Milagro médico: un bebé nació fuera del útero y a su madre le extirparon un tumor de 10 kilos

Una mujer de California llegó al hospital con molestias abdominales y se enteró de que estaba esperando un hijo. Durante la cirugía, el equipo descubrió que el embarazo no era convencional y que además debía intervenir con urgencia. El caso, que desafía las estadísticas, asombró a los especialistas por su desenlace favorable

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Foto que figura en el
Foto que figura en el comunicado de la clínica Cedars-Sinai. El nacimiento fue posible tras una cirugía en la que participaron cerca de treinta especialistas, quienes debieron extraer el quiste ovárico gigante, controlar una hemorragia grave y rescatar al bebé alojado en la cavidad abdominal, una situación extremadamente inusual

Un equipo médico del Cedars-Sinai de Los Ángeles enfrentó uno de los retos más extraordinarios de la medicina materno-fetal: el nacimiento de un bebé que, oculto tras un gigantesco quiste ovárico y gestado fuera del útero, desafió todas las estadísticas conocidas. En un comunicado de la clínica, lo calificaron como “un milagro médico”.

El caso, tan inusual que los médicos que atendieron a Suze López planean publicarlo en una revista científica, resalta por la rareza y el riesgo de los embarazos ectópicos abdominales, que solo ocurren en uno de cada treinta mil embarazos y prácticamente nunca llegan a término.

Estos eventos, según expuso el doctor John Ozimek, director médico de partos del centro hospitalario angelino, se consideran casi imposibles: “Muchísimo menos de uno entre un millón”, afirmó Ozimek, tal como consignó Associated Press.

Apenas unas semanas antes de dar a luz, Suze López, enfermera de 41 años residente en Bakersfield, California, desconocía por completo que estaba embarazada de su segundo hijo.

El bebé fue llamado Ryu,
El bebé fue llamado Ryu, nació con un peso de 3,6 kilos y permaneció protegido en la cavidad abdominal de su madre casi hasta el término de la gestación, lo que sorprendió a los médicos por la ausencia de malformaciones y la rápida recuperación del recién nacido (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los detalles del caso

El diagnóstico la tomó por sorpresa mientras esperaba la cirugía para remover un quiste ovárico de cerca de diez kilos que llevaba más de una década creciendo. La masa había sido monitorizada desde que tenía veintitantos y, tras la extirpación de su ovario derecho y otro quiste, los médicos optaron por dejar esta formación, creyendo que su desarrollo era benigno.

Fue aquella persistente molestia abdominal y una prueba de embarazo solicitada antes de una tomografía computarizada —necesaria, a su vez, para determinar el alcance del quiste— lo que cambió el destino de la familia.

El resultado arrojó positivo, desconcertando tanto a López como a los especialistas por la ausencia total de síntomas típicos y las características irregulares de su ciclo menstrual, que la habían llevado incluso a pasar años sin experimentar menstruaciones.

“Debido al gran quiste ovárico que llevaba años creciendo, podría haber sido un falso positivo, incluso cáncer de ovario”, relató López, destacando lo inverosímil de la situación: “No podía creer que, después de diecisiete años rezando e intentando tener un segundo hijo, estuviera realmente embarazada”, expresó López según la Associated Press.

La paciente Suze López tenía
La paciente Suze López tenía 41 años y desconocía que estaba embarazada porque el cuadro incluía un quiste ovárico de casi diez kilos, síntomas abdominales persistentes y un historial de alteraciones menstruales que dificultaron el diagnóstico (Imagen Ilustrativa Infobae)

El hallazgo conmocionó a su entorno inmediato. López compartió la noticia durante una cita en un partido de los Dodgers en Los Ángeles: entregó a su esposo Andrew un paquete con una nota y un diminuto mono. El asombro y la alegría se mezclaron con la creciente preocupación cuando, poco después, López sintió un malestar intenso y decidió buscar atención en el Cedars-Sinai.

Al ingresar al hospital, su estado era crítico. Los controles revelaron una presión arterial peligrosamente alta que exigió intervención inmediata y la realización de análisis completos, incluyendo resonancia magnética, ecografía y pruebas sanguíneas. La imagen diagnóstica impactó a los médicos: el útero de López estaba vacío, mientras que el feto casi a término permanecía resguardado dentro de la cavidad abdominal, próximo al hígado, protegido en una bolsa amniótica y oculto detrás del quiste ovárico.

