La historia de los extraños tanques de agua que coronan las casas del conurbano bonaerense

Se ubican en los partidos de Tres de Febrero y San Martín. Fueron creados por inmigrantes italianos en la década del 40 y 50 del siglo XX. Los desafíos para tener el más original y las historias familiares detrás de cada construcción

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La zona noroeste del conurbano tiene una característica que lo distingue. Lo hace único. Muchas de las casas de Tres de Febrero y San Martín están coronadas con tanques de agua de diferentes formas. Esto forma parte del paisaje de los cielos de estos barrios desde mediados de la década del 50 del siglo pasado. En ese momento, los inmigrantes italianos, muchos trabajaban en la fábrica de Fiat de la zona, competían para mostrar el objeto más extraño en los techos de sus casas.

En Villa Bosch, Villa Raffo, Martín Coronado, Pablo Podestá, Ciudadela, Caseros o Villa Lynch, sobre las terrazas los tanques de agua se construyeron como barcos, cohetes, cepillos, Telettubies, elefantes, pavas, helicópteros, zapatos o sifones.

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Los protagonistas principales de esta historia de desafíos son Floro Iannantuono, don Fiore para todo el mundo, el “tano constructor” y Ferruccio Ghilardi el creador del tanque pava de Villa Raffo, uno de los emblemas del barrio.

Los inmigrantes italianos ocuparon toda esta zona que bordea la General Paz al noroeste de la Ciudad de Buenos Aires, la llamaron “la pequeña Italia”. Eran obreros o albañiles que se construían las casas con sus manos y el tanque en la altura era la coronación, como la frutilla del postre. La concreción de algo propio y que tanto esfuerzo les había costado.

Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero e historiador, sostuvo que “los tanques con formas son una marca identitaria de la localidad"
Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero e historiador, sostuvo que “los tanques con formas son una marca identitaria de la localidad"

El primer tanque con una forma exótica generó el deseo de otros tanos por continuar con la obra y tratar de hacer un tanque más grande o extraño. De esa manera, el efecto contagio hizo el resto. Así, los techos de 3 de Febrero y San Martín fueron invadidos por estas figuras.

Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero e historiador, sostuvo que “los tanques con formas son una marca identitaria de la localidad. Hace años, uno de los modos que estilaban los inmigrantes para embellecer su casa y su barrio era construir estos tanques de agua con diseños artísticos. Eso habla del amor y el gran compromiso que tenían con el lugar donde vivían”.

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Valenzuela relata cómo fueron los inicios en Tres de Febrero. “Arrancó con Don Fiore, un ciudadano italiano que llegó al país a mediados del siglo 19 y que, aprovechando su facilidad para modelar con el cemento, coronó la terraza de su casa con un gran barco homenajeando al navío que lo había traído a la Argentina. El vecino de al lado, que tenía una zapatería, le pidió a Don Fiore si le podía hacer un mocasín gigante y se lo hizo. Hoy se pueden ver los dos tanques sobre la calle Besada de Martín Coronado”.

Fiore nació en Campobasso, al Sur de Roma, en 1922. Llegó a Argentina luego de estar prisionero de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En 1948 se subió un barco para venir a hacer la América. Dos años más tarde trajo a su mujer y a su hija mayor. Con sus propias manos edificó su casa , en Coronado. Cuando terminó, eligió coronarla con un tanque de agua que recordase el barco que le había cambiado la vida tras traerlo al sur del mundo.

“Son construcciones históricas, que están esparcidas por todos los barrios, y que reflejan la cultura del trabajo y el sacrificio de los inmigrantes”, explica Valenzuela sobre la curiosidad de los cielos de su distrito.

En Pablo Podestá, una casa está coronada con un elefante construido por Don Salvattore, uno de los primeros mecánicos dentales de Tres de Febrero, ubicado en la esquina de Presidente Perón y San Luis
En Pablo Podestá, una casa está coronada con un elefante construido por Don Salvattore, uno de los primeros mecánicos dentales de Tres de Febrero, ubicado en la esquina de Presidente Perón y San Luis

En esos barrios de calles de tierra y poco tránsito, el objetivo principal era comprar un terrenito y construir la casa. “Los vecinos armaban cuadrillas de trabajo y se encargaban de una obra por vez. Los fines de semana y en cada tiempo libre se juntaban para colaborar todos con la construcción de una vivienda. Y cuando ésa quedaba terminada, pasaban a otra”, explica en su texto el historiador Horacio Callegari, autor de “Historia del Partido de Tres de Febrero”. Allí, las obras culminaban con grandes fiestas callejeras en la que sonaban canciones italianas y se bailaba entre el humo de las parrillas.

El tour de los tanques

En Martín Coronado están las obras de Don Fiore. Una es en su casa en la que el tanque homenajea al barco que lo trajo a la Argentina a iniciar una nueva vida y el mocasín marrón para la zapatería vecina.

