
De acuerdo con Western Producer, la creciente elaboración de etanol en Brasil mantiene más maíz en el país y le pone un techo a las exportaciones de este líder del negocio global, lo cual beneficia a sus competidores, entre ellos la Argentina. Se espera que en un determinado momento la reducción de las exportaciones del socio del Mercosur aporte sobremanera al sostén de las cotizaciones internacionales del cereal.
Tiene lógica. Brasil es uno de los tres mayores exportadores de maíz del mundo, por lo que ha adquirido una influencia significativa en los precios globales. Los productores de cebada del planeta también se beneficiarían de este probable escenario, ya que el uso de ambos cultivos está estrechamente vinculado.
La información indica que a pesar del aumento esperado en la producción de maíz en Brasil, sus exportaciones pueden ser menores debido al creciente consumo interno. En su último análisis, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) estimó una producción de 124,74 millones de toneladas para la campaña aún en curso, por encima de los 115,70 millones de toneladas de la temporada 2023/24. Sin embargo, las exportaciones del cereal pasarían de 38,5 millones de toneladas en la cosecha anterior a 34 millones de toneladas en 2024/25.

En la última década, el consumo interno de maíz en Brasil ha aumentado un 53 %, una tendencia que seguramente ha de mantenerse, de ahí que se estima que su peso en el mercado de exportación del grano como tal será menor en los próximos años.
El mercado doméstico brasileño consume alrededor del 70% de la producción total de maíz, y el principal motor de crecimiento es la industria del etanol. Esto genera una presión constante sobre la oferta. En particular, los elaboradores de este biocombustible utilizan actualmente el 15 % de la producción brasileña, frente al 0,6 % de hace una década. El sector ganadero del vecino país es otro gran demandante de maíz. Además, Brasil es el segundo mayor productor avícola del mundo.
El socio del Mercosur utilizó 18,34 millones de toneladas de maíz para la producción de etanol en 2024/25, frente a las 400 mil toneladas de hace 10 años. En el caso de la actividad pecuaria, consume unos 63 millones de toneladas de maíz al año, y en ascenso.

Según Forbes, se espera que la producción de etanol de Brasil en 2024/25 totalice 36,1 mil millones de litros, incluyendo el combustible generado a partir de caña de azúcar y maíz, lo que indica un aumento del 1,3% en comparación con la temporada pasada. Este crecimiento se deberá al salto en la producción de etanol de maíz, ya que la cosecha de caña de azúcar será igual o menor que lo esperado, debido al clima cálido y seco de una parte del desarrollo del cultivo, afirmó la Conab.
Los números son claros. La producción de etanol de maíz está en aumento en Brasil, alcanzando un estimado de 8.250 millones de litros en 2024/25, frente a los tan solo 140 millones de litros de hace algo más de una década. El país cuenta con 25 plantas de etanol a partir de este grano y otras 15 en construcción. Se espera que la producción trepe a 10.000 millones de litros en 2025/26, con lo cual el maíz explicará casi un tercio de la generación total de etanol del país. La caña de azúcar da origen al resto.
La plataforma Grão Direto subraya que el vecino país espera recoger la segunda mayor cosecha de maíz de la historia, pero a partir del consumo interno —impulsado principalmente por la creciente demanda de las plantas de etanol—se estima que el excedente para la exportación disminuirá, lo que podría amenazar la posición del país como el segundo mayor exportador mundial del cereal. Este escenario debería generar mayor interés en la siembra de maíz la próxima campaña, que podría competir directamente con el área de soja.

Hay consenso entonces en el sentido de que a medida que se destine más maíz a la producción de etanol, Brasil tendrá menos suministros para exportar. “La inversión continua en el sector, incluyendo nuevas plantas industriales y ampliaciones de algunas unidades existentes, llevará a aumentar la producción del carburante en otros 2,5 mil millones de litros en los próximos cuatro años”, aseguran desde la Conab, al comentar las perspectivas para Mato Grosso, el mayor productor de maíz y etanol del cereal en Brasil.
El Departamento de Agricultura de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, también analizó el tema. Sus profesionales recuerdan que un importante impulsor de la expansión del maíz ha sido el cultivo de segunda cosecha, sembrado principalmente en el Centro-Oeste del país. La safrinha, irrelevante a comienzos de siglo, representa actualmente en Brasil el 80% de su producción total de maíz. Tiene peso decisivo en la exportación del cereal, el punto es que paralelamente crece a toda velocidad en la elaboración de etanol.
Rich Nelson, estratega jefe de Allendale Inc., cree que esta realidad estabilizaría las cifras de exportación del socio del Mercosur, lo cual ayudaría a los exportadores estadounidenses de maíz, que han perdido una cuota de mercado considerable frente a Brasil en las últimas dos décadas. Hay que recordar que el vecino país no vendía este cereal fronteras afuera a principios de este siglo, mientas que en las últimas campañas ha llegado a colocar más de 40 millones de toneladas, con un récord de 54 millones de toneladas exportadas en 2022/23.

Pero hay más. Farmdoc asegura que el gobierno brasileño estudia aumentar la proporción de etanol en la nafta del 27 al 30%. Como consecuencia, se espera que las exportaciones de maíz disminuyan un 20% en comparación con el nivel máximo de 2023. Por su parte, ASAP dice que para la campaña 2025/26 las exportaciones de Brasil no cumplirán con las expectativas.
Durante el último congreso de la Asociación Brasileña de Productores de Maíz y Sorgo (Abramilho) se destacó la apertura del mercado chino al DDGs —resultante de la producción de etanol de maíz—, un negocio que está creciendo exponencialmente. A su turno, Paulo Bertolini, presidente de la entidad, pidió ampliar la capacidad de almacenamiento del país, cuya producción crece a razón de 10 millones de toneladas anuales.
Mato Grosso y sus proyecciones de área sembrada podrían aliviar el panorama apretado para las exportaciones, pero no de corto plazo. Así, Brasil continuaría relativamente limitado en cuanto a su disponibilidad de maíz para el mercado externo. Además, si bien existen proyecciones sorprendentes para el Centro Oeste en cuanto a la futura producción del cereal, puede decirse lo mismo de la demanda de la industria del etanol y la ganadería, que no van a quedarse atrás.
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