De qué se tratan los “trastornos funcionales” en niños por la pandemia que detectaron pediatras argentinos

La Sociedad Argentina de Pediatría advirtió que han ido creciendo las consultas por afecciones físicas y psicológicas sin origen orgánico específico y que pueden ser vinculadas al aislamiento y los cambios generados en la rutina de los chicos en cuarentena

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Recomendaron a los padres y allegados acompañar y sostener al niño en este marco de pandemia, además de la visita al pediatra de confianza, dar lugar a la escucha, hablar sobre las emociones, limitar el uso de pantallas, promover el juego, las actividades físicas deportivas y recreativas. (REUTERS/Nacho Doce)
Recomendaron a los padres y allegados acompañar y sostener al niño en este marco de pandemia, además de la visita al pediatra de confianza, dar lugar a la escucha, hablar sobre las emociones, limitar el uso de pantallas, promover el juego, las actividades físicas deportivas y recreativas. (REUTERS/Nacho Doce)

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advirtió que el aislamiento generado en los meses de pandemia se está manifestando en la salud de los niños y adolescentes, ya que se ha visto en los consultorios un importante aumento de casos de diversas afecciones llamadas por los especialistas “trastornos funcionales”, ya que no tienen un origen orgánico específico. Estos síntomas están vinculados con los cambios en la vida cotidiana, pérdida de las rutinas, la escolaridad desde el hogar y la restricción de los encuentros presenciales, que se suman a las personas adultas que muchas veces están sobrecargadas de tareas o preocupaciones.

Desde la SAP recomendaron a los padres y allegados acompañar y sostener al niño en este marco de pandemia, además de la visita al pediatra de confianza, dar lugar a la escucha, hablar sobre las emociones, limitar el uso de pantallas, promover el juego, las actividades físicas deportivas y recreativas. Estimular los espacios de diálogo y el tiempo compartido con el grupo familiar. Reforzar la autoestima, tener cuidado con las críticas de desvalorización y con las conductas rígidas en la crianza y evitar la sobreprotección que lleva a la dependencia, promoviendo, la autonomía progresiva del niño, niña o adolescente.

Los médicos señalaron que la intensidad de la virtualidad y el encuentro cercano con los contagios por Covid-19, genera un impacto en el estado emocional que sufren los niños. En los consultorios se ven en forma recurrente pequeños con dolores abdominales, cefaleas, dolor en miembros inferiores, en la zona del tórax, entre otras que, sin tener un origen orgánico específico, aparecen y desaparecen como respuesta del organismo ante situaciones crónicas de estrés.

Los médicos recomiendan contener y acompañar a los chicos
Los médicos recomiendan contener y acompañar a los chicos

“Cuando las situaciones de estrés no pueden ser verbalizadas suelen expresarse con síntomas como dolor, sin una lesión orgánica demostrable. A esto se le llama ‘síntomas funcionales’. Cuando son intensos y afectan la actividad diaria (como comer, dormir, jugar o aprender) se convierten en trastornos y suelen motivar la consulta médica. Algunas familias presentan una mayor tendencia a tener síntomas funcionales”, explicó Juan Pablo Mouesca, médico pediatra, psiquiatra infanto-juvenil, miembro de la SAP.

La médica especialista en niñez y adolescencia Ángela Nakab agregó que “en los niños, niñas y adolescentes, se observan las llamadas quejas somáticas o síntomas funcionales, que es la forma en que el cuerpo expresa lo que se siente. Los chicos tienen inmadurez de su aparato psíquico, están en etapa de continuo desarrollo y viven cotidianamente exigencias, retos y necesidades”.

“Ante situaciones de estrés utilizan sus recursos para afrontarlas, siempre apoyados en el sostén de sus figuras de apego y es importante la contención de los padres y pediatras y que estén atentos y puedan observar esas manifestaciones y ofrecer apoyo para resolverlas”, sostuvo.

En el marco de las restricciones producto de la difusión comunitaria del coronavirus, la Secretaria de Niñez Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación publicó la Guía Impacto emocional en pandemia - Guía de recursos para la contención emocional de chicas y chicos de 6 a 12 años.

Allí ya se mencionaba que el “Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio’ (ASPO) como el Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO), constituyen una situación profundamente compleja, que afecta nuestra salud, nuestro trabajo, nuestros vínculos, nuestras rutinas y cuidados –entre muchas otras variables– y tienen un fuerte impacto en los estados emocionales de niños, niñas, adolescentes y personas adultas”.

Entre los cambios profundos en la vida cotidiana los especialistas mencionaron la pérdida de las rutinas habituales, la escolaridad desde el hogar, la restricción de los encuentros presenciales, personas adultas sobrecargadas de tareas o preocupaciones, la intensidad de la virtualidad
Entre los cambios profundos en la vida cotidiana los especialistas mencionaron la pérdida de las rutinas habituales, la escolaridad desde el hogar, la restricción de los encuentros presenciales, personas adultas sobrecargadas de tareas o preocupaciones, la intensidad de la virtualidad

Entre los cambios profundos en la vida cotidiana los especialistas mencionaron la pérdida de las rutinas habituales, la escolaridad desde el hogar, la restricción de los encuentros presenciales, personas adultas sobrecargadas de tareas o preocupaciones, la intensidad de la virtualidad y el encuentro cercano con los contagios por Covid-19, y les adjudica un rol protagónico en el impacto del estado emocional que sufren los niños.