En la misma zona, en la esquina de 12 de Octubre y La cautiva, otro inmigrante italiano recuerda a su pony muerto en la forma de caballo de su tanque de agua. El camino sigue y en Pablo Podestá, una casa está coronada con un elefante construido por Don Salvattore, uno de los primeros mecánicos dentales de Tres de Febrero, ubicado en la esquina de Presidente Perón y San Luis.

Otro de los hitos de la zona es el tanque pava en Lope de Vega y la General Paz, del lado de provincia en Villa Raffo, muy cerca de la cancha de Almagro.

Fue el símbolo de una fábrica de pavas de aluminio. En diálogo con Infobae, Alberto Fibbiani relata la historia de su abuelo Ferruccio Ghilardi creador del tanque que marca el ingreso a la zona comercial del barrio al cruzar la frontera con la Ciudad de Buenos Aires.

Unos 70 años atrás, a Ferruccio se le ocurrió que el emprendimiento de su hijo Vitorio debía tener una marca especial, algo que para que todos lo recuerden. “Mi papá, mi tío y mi abuelo Ferruccio andaban todo el tiempo juntos craneando este tipo de cosas –recuerda Alberto-. Hacían vino, grapa y en algún momento se les ocurrió esto del tanque”.

“Lo que si le pido a la Municipalidad de Tres de Febrero es que nos ayude a mantener la pava -explica Alberto-. Necesitamos que le den una mano de pintura y que la iluminen para que tenga una mejor vista para los vecinos y hasta para posibles turistas”
“Lo que si le pido a la Municipalidad de Tres de Febrero es que nos ayude a mantener la pava -explica Alberto-. Necesitamos que le den una mano de pintura y que la iluminen para que tenga una mejor vista para los vecinos y hasta para posibles turistas”

Desde sus ojos de nene, a los 6 años, Alberto descalzo y en pantalones cortos miraba a esos hombres construir una pava gigante en la terraza de su casa, justo al lado de la parra que les daba las uvas para el vino. “Vi hacer las columnas, la loza y recuerdo lo que me emocionó cuando vi que ya era un artefacto como los que vendía mi tío de aluminio”, relata el vecino de Villa Raffo.

Alberto recuerda que en su infancia era conocido como “el chico de la pava” al igual que su prima Teresa era “la nena de la pava”. Sus amigos se peleaban para ir a jugar con él, subir a la terraza y estar cerca del monumento de Villa Raffo. “Si en aquella época hubieran existido las selfies, mis amigos se hubieran sacado miles con el tanque de agua de fondo”, se sonríe el hombre mientras lo cuenta orgulloso.

“Lo que si le pido a la Municipalidad de Tres de Febrero es que nos ayude a mantener la pava -explica Alberto-. Necesitamos que le den una mano de pintura y que la iluminen para que tenga una mejor vista para los vecinos y hasta para posibles turistas”.

La audacia de emprender

Alejandro Marmo es el artista autor de los murales de Evita en el edificio de Obras Públicas de la 9 de Julio. Nació en Villa Bosch, Tres de Febrero, y es hijo de un herrero italiano. Marmo recuerda las caminatas de su infancia por el barrio y como iban surgiendo uno a uno los tanques con formas de animales u objetos. “Creo que significa una celebración del esfuerzo por haber terminado el hogar –explica-. Las familias se juntaban los fines de semana a comer y veían como los hombres terminaban la loza del tanque”.

El artista Alejandro Marmo argumenta que “los inmigrantes italianos buscaron en la construcción de esos tanques el lugar para mostrar la identidad del propietario. Dejar atrás la melancolía por el desarraigo de Europa para sentar las raíces profundas en Argentina, su nuevo destino del que esperaban mucho”
El artista Alejandro Marmo argumenta que “los inmigrantes italianos buscaron en la construcción de esos tanques el lugar para mostrar la identidad del propietario. Dejar atrás la melancolía por el desarraigo de Europa para sentar las raíces profundas en Argentina, su nuevo destino del que esperaban mucho”

“Era el espacio de la celebración y el entusiasmo que generaba la culminación de la casa propia. Ese era una ilusión de todos los inmigrantes que llegaban desde una Europa destruida a la Argentina que en esa época le daba muchas oportunidades de progresar”, sostiene Marmo

El artista argumenta que “los inmigrantes italianos buscaron en la construcción de esos tanques el lugar para mostrar la identidad del propietario. Dejar atrás la melancolía por el desarraigo de Europa para sentar las raíces profundas en Argentina, su nuevo destino del que esperaban mucho”.

Los tanques se mantienen sobre los cielos de esta zona del conurbano, conocida en aquel momento como “pequeña Italia”. Son símbolos del nacimientos de estos barrios construidos a mano por los inmigrantes que intentaron dejar su marca sobre los techos de sus casas. “La combinación de la audacia y la curiosidad de los tanos dejó su impronta en esas construcciones que coronan sus casas, que eran para toda la vida y para las futuras generaciones de su familia”, argumenta el artista Marmo.

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