Procesaron a una bioquímica por vender clorito de sodio para curar el coronavirus

El año pasado, en plena cuarentena estricta por la pandemia, Miriam García ofrecía un producto derivado del dióxido de cloro en su consultorio. La acusan de distribuir “sustancias medicinales peligrosas para la salud disimulando su carácter nocivo”

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Los frascos de clorito de sodio que ofrecía la bioquímica
Los frascos de clorito de sodio que ofrecía la bioquímica

Miriam Patricia García cumplirá 60 años el próximo 26 de junio. Es bioquímica. Y entre junio y agosto de 2020, durante los primeros tiempos de la pandemia ofrecía clorito de sodio -un producto derivado del dióxido de cloro- para curar el coronavirus. Fue denunciada y luego de una investigación judicial, procesada.

El juez federal Julián Ercolini procesó a García por vender “sustancias medicinales peligrosas para la salud disimulando su carácter nocivo” y le dictó un embargo de 100.000 pesos. Lo hizo luego de que el fiscal Gerardo Pollicita condujera una investigación iniciada a partir de una denuncia hecha por un particular a la línea 147 de la Ciudad de Buenos Aires.

La denuncia decía que García -que es bioquímica- ejercía “medicina alternativa” en su consultorio y que vendía “clorito de sodio” a través de la cuenta de Instagram de la empresa Tecnologías Bioenergéticas. “¡Atención! En Tecnologías Bioenergéticas ya tenemos clorito de sodio. Los interesados comunicarse a nuestro correo electrónico. ¡Muchas Gracias!”, decía la publicación en Instagram.

Ercolini delegó la investigación en la fiscalía de Pollicita que envió a una subinspectora de de la División Falsificación y Adulteración de Fármacos de la Policía Federal Argentina para hacerse pasar como paciente.

Según consta en el procesamiento, la mujer fue al consultorio de García quien ante su interés por el producto le indicó que “…el clorito de sodio posee oxígeno en el líquido que se ingiere que oxigenaría la sangre y todo el interior del cuerpo humano, previniendo la enfermedad conocida como COVID- 19 y que si una persona tuviera coronavirus los síntomas desaparecerían dos días después de tomar el producto”.

La bioquímica le explicó a la falsa paciente que “ese producto era elaborado en el lugar y que se comercializaba en pequeños envases que se vendían por un valor de doscientos pesos y también por litro”. Respaldó “científicamente” el consumo de esa sustancia en los estudios del alemán Andreas Kalcker y le aseguró que “no generaría perjuicios para la salud más allá de posibles diarreas, malestar estomacal y expeler parásitos en el excremento”. También le entregó un folleto en el que se explicaba cómo debía tomarse la sustancia. El consultorio carecía de habilitación. Y la matrícula de García como bioquímica no había sido renovada tal indican las normas.

La oferta de clorito de sodio a través de Instagram
La oferta de clorito de sodio a través de Instagram

Kalcker se presentó como el descubridor de la solución milagrosa para el coronavirus y promocionó el consumo del dióxido de cloro. Fue denunciado en la Argentina por el fiscal federal Ramiro González al mismo tiempo que otras personas que vendían y distribuían ese producto en el país. Kalcker organizó conferencias en la Argentina para difundir el consumo de estas sustancias que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) considera peligrosas para la salud. Se le adjudica ser el “descubridor del ‘MMS’, siglas que en inglés significa ‘Miracle Mineral Solution’, que se comercializan por distintas redes sociales y por internet en el país. Ya en 2017 la ANMAT había prohibido la comercialización de los productos “MMS Milagroso Suplemento Mineral por 100 cc” y “Activador (HCL) por 100 CC”, que eran similares a los promocionados por Kalcker y sus seguidores argentinos al inicio de la pandemia.

