El ejercicio físico previene el cáncer: nueva evidencia muestra que caminar rápido disminuye el riesgo tumoral

Un estudio internacional analizó datos de más de 430.000 personas y destacó la velocidad en la marcha como factor protector frente a enfermedades oncológicas. Las razones de los beneficios

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Estudios recientes confirman que la
Estudios recientes confirman que la actividad física, especialmente caminar a paso rápido, contribuye a reducir la incidencia de tumores (Freepik)

Caminar a paso rápido podría ser una herramienta sencilla y eficaz para reducir el riesgo de cáncer, según un estudio internacional publicado en el Journal of Cachexia,Sarcopenia and Muscle.

El análisis, que incluyó a más de 430.000 personas, reveló que quienes marchan a paso rápido presentan hasta un 53% menos riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en comparación con quienes caminan despacio.

Los investigadores consideran que este hallazgo se debe a dos razones principales: la disminución de la inflamación y la mejora en perfil de metabolismo lípido (colesterol total y colesterol LDL) que provoca el caminar rápido.

El estudio, liderado por el Departamento de Farmacología y Farmacia de la Universidad de Hong Kong (HKUMed), evaluó la relación entre la velocidad al andar y la incidencia de cáncer en dos grandes cohortes: el Biobanco del Reino Unido y el Estudio de Osteoporosis de Hong Kong.

Caminar rápido reduce el riesgo de cáncer y el efecto es mayor en el pulmón

Investigadores resaltan que aumentar el
Investigadores resaltan que aumentar el ritmo al andar no solo mejora la salud general, sino que también podría convertirse en un marcador temprano de riesgo tumoral (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el Biobanco británico, que incluyó a 431.598 participantes con una mediana de seguimiento de 10,9 años, quienes declararon caminar rápido tuvieron un 13% menos de riesgo de desarrollar cualquier tipo de cáncer frente a los caminantes lentos. En la cohorte de Hong Kong, con 1.311 participantes y un seguimiento de 6,9 años, la reducción del riesgo alcanzó el 45% para cualquier cáncer en quienes caminaban a una velocidad igual o superior a 1,0 metros por segundo.

El efecto protector fue especialmente notable en el cáncer de pulmón. En el Biobanco del Reino Unido, caminar rápido se asoció con una reducción del 53% en el riesgo de este tipo de tumor.

Esta asociación se mantuvo tras ajustar por factores como edad, sexo, índice de masa corporal, nivel de actividad física, fuerza de agarre y antecedentes familiares de cáncer.

Para medir la velocidad al caminar, los participantes del Biobanco del Reino Unido informaron su ritmo habitual (lento, normal o rápido), mientras que en Hong Kong se realizó una prueba cronometrada de seis metros. Los casos de cáncer se identificaron a través de registros médicos electrónicos, y los análisis estadísticos incluyeron modelos ajustados por múltiples variables sociodemográficas y de estilo de vida.

La consistencia de los resultados en dos poblaciones étnicamente distintas refuerza la validez de los hallazgos, según los autores del estudio.

¿Por qué caminar rápido está asociado a menor riesgo de cáncer?

El estudio, liderado por la
El estudio, liderado por la Universidad de Hong Kong, destaca la validez de los resultados en distintas poblaciones ( Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio también exploró los mecanismos biológicos que podrían explicar la relación entre caminar rápido y menor riesgo de cáncer.

El análisis mostró que aproximadamente una cuarta parte del efecto protector se atribuye a niveles más bajos de inflamación (medidos por proteína C reactiva y recuento de glóbulos blancos) y a mejores perfiles de metabolismo lipídico (colesterol total y colesterol LDL) en los caminantes rápidos.

Estos factores, según el equipo de investigación, contribuyen a una mejor salud general y podrían reducir la probabilidad de desarrollar cáncer.

El profesor Cheung Ching-lung. del Departamento de Farmacología y Farmacia de la HKUMed, destacó que estos hallazgos brindan a los profesionales de la salud una herramienta práctica y de fácil evaluación para identificar a las personas con mayor riesgo tumoral.

El investigador subrayó: “La investigación sugiere que los beneficios de caminar para la salud no se limitan a la distancia, sino también a la velocidad“.

Las limitaciones del estudio

La velocidad al caminar podría
La velocidad al caminar podría convertirse en un marcador temprano de riesgo oncológico, según los autores (Freepik)

Entre las limitaciones señaladas por los autores, destaca la naturaleza observacional del estudio, lo que impide establecer una relación causal directa.

Además, la cohorte del Biobanco del Reino Unido representa una población relativamente sana, y la de Hong Kong está compuesta principalmente por mujeres e individuos sin enfermedades graves, lo que podría limitar la generalización de los resultados. El tamaño reducido de la muestra en Hong Kong también impidió realizar análisis detallados por subtipos de cáncer en esa población. Por ello, los investigadores insisten en la necesidad de replicar estos hallazgos en otros grupos y de determinar el umbral óptimo de velocidad al caminar para predecir el riesgo de cáncer.

A pesar de estas limitaciones, la investigación sugiere que la velocidad al caminar podría convertirse en un marcador importante de resiliencia fisiológica y un indicador temprano de riesgo oncológico. El equipo de la Universidad de Hong Kong considera que estos resultados abren nuevas líneas de estudio para evaluar si caminar más rápido puede beneficiar a los pacientes con cáncer o reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad.

El ejercicio físico como aliado para prevenir el cáncer

En la búsqueda del bienestar
En la búsqueda del bienestar y la longevidad, un hombre mayor se entrega al ejercicio y entrenamiento en el gimnasio, priorizando la salud y cuidado de su cuerpo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Como publicó Infobae, una sola sesión de ejercicio físico puede reducir hasta 30% el crecimiento de células cancerosas en sobrevivientes de cáncer de mama, según un estudio de la Universidad Edith Cowan en Australia.

El trabajo, publicado en agosto, demostró que tanto el entrenamiento de resistencia como los intervalos de alta intensidad generan un aumento de mioquinas, proteínas musculares con propiedades anticancerígenas, que ralentizan la proliferación tumoral.

El equipo observó que, tras el ejercicio, los niveles de decorina, interleucina 6 (IL-6) y SPARC en sangre aumentaron entre 9% y 47%, lo que se asoció a una reducción de hasta 29% en el crecimiento de células cancerosas MDA-MB-231.

El efecto fue más pronunciado en quienes realizaron ejercicio a intervalos de alta intensidad (conocido como HIIT).

La integración del ejercicio físico como parte activa del tratamiento oncológico se basa en la publicación de diversos estudios que demuestran su capacidad para reducir la recurrencia y la mortalidad en pacientes con cáncer, especialmente en los casos de cáncer de colon y cáncer de mama.

El ensayo clínico internacional CHALLENGE, liderado por el Grupo Canadiense de Ensayos en Cáncer y presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO), siguió durante más de una década a 889 pacientes con cáncer de colon en estadios avanzados.

Todos los participantes habían completado cirugía y quimioterapia antes de ser asignados aleatoriamente a un programa de ejercicio aeróbic. Según publicó Infobae, tras ocho años de seguimiento, el grupo que realizó actividad física presentó un 37 % menos de riesgo de muerte y un 28 % menos de probabilidad de recurrencia o aparición de nuevos tumores, según los datos publicados en The New England Journal of Medicine.

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