la escuela. Los invita a que hagan una asamblea para que voten si los del turno tarde ingresarán a tener clases. El resultado es negativo. En solidaridad con sus compañeros de la mañana los del turno vespertino deciden quedarse afuera por lo menos hasta las 18.

No son sólo menores los que realizan la protesta. También hay padres. Algunos de ellos en solidaridad con las víctimas y otros viviéndolo en carne propia: "Mi hija es una de las afectadas. A ella le escribió. El objetivo de visibilizarlo no es solamente que lo echen. Queremos que las autoridades, sobre todo la directora, nos expliquen porque tardaron tanto en denunciar. Además nos gustaría que lo echen de todos los trabajos que tenga y no lo dejen tener más contacto con menores. Es una barbaridad. No se pueden esconder más estas cosas".

A diferencia de las autoridades escolares, en la fiscalía de la doctora Ramírez se actuó con celeridad. En menos de 24 horas se empezaron a tomar las primeras declaraciones. Hasta última hora de hoy las menores seguían declarando en Cámara Gesell.

Fuentes judiciales indicaron que, si bien es muy posible que en las próximas horas se le impute el delito de grooming, la justicia está indagando y recabando testimonios para saber si en algunos de los casos se dio un encuentro sexual entre el preceptor y alguna de las menores. En ese caso la calificación legal podría ser mucho más grave: Abuso sexual.

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