La rareza del cuadro fue resaltada por el Dr. Michael Manuel, ginecólogo oncólogo del Centro Médico Providence Cedars-Sinai Tarzana, convocado especialmente para la extracción del quiste. “En toda mi carrera, nunca había oído hablar de un bebé que hubiera llegado tan lejos en el embarazo de esta forma”, señaló Manuel a la Associated Press. Y describió la complejidad de la intervención: “Tuvimos que descubrir cómo sacar al bebé con la placenta y sus vasos sanguíneos adheridos al abdomen, extraer la enorme masa ovárica y hacer todo lo posible para salvar a la mamá y a este niño”.

Solo uno de cada treinta
Solo uno de cada treinta mil embarazos presenta una gestación abdominal y en este caso, el equipo médico del Cedars-Sinai logró que tanto la madre como el bebé sobrevivieran después de una intervención de altísimo riesgo y una preparación multidisciplinaria (Imagen Ilustrativa Infobae)

El desafío médico implicaba riesgos letales. Según el Dr. Ozimek, el feto “parecía estar implantado principalmente en la pared lateral de la pelvis, lo cual es muy peligroso, pero más manejable que una implantación en el hígado”. Por su parte, la especialista materno-fetal Dra. Cara Heuser, de Utah —quien no participó en este caso— recordó que en la literatura hay descritos embarazos similares, como el reportado en Etiopía en 2023, en el que madre y bebé sobrevivieron, aunque la mortalidad fetal puede alcanzar el 90% y las posibilidades de malformaciones alcanzan uno de cada cinco casos.

Todo el proceso exigió una coordinación multidisciplinaria sin precedentes. El día del parto, el dieciocho de agosto, alrededor de treinta especialistas —incluyendo oncólogos ginecológicos, expertos en medicina materno-fetal, anestesiólogos obstétricos, enfermeras y técnicos quirúrgicos altamente calificados— ocuparon casi al completo el quirófano preparado para la doble intervención. El enfoque fue garantizar tanto el nacimiento seguro como la extirpación del quiste y el control de las posibles complicaciones para la madre.

El procedimiento quirúrgico fue extremadamente delicado. Según narró el anestesiólogo Dr. Michael Sánchez, en cuanto nació el bebé, López comenzó a sufrir una hemorragia grave. Aunque el hospital estaba preparado para emergencias de máxima complejidad —como único centro de atención materna de nivel IV en California—, la gravedad de la situación requirió activar maquinaria para trasfundir sangre a gran velocidad.

El diagnóstico del embarazo llegó
El diagnóstico del embarazo llegó de forma accidental, gracias a una prueba solicitada antes de una tomografía para estudiar el quiste, lo que cambió el rumbo de la atención médica y generó sorpresa tanto en la paciente como en los especialistas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El equipo utilizó once unidades de sangre y logró estabilizar a López después de que perdiera casi la totalidad de la suya.

En el transcurso de la cirugía, el Dr. Manuel logró retirar el quiste dermoide y el equipo del Dr. Ozimek procedió a extraer rápidamente al bebé, a quien trasladaron de inmediato a los especialistas de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).

El equipo celebró que, tras un embarazo tan riesgoso, el pequeño —llamado Ryu por sus padres, inspirados por un jugador de béisbol y el icónico personaje de la saga de videojuegos Street Fighter— llegó al mundo con solo mínimos problemas de salud y un peso de 3,6 kilos (ocho libras).

La neonatóloga Dra. Sara Dayanim, del Cedars-Sinai Guerin Children’s, explicó que la mayor atención se enfocaba en el desarrollo pulmonar del bebé, ya que los pulmones inmaduros suelen ser una de las mayores complicaciones en embarazos abdominales.

Durante la cirugía, Suze López
Durante la cirugía, Suze López perdió casi toda su sangre y el equipo médico debió utilizar once unidades para estabilizarla, un procedimiento posible gracias a la preparación del Cedars-Sinai como centro de atención materna de nivel IV (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Estábamos muy preparados para manejar cualquier problema pulmonar que pudiera tener el bebé. Pero se recuperó de la anestesia bastante rápido y estaba muy activo”, precisó Dayanim. Al día siguiente del parto, el equipo pudo retirar el tubo de respiración y, durante las dos semanas de hospitalización, Ryu cumplió con todos los parámetros de supervivencia esperados: “Desafió todos los pronósticos”, celebró la especialista.

La recuperación de Suze López también asombró a los profesionales. Su energía y determinación le permitieron movilizarse en poco tiempo para acompañar a su hijo recién nacido, a su esposo y a su hija mayor, Kaila, en la UCIN. López remarcó el acompañamiento clave de la subdirectora de la Unidad de Cuidados Materno-Fetales, la enfermera Carmen Chávez, quien asistió a la familia en cada etapa, tanto antes como después de la cirugía.

