Sergio Massa avanzó sobre un área del Gobierno que manejaba el kirchnerismo y fortalece su poder interno para aplicar el plan económico

El ministro de Economía, Producción y Agricultura tomó el control de la Secretaría de Energía, un bastión político de Cristina Kirchner y La Cámpora que se rehusaron a ceder durante los dos años y medio de gestión

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Sergio Massa ganó terreno dentro del Gobierno y se quedó con el control de la Secretaría de Energía (REUTERS/Agustin Marcarian)
Sergio Massa ganó terreno dentro del Gobierno y se quedó con el control de la Secretaría de Energía (REUTERS/Agustin Marcarian)

Sergio Massa logró este domingo lo que Martín Guzmán no pudo obtener en dos años y medio de gestión al frente del ministerio de Economía: el kirchnerismo le cedió el control de la Secretaría de Energía, un área sensible y determinante en el organigrama económico y energético del gobierno nacional.

Ayer a la noche el nuevo ministro confirmó en sus redes sociales la salida del secretario Darío Martínez y del subsecretario Federico Basualdo. El primero un kirchnerista patagónico, el segundo un camporista puro que reportaba a Máximo y Cristina Kirchner directamente.

La secretaría estará a cargo de Flavia Royón, quien desembarcará en la conducción de Energía como parte de un acuerdo con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, dirigente muy ligado a Massa. Hasta ayer Royón estaba a cargo de la secretaria de minería salteña. Massa hace dos años y medio que la conoce y que le consulta temas vinculados al área energética.

En el massismo y en el kirchnerismo presentan el cambio en la Secretaría como un hecho normal, casi lógico. “Es parte de un acuerdo entre Sergio, Alberto y Cristina. Es una muestra de unidad y fortaleza del Frente de Todos”, advirtieron en el entorno del ministro de Economía.

Federico Basualdo y Darío Martínez, los dos funcionarios que renunciaron a la conducción de la Secretaría de Energía
Federico Basualdo y Darío Martínez, los dos funcionarios que renunciaron a la conducción de la Secretaría de Energía

En La Cámpora la lectura siguió esa línea. “Los cambios que hizo son lógicos y están bien. Tiene sentido todo lo que sucedió”, indicaron. Por primera vez desde que comenzó la gestión la organización política que conduce Máximo Kirchner aceptó ceder el control de Energía. Y para hacerlo no libraron ninguna batalla.

Lo cierto es que Sergio Massa concentró más poder desde su llegada al nuevo ministerio de Economía, Producción y Agricultura. El única área clave que no controla, y que no tuvo modificaciones en el vértice de la pirámide jerárquica, es el Banco Central. Allí sigue firme Miguel Pesce, amigo y funcionario íntimo de Alberto Fernández.

Esa nueva cuota de poder amplía su margen de acción para llevar adelante el plan económico que ideó antes de concretar su salto al Poder Ejecutivo. Massa, según adelantó en la presentación de sus primeras medidas, avanzará con un esquema de segmentación de tarifas más profundo que el anunciado durante el final de la era Guzmán.

Dominar el área de Energía le asegura que no tendrá trabas para la implementación de esa segmentación, política determinante para reducir el gasto del Estado en subsidios. Decisión que Basualdo trabó cada vez que Martín Guzmán quiso aplicarla, hasta que el Presidente amenazó con echar a los funcionarios que impidieran la implementación. Pagando el costo que tuviera que pagar.

Cristina Kirchner controlaba el área de Energía y siempre se rehusó a cederla, pese a los reiterados pedidos de Martín Guzmán
Cristina Kirchner controlaba el área de Energía y siempre se rehusó a cederla, pese a los reiterados pedidos de Martín Guzmán

Todo ese tiempo de amenazas cruzadas e internas palaciegas quedó atrás. Desde el acuerdo de los socios del Frente de Todos para que Massa desembarque en el área económica y tome el poder de un súper ministerio, la interna feroz que sobrevivió en la coalición durante largos meses, quedó congelada.

El ex ministro Guzmán pidió en reiteradas oportunidades el control del área energética. La consideraba vital para la proyección de su gestión. Dos de esos momentos quedaron marcados a fuego. El primero fue en abril del 2020, cuando Guzmán echó a Basualdo pero Basualdo no se fue. Respaldado por la Vicepresidenta y el líder de La Cámpora resistió en su cargo.

En ese momento Guzmán perdió una importante cuota de poder. Alberto Fernández, que había convalidado ese desplazamiento, también. Ni el Presidente ni el entonces ministro de Economía pudieron avanzar sobre un puesto que para el kirchnerismo era intocable.

El segundo momento fue el jueves 30 de junio cuando Guzmán y Fernández se reunieron en la Quinta de Olivos en medio de un insoportable y espeso clima de guerra adentro del Frente de Todos. Guzmán fue claro. Le dijo al Presidente que para seguir quería el control de la mesa de dinero del Banco Central y de toda la Secretaría de Energía.

El entonces funcionario esperó un día y medio la respuesta. El silencio del Presidente le dejó en claro que no iba a obtener lo que buscaba. Desgastado por las constantes críticas públicas de Cristina Kirchner y distintos funcionarios y legisladores del ala K, decidió pegar el portazo e irse del Gobierno.

Martín Guzmán pidió en reiteradas oportunidades el control del área energética, pero nunca la pudo obtener
Martín Guzmán pidió en reiteradas oportunidades el control del área energética, pero nunca la pudo obtener

Después de ese derrotero llegó Sergio Massa a la conducción del súper ministerio y comenzó, en pocos días, a construir su estructura ministerial. Pieza por pieza, consolidando apoyos internos. Ayer logró dar un paso más en su plan de acción. Quedarse con el control de la Secretaría de Energía es hecho político trascendente en la reorganización de poder interna que está atravesando la coalición del Gobierno.

Con su apoyo público y la decisión de entregar el área energética, Cristina Kirchner parece respaldar la segmentación de tarifas anunciada por Massa. Sin embargo, en este mismo movimiento de soltar funcionarios propios en un área que siempre consideró clave, podría estar cubriéndose de un eventual impacto negativo de la segmentación en la sociedad.

Si la segmentación fracasa, el fracaso no llevará el nombre de ningún funcionario del kirchnerismo duro. Así lo ven dentro del peronismo quienes miran de reojo cada acción de la Vicepresidenta, a quien consideran una estratega que nunca mueve una ficha sin mirar, dos casilleros más adelante, el posible final.

Más allá de las especulaciones que hay puertas adentro de la coalición, Massa ganó más poder interno y aumentó su espalda política para llevar acabo el plan económico que tiene pensado, y que en el peronismo entienden que es la única posibilidad que tienen de equilibrar la macroeconomía y evitar que se profundice la crisis.

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