“La incertidumbre, los problemas económicos, el desempleo, la enfermedad por COVID-19, el duelo por fallecidos, la falta de contacto físico con familiares y amigos y el trabajo dentro de la casa son factores que afectan a todo el grupo familiar”, agregó la pediatra Marta Chorny, miembro del Comité de Medicina Ambulatoria de la SAP.

“Paralelamente, los cuidadores presentan menos capacidad de contención para los niños, y estos tienen menos lugares donde ser contenidos: las escuelas, los centros de primera infancia, clubes y lugares religiosos no se encuentran disponibles para el encuentro o lo hacen de manera reducida”, puntualizó Mouesca.

Paralelamente, la propia dinámica de la pandemia limita los recursos para la atención de estos cuadros de salud porque los centros de atención, como hospitales y sanatorios está especialmente acondicionaron para la atención de los contagios por COVID-19 en detrimento de la atención general.

En ese marco, los centros de atención de salud mental no atienden en forma presencial o lo hacen de manera espaciada y, a la vez, son pocos los lugares de atención psicológica.

La SAP mencionó también que “incluso, los programas de intervención en terreno -o sea los que concurren a los domicilios- y los organismos de protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes (NNyA) como las defensorías zonales o los servicios locales de protección de derechos, en contados casos mantienen una atención presencial. En conclusión: hay más factores estresantes, pero menos lugares adonde esa demanda pueda ser escuchada y atendida adecuadamente”.

El aislamiento y la necesidad de permanecer muchas horas en los hogares hay incrementado los conflictos intrafamiliares y en muchos casos la convivencia de la familia ampliada, lo que redunda para los niños en dificultades en el aprendizaje y conflictos en las relaciones con sus pares y son los desencadenantes de los trastornos funcionales.

En otros casos, se ha detectado maltrato infantil, violencia de género de la cual los niños son testigos, además de abuso sexual, que la SAP consideró se incrementaron con la pandemia.

Los adolescentes que padecen dolores inespecíficos crónicos como cefaleas frecuentes, dolores en todo el cuerpo, gastrointestinales, en las articulaciones, entre otros”,EFE/EPA/JOSE SENA GOULAO/Archivo
Los adolescentes que padecen dolores inespecíficos crónicos como cefaleas frecuentes, dolores en todo el cuerpo, gastrointestinales, en las articulaciones, entre otros”,EFE/EPA/JOSE SENA GOULAO/Archivo

Estas situaciones aumentaron ne los últimos meses y “las quejas somáticas son una forma de presentación frecuente” y el riesgo de no abordar cuáles pueden ser las causas que llevan a estos trastornos profundizará los malestares y padecimientos, alterando la calidad de vida, los vínculos, la escolaridad y las relaciones del niño con su familia”, expresó.

Por eso, Rut Vanesa Mariñas, médica pediatra del Comité de Estudio Permanente del Adolescente (CEPA) de la SAP, destacó que “es necesario que estas afecciones sean tratadas”.

“Los adolescentes que padecen dolores inespecíficos crónicos como cefaleas frecuentes, dolores en todo el cuerpo, gastrointestinales, en las articulaciones, entre otros, asociados o no a algún trastorno psicológico (como depresión, ansiedad, angustia, hipocondría) deben consultar al médico de adolescentes y ser abordados por un equipo interdisciplinario, el que tomará en cuenta la salud integral del paciente en sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales; solo así se puede dar respuesta a este tipo de patologías”, puntualizó.

Raquel Sanguinetti, pediatra del Comité de Medicina Ambulatoria de la SAP, remarcó:“Los trastornos funcionales en la infancia y adolescencia se manifiestan como una queja presentada por los pacientes para la que no se encuentra explicación orgánica y donde no hay un daño físico evidente”.

“La presentación varía con las edades, en la primera infancia es más frecuente el dolor abdominal recurrente, algo más tarde la cefalea y en la adolescencia se agregan el insomnio y la fatiga. Son todos síntomas que vemos con mucha frecuencia en la práctica clínica diaria”, cerró.

Ante esto los médicos aconsejaron a los padres no caer en el error de atribuir cualquier tipo de dolor a estos trastornos, sino consultar al pediatra, quien determinará si es algo puramente funcional o si requiere la realización de estudios para descartar otras condiciones médicas.(Foto: Pixabay)
Ante esto los médicos aconsejaron a los padres no caer en el error de atribuir cualquier tipo de dolor a estos trastornos, sino consultar al pediatra, quien determinará si es algo puramente funcional o si requiere la realización de estudios para descartar otras condiciones médicas.(Foto: Pixabay)

Para realizar un diagnóstico de trastorno funcional los pediatras necesitan la evaluación de la historia clínica ampliada del niño, un buen examen físico, recabar datos semiológicos y búsqueda de signos de alarma.

“El dolor no es inventado, lo sienten. Y los dolores se presentan en un amplio espectro: desde leves, universales y transitorios, hasta graves, raros e incapacitantes”, dijeron.

Ante esto los médicos aconsejaron a los padres no caer en el error de atribuir cualquier tipo de dolor a estos trastornos, sino consultar al pediatra, quien determinará si es algo puramente funcional o si requiere la realización de estudios para descartar otras condiciones médicas.

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