(Enviado especial a Jerusalén, Israel) Javier Milei concluyó su primera gira por Israel rezando y bailando con los rabinos y los creyentes en el Muro de los Lamentos. El presidente terminó su encuentro con familiares de secuestrados por Hamas, y de manera imprevista le pidió a la seguridad asignada por el gobierno de Israel que se desvíe del camino y enfile hacia la ciudad antigua. Cuando llegó al Kotel, todo fue una fiesta entre los rabinos y los creyentes que estaban en el sitio histórico de los judíos. Milei saltaba y sonreía como si hubiera estado en su propio Bar Mitzvah.
El presidente quería llegar al Muro de los Lamentos de incógnito y por eso todas las versiones de las agendas oficiales aseguraban que el viernes haría su última visita al Kotel. Pero Milei sorprendió al protocolo y a la seguridad que desplegó el Shin Bet y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), y apareció cerca de las 20:30 del jueves (cinco horas menos en Argentina) en el corazón de la Ciudad Vieja.
El jefe de Estado llegó al Kotel junto al rabino Shimon Axel Wahnish, embajador designado en Israel; el rabino Simón Jacobson, un miembro clave del movimiento Lubavitch; Richard Kaufman, guía de turismo en Israel, y el rabino Pinjas Sudry. Los cinco fueron acompañados por la custodia a rezar, y cuando terminaron se encaminaron en silencio hasta los autos oficiales que aguardaban a pocos metros.
Milei no tuvo suerte. Al instante fue descubierto por creyentes y rabinos. Y dos minutos después, el presidente, sus amigos y los israelíes que estaban allí empezaron una inédita y espontánea fiesta judía. No es habitual que un jefe de Estado sea levantado en andas, mientras se canta la historia de la derrota de Goliath por el Rey David, frente al Muro de los Lamentos.
La celebración judía estaba en su esplendor cuando el Shin Bet ordenó que el Presidente fuera llevado hasta el auto oficial. Ya había mucha gente y era imposible controlar la seguridad del jefe de Estado, que era lanzado por los aires mientras se escuchaba el estribillo de “Am Israel Jai”.
En diez minutos, la caravana oficial llegó al hotel King David, adonde el presidente se despidió de sus amigos y cenó en su cuarto. Había concluido su última jornada en Israel que utilizó para recorrer el kibutz Nir Oz -atacado a mansalva por Hamas- y escuchar los testimonios de los exsecuestrados y familiares de los aún cautivos en manos de la organización terrorista que controla Irán.
“Estamos ante un claro acto terrorista, un claro acto de antisemitismo, y sin lugar a dudas, estamos ante lo que sería una expresión del nazismo en pleno siglo XXI. De hecho, parte de los métodos que utilizaron son una rémora de lo que fue aquella atrocidad. Por lo tanto, nuestra más enérgica condena a todos estos hechos aberrantes, nuestra solidaridad. Vamos a seguir trabajando como lo venimos haciendo reclamando por la liberación de todos los rehenes, en especial de los argentinos. Más allá de la nacionalidad, son seres humanos y esto es un crimen de lesa humanidad que debe ser reparado”, aseguró Milei al concluir su visita a Nir Oz.
El viernes a la mañana Milei partió a Roma para cumplir una agenda oficial que incluye la audiencia con el Papa Francisco, la ceremonia de canonización de “Mamá Antula”, un almuerzo con Sergio Matarella, presidente de Italia, y una reunión bilateral con Georgia Meloni. El presidente viaja con la canciller Diana Mondino y la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y un día más tarde se sumarán Sandra Petovello, ministra de Capital Humano, y Guillermo Francos, ministro del Interior.