La cuestión de cuán rápido (velocidad) se deben ejecutar las repeticiones divide a quienes desean obtener el máximo provecho del entrenamiento con pesas. Para quienes buscan músculo y fuerza, la velocidad de cada movimiento no es un simple detalle técnico, sino un elemento que puede definir el éxito o el estancamiento en los resultados.
Según señaló GQ, no existe una fórmula mágica aplicable a todos: la elección entre repeticiones lentas o rápidas debe responder a los objetivos y las características personales de cada uno.
Edad, genética, alimentación, descanso, nivel de actividad y el propio diseño de la rutina constituyen los factores que marcan la diferencia entre el progreso sostenido y el estancamiento. Comprender el papel de la velocidad en cada repetición es el primer paso para personalizar el entrenamiento y transformar los esfuerzos en resultados visibles y sostenibles.

¿Por qué importa la velocidad de las repeticiones?
El ritmo de ejecución afecta el tiempo que los músculos permanecen bajo tensión, lo que puede influir en la intensidad total del ejercicio sin necesidad de aumentar el peso ni la cantidad de repeticiones.
Tal como explicó la Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento Físico de Estados Unidos (NSCA por sus siglas en inglés), citado por GQ: “El ritmo de tus repeticiones —la rapidez o lentitud con la que las completas— puede cambiar la forma en que un movimiento estimula tus músculos e induce a tu cuerpo a adaptarse, incluyendo el dolor muscular que puedas sentir y los resultados que finalmente obtendrás de tu entrenamiento de fuerza”.

Además, la variedad en la velocidad contribuye a mantener la motivación y a desafiar de forma constante al sistema muscular y nervioso, previniendo la monotonía y el estancamiento en el progreso.
Repeticiones lentas y rápidas: definición técnica y aplicaciones
De acuerdo con el Journal of Strength and Conditioning Research, una repetición lenta oscila entre 1,7 y 4,5 segundos, mientras que una rápida se realiza en un rango de 0,3 a 2 segundos, como cita GQ. Esta diferencia permite ajustar la rutina en función del objetivo prioritario:
- Repeticiones lentas: Prolongan el tiempo bajo tensión, lo que estimula la hipertrofia muscular y favorece un mayor control técnico. Resulta útil para quienes buscan maximizar el crecimiento muscular y perfeccionar la ejecución de cada movimiento.
- Repeticiones rápidas o explosivas: Generan potentes adaptaciones neuromusculares y permiten incrementar la fuerza máxima y la potencia. Son recomendables para deportistas avanzados o quienes buscan mejorar el rendimiento atlético.
Otros factores para optimizar la ganancia muscular y de fuerza
La velocidad de las repeticiones es solo un componente más dentro de la construcción de una rutina eficaz. Los expertos citados por GQ subrayan que el número de repeticiones, la cantidad de series, la técnica y la frecuencia de entrenamiento (idealmente, dos o tres veces por semana para cada grupo muscular) son determinantes para lograr resultados importantes.

Además, una alimentación balanceada, una adecuada recuperación y el seguimiento de una estructura progresiva, donde aumente gradualmente la dificultad, contribuyen a potenciar tanto la fuerza como el volumen muscular.
Sugerencias para principiantes y avanzados
La Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento Físico de Estados Unidos sugiere que quienes se inician o regresan después de una lesión opten por repeticiones lentas, ya que permiten aprender la técnica correcta, minimizar la posibilidad de lesiones y facilitar una adaptación progresiva del músculo y las articulaciones. En cambio, quienes ya dominan los ejercicios básicos pueden incorporar repeticiones explosivas para estimular la fuerza y la potencia.
Alternar la velocidad de ejecución dentro de la misma rutina ofrece grandes beneficios, ya que promueve distintas adaptaciones fisiológicas y evita que el cuerpo desarrolle tolerancia a un único estímulo.

La recomendación principal de los especialistas consultados por GQ es introducir tanto repeticiones lentas como rápidas en el programa de entrenamiento, ajustando la proporción y el enfoque según los objetivos individuales y el nivel de experiencia. Esta alternancia no solo aporta variedad y mejora técnica, sino que maximiza el potencial para desarrollar músculo y fuerza.
Adaptar la rutina a las características, limitaciones y metas de cada persona es el factor definitivo para obtener resultados satisfactorios. La clave está en la integración inteligente de ambos tipos de repeticiones, una alimentación consistente y la constancia en el entrenamiento.
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