“Me visitaba con frecuencia. Estuvo presente en las consultas médicas para asegurarse de que entendiéramos todo lo que estaba enfrentando en un momento difícil. Incluso nos ayudó a contarle a mi hija sobre el embarazo. Soy enfermera, pero lo que Carmen hizo fue excepcional. Lo significó todo”, expresó López.

El caso motivó a los
El caso motivó a los profesionales a documentar exhaustivamente la experiencia, con el propósito de compartir procedimientos, riesgos y estrategias en el ámbito académico, dada la singularidad y complejidad de la situación enfrentada (Imagen Ilustrativa Infobae)

Chávez, por su parte, señaló que la situación requirió una planeación exhaustiva y un compromiso integral del equipo, dadas las complejidades y los desafíos del caso: “Este fue un caso de riesgo excepcionalmente alto, y tuvimos que planificar cada detalle”.

La familia López consideró este acontecimiento como la respuesta tangible a años de oraciones por un segundo hijo. Andrew López explicó que el segundo nombre de su hijo, Jesse, significa “regalo de Dios”. “Él es nuestro regalo. Y Ryu y Suze son mis milagros. Me dejaron entrar al quirófano, y fue duro ver lo que estaba pasando, y fue increíble ver nacer a Ryu. Así que sí, muchas oraciones han sido escuchadas”, reflexionó Andrew.

Desde aquel momento, los avances en la salud de Ryu han sido sostenidos y positivos. Los padres relataron la emoción de ver al bebé interactuar con su hermana Kaila, dieciocho años mayor, y aseguraron que su llegada completó la familia. En plena víspera de la primera Navidad de Ryu, Suze López enfatizó el sentimiento de gratitud por lo vivido: “Creo en los milagros. Dios nos dio este regalo, el mejor regalo del mundo”, manifestó con su hijo en brazos.

El Dr. John Ozimek destacó la excepcionalidad del caso y la capacidad del Cedars-Sinai para afrontar emergencias reproductivas de la máxima complejidad, gracias a la especialización y coordinación de todas las áreas clínicas involucradas.

La intervención no solo permitió
La intervención no solo permitió salvar la vida de Suze y Ryu, sino que también demostró la importancia de la atención especializada y la coordinación de áreas clínicas en escenarios de riesgo extremo, según remarcaron los directivos del hospital (Freepik)

A su vez, la Dra. Sarah J. Kilpatrick, directora del Departamento de Obstetricia y Ginecología del hospital, subrayó las implicancias: “La capacidad de brindar este nivel de atención altamente capacitada, coordinada y multidisciplinaria para pacientes con riesgo extremadamente alto puede marcar una diferencia crítica en la salud tanto de la madre como del bebé, como vimos en este caso extraordinario de Suze y Ryu López”.

En el contexto médico, los embarazos abdominales se consideran una de las formas más peligrosas de gestación ectópica. Según expuso el Dr. Michael Manuel, “la placenta no puede crecer allí de forma segura, lo que crea un riesgo excepcionalmente alto de hemorragia materna catastrófica y muerte fetal. Es extremadamente raro que un bebé sobreviva y a menudo se enfrenta a graves complicaciones médicas”.

La literatura científica refuerza esta perspectiva, con investigaciones recientes que documentan tasas de mortalidad fetal de hasta el noventa por ciento, así como la posibilidad de defectos de nacimiento en uno de cada cinco casos, datos que refuerzan la naturaleza verdaderamente excepcional del nacimiento de Ryu.

La historia de Suze López
La historia de Suze López estuvo marcada por años de intentos de tener un segundo hijo, múltiples cirugías y un seguimiento médico constante por un quiste cuya evolución se consideraba benigna hasta el hallazgo del embarazo abdominal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Asimismo, el caso ha inspirado a los profesionales involucrados a iniciar la documentación exhaustiva del episodio para su análisis en el ámbito académico, en un esfuerzo por compartir las lecciones y procedimientos aplicados ante situaciones de altísimo riesgo. Varios especialistas han subrayado su asombro por el desenlace: “Fue realmente, realmente notable”, remarcó Ozimek.

La experiencia vital de la familia López condensa el impacto de una vivencia al límite de la ciencia médica, conjugando incertidumbre, esperanza y fe.

“Aprecio cada detalle. Todo. Cada día es un regalo y nunca lo voy a desperdiciar. Dios me dio a este bebé para que fuera un ejemplo para el mundo de que Dios existe, de que los milagros, los milagros modernos, sí ocurren”, concluyó Suze López, marcando la huella de un caso destinado a ocupar un lugar singular tanto en la memoria familiar como en la historia reciente de la medicina materno-infantil.