Se descompuso en el quirófano y murió porque le colocaron mal el tubo para reanimarla: dos médicos están acusados de homicidio

La chica, de 27, tenía miedo a la intervención. Los profesionales introdujeron el tubo en el esófago y se le llenó el estómago de aire. La jueza dijo que tuvieron una “impericia médica” con la que “crearon un peligro para la vida e integridad física” de la paciente.

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El instituto en el que falleció María Cristina
El instituto en el que falleció María Cristina

La noche anterior María Cristina no durmió bien. Le daba temor la intervención que se tenía que hacer por un dolor lumbar. Siempre le tuvo miedo a las agujas. Si bien era algo sencillo a ella le daba miedo. Entró al quirófano, se descompuso y murió cuando los médicos intentaban reanimarla porque el tubo para oxigenar sus pulmones se lo pusieron en el esófago y no en la traquea. Así, todo el aire fue a su estómago y murió.

Por el miedo que le daba la intervención, María Cristina –su nombre completo se mantendrá en reserva– le pidió a un amigo que la acompañé. Fue él quien registró en su celular la charla con la médica cuando le dio la noticia y que está transcrita en la causa judicial a la que accedió Infobae.

-Hemos hecho absolutamente todo, hubo un equipo de más de 15 personas abajo reanimándola.

-Sí… ¿y?

-Y no la hemos podido sacar. Hemos hecho todo, lo humanamente posible, absolutamente todo… quiero que sepas que yo tengo un dolor absoluto, ¿entendés? Es mi paciente.

-No, no, no lo puedo creer.

-Yo tampoco lo puedo creer, quiero que me entiendas, … estoy desesperada, tal cual como vos, ¿entendés? Desesperada como vos…. La hemos reanimado, le hemos hecho todo, absolutamente todas las maniobras que se pueden hacer… absolutamente todo… la medicina lamentablemente tiene estas cosas que son inexplicables para nosotros, absolutamente inexplicables…

- (llanto)

-Absolutamente inexplicables…

- (llanto) No…

- Yo tampoco lo puedo creer, quiero que me entiendas, yo estoy desesperada igual porque nunca…

La investigación judicial por la muerte está a cargo de la jueza de instrucción Paula González que hace dos semanas procesó por el delito de homicidio culposo a la médica que entubó erróneamente a María Cristina y al cardiólogo que chequeó el tubo y dijo que todo estaba correcto. “En el desarrollo de su rol de garantes en la atención médica y como sucesivos líderes de equipo, crearon un peligro para su vida e integridad física que superó el riesgo permitido en el marco del fin de protección de la norma y que se concretó en la muerte de la damnificada”, sostuvo la magistrada en su resolución.

Se trata de un caso similar al de la periodista Débora Pérez Volpin, que murió en febrero del año pasado durante una endoscopia en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Murió por una mala praxis médica y el endoscopista fue condenado a tres años de prisión. Y ahora la justicia investiga si hubo responsabilidad de las autoridades de la clínica.

Débora Pérez Volpin
Débora Pérez Volpin

El 28 de junio del año pasado cerca de las 15:10, María Cristina y su amigo llegaron al centro de imágenes “Diagnóstico Médico”, que está en la calle Junín al 1000. Tenía 27 años y arrastraba desde hace un tiempo un dolor en la espalda que comenzó a sentir después de levantar un tacho en la fábrica de pinturas en la que trabajaba. Fue al médico y le ordenó que se haga un bloqueo lumbar que es un procedimiento invasivo con una aguja en el que se inyecta un antiinflamatorio para bloquear el dolor.

El amigo de ella declaró en la causa que estaba nerviosa y con miedo, que no le gustaban este tipo de intervenciones. Lo mismo dijo M.J.B., la médica especialista en diagnóstico por imágenes, que atendió a María Cristina. Relató que la vio muy nerviosa y le pidió que se quedara tranquila. Luego le hizo preguntas de rigor y ella seguía nerviosa. Comenzó la intervención con cada uno de sus pasos: las mediciones que la intervención requiere para la punción, la colocación de las agujas y el pase de la medicación. Le explicaba cada caso que hacía y el procedimiento terminó sin inconvenientes.

Pero unos minutos después, contó la médica, María Cristina le dijo que no sentía las piernas y que le picaba el tórax y el antebrazo izquierdo. Luego vomitó. Estaba nerviosa, no paraba de moverse y entró en un estado de desasosiego y estupor. Le pusieron una máscara de oxígeno y sufrió un colapso cardiovascular. Había entrado en paro. Comenzaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Personal de emergencias y cardiólogos fueron ingresando a la sala. Así quedó registrado en las imágenes del instituto que fueron analizadas por la justicia.

La médica decidió entubar a María Cristina para darle oxígeno. Uno de los médicos que había llegado era el cardiólogo J.G.G. a quien la doctora le pidió que constate si el tubo estaba bien ubicado. Le dijo que sí ya que el estaba empañado, lo que es un signo del ingreso de aire. Pero María Cristina no reaccionaba. Siguieron las maniobras de reanimación. Pero no dieron resultado. A las 16:55 terminaron las maniobras y declararon la muerte de la joven.

La médica que inició el procedimiento habló con el amigo de la víctima y las autoridades de la clínica llamaron a la policía para informar lo que había ocurrido. Se inició una causa penal y esa misma noche la jueza González allanó el centro de imágenes. Por ahora no se investigan a los directivos por alguna negligencia o encubrimiento de los médicos.

Los ocho profesionales que estuvieron en el quirófano fueron citados a indagatoria y todos coincidieron en que actuaron correctamente y siguiendo los protocolos ante situaciones de colapso cardiovascular. La mayoría señaló que la descompensación que sufrió la paciente pudo ser por una reacción alérgica que la llevó al paro.

Pero la autopsia fue concluyente y sorprendente: la muerte se produjo por asfixia e hipoxia cerebral porque el tubo que se utilizó para reanimarla no fue ubicado en la tráquea, sino en el esófago. El tanatólogo señaló que esa ubicación del tubo “provoca de por sí una alteración en el flujo aéreo por la vía aérea superior, obstruyendo el paso del aire por la vía aérea, dificultando el balance de oxígeno en el organismo con niveles de oxígeno por debajo de los compatibles con la vida” y resaltó que el estómago “presentaba un importante contenido aéreo que obstaculizaría el buen funcionamiento de los pulmones”.

También se hizo una junta médica. Los especialistas ratificaron que el tubo estuvo mal colocado, lo que provocó lesiones en el estómago de María Cristina y que cuando eso ocurrió todavía estaba viva. Además, concluyeron que la descompensación que sufrió no fue por una reacción alérgica sino por una arritmia ventricular grave que padecía, que puede derivar en una muerte súbita, y que no era conocida ni por la familia ni por los médicos que la atendieron.

Con todo eso, la jueza González concluyó que la causa de la muerte de María Cristina no fue la descompensación, sino la mala atención médica que recibió en la reanimación cuando le pusieron el tubo en el esófago ya que cuando eso ocurrió estaba con vida. Resaltó que el tubo tenía como única sujeción una cinta adhesiva.

El tubo de tuvo que se utilizó en el intento de reanimación (Foto: expediente judicial del caso)
El tubo de tuvo que se utilizó en el intento de reanimación (Foto: expediente judicial del caso)

“Se concluye entonces que más allá de que el origen de la descompensación que sufrió la víctima se atribuyó a una cardiopatía desconocida para todos los involucrados, afección que se estimó puede cursar con cuadro de Muerte Súbita, lo cierto es que, comprobada la impericia médica cuando la paciente aún se encontraba con vida, asistida y, por ende, con chances de supervivencia –por más escasas que resulten-, fue la incorrecta colocación del tubo endotraqueal en el esófago la que no sólo le impidió revertir el cuadro crítico desatado, sino que obstruyó el paso de aire oxigenado al sistema respiratorio y eventualmente al resto de los órganos, desencadenando así los procesos de asfixia e hipoxia cerebral que le dieron muerte”, concluyó la magistrada.

Los médicos acusados negaron que el tubo haya sido mal colocado. Dijeron que se pudo haber corrido cuando el cuerpo fue movido por personal de la Policía para ser llevado a la morgue judicial. Explicaron que el instituto no tiene un ascensor camillero, por lo que fue bajado por las escaleras. Y como el tubo no tenía ninguna sujeción externa se pudo salir y cuando los policías quisieron reacomodarlo lo hicieron mal.

Pero la magistrada rechazó esos argumentos porque no hay elementos que así lo prueben. Además, destacó que la junta médica concluyó que el tubo fue colocado en el esófago cuando María Cristina todavía vivía.

Por último, la jueza señaló que la médica M.J.B y el cardiólogo J.G.G – las fuentes judiciales pidieron mantener sus nombres en reservas porque la causa está en trámite– fueron los responsables de una mala práctica médica que provocó la muerte de la paciente. “En efecto, M.J.B., al momento de insertar el tubo y J.G.G, en ocasión de verificar el accionar de la nombrada, debieron advertir, como mínimo, que la excesiva intromisión del instrumento en la cavidad bucal evidenciaba una práctica errónea; y frente a ello, el cardiólogo debió ahondar en los controles clínicos y paramétricos para lograr detectar la impericia de su colega y arbitrar los medios para corregir el error a tiempo”, sostuvo González.

Ambos médicos no tuvieron la intención de provocarle la muerte a la paciente, sino que una mala práctica médica derivó en ese final. Se trata de un delito impudente, por lo que fueron procesaron por homicidio culposo que tiene una pena de uno a cinco años de prisión. Además recibieron un embargo de 1.800.000 pesos.

Los otros seis médicos que estuvieron en el quirófano fueron sobreseídos. La jueza entendió que fueron subordinados de M.J.B y el cardiólogo J.G.G y cumplieron sus órdenes.

La causa ahora se encuentra en la Cámara del Crimen. Las defensas de los médicos procesados pidieron que esa decisión sea revocada. Por su parte, el fiscal Andrés Madrea pidió que los otros profesionales también sean procesados. Si la Cámara confirma las acusaciones, los profesionales irán a juicio oral para ser juzgados.

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