Luego de la confirmación por parte de la subinspectora de la policía que allí se vendía clorito de sodio Pollicita pidió el allanamiento del consultorio en la calle Bartolomé Mitre al 1300. Ercolini lo ordenó y los agentes de la Federal junto con los integrantes del Cuerpo de Investigaciones Judiciales de la Ciudad, hallaron un líquido en cuya etiqueta se leía: “Activador- ácido clorhídrico al 4%”, “Master Mineral Solución -clorito de sodio al 28%” y “Tecnologías Bioenergéticas SRL clorito de sodio CDS”. También encontraron 192 goteros, 160 tapas plásticas y unos 200 envases de vidrio color marrón en los que se iba a envasar el producto.

En aquel procedimiento se halló un curioso diploma que certificaba que García era “doctora en bioresonancia Quantum Scio”. Estaba fechado en abril de 2016 y firmado por las autoridades de la Open University of Advanced Sciences, una universidad de terapias alternativas “con un sistema de enseñanza no tradicional” que funciona por Internet y dice tener sedes en Madrid y Miami.

El líquido encontrado en el consultorio fue peritado por la División Laboratorio Químico de la Policía Federal que determinó que en la muestra llamada “Ácido Clorhídrico” se había hallado “la presencia de un líquido de características muy ácidas en mezcla con cloruros, compatible con ácido clorhídrico”, en tanto en la muestra identificada como “Master Mineral Solución–Clorito de sodio al 28%”, se “comprobó la presencia de una disolución de características muy alcalinas, clorado, altamente oxidante, similares a soluciones de clorito de sodio”.

Luego de habar obtenido las pruebas del caso, Ercolini citó a indagatoria a la bioquímica. Como sucede con todos los imputados en una causa penal, en la indagatoria García negó los hechos. Primero explicó a qué se dedicaba. Dijo que su “trabajo consistía en una terapia de biorresonancia llamada ‘Scio’ para reducción de estrés y sanación del cuerpo a través de métodos no invasivos, lo que era conocido como medicina cuántica por el funcionamiento de los cuantos energéticos del cuerpo humano”. Agregó que se había formado en el extranjero y que “ese procedimiento se trata de una terapia alternativa similar al yoga o al reiki y que no se necesitaba título habilitante para su ejercicio, aunque en otros países se encuentra regulado”.

En la indagatoria le pidieron que explicara desde sus conocimientos de bioquímica por qué era efectivo el clorito de sodio contra el coronavirus. Dijo que de acuerdo a la “información científica oficial del creador de la sustancia, Andreas Kalcker, la difusión y el uso de esa sustancia no estaba dirigido específicamente al tratamiento del Covid19, sino que era una ayuda para el contexto de pandemia”. Y agregó: “Es una sustancia que se usa hace unos 15 años y su consumo está encaminado a la oxigenación del cuerpo con miras a favorecer la prevención de distintas enfermedades, incluidas las causadas por el Covid-19”.

Folleto que entregaba la bioquímica con las indicaciones para tomar el clorito de sodio
Folleto que entregaba la bioquímica con las indicaciones para tomar el clorito de sodio

La violación a la ley por la que fue procesada García está tipificada en el TITULO VII del Código Penal que se refiere a los “Delitos contra la seguridad pública”. El capítulo IV de ese título se llama “Delitos contra la salud pública. Envenenar o adulterar aguas potables o alimentos o medicinas”. La bioquímica fue procesada según lo que establece el artículo 201 del Código Penal que a su vez está vinculado con el artículo 200.

El artículo 200 señala que: “Será reprimido con reclusión o prisión de tres (3) a diez (10) años y multa de pesos diez mil ($ 10.000) a pesos doscientos mil ($ 200.000), el que envenenare, adulterare o falsificare de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas”.

En tanto el 201 –por el que fue procesada García- estipula que “las penas del artículo precedente se aplicarán al que vendiere, pusiere en venta, suministrare, distribuyere o almacenare con fines de comercialización aguas potables, sustancias alimenticias o medicinales o mercaderías peligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo”.

El diploma de la Open University
El diploma de la Open University

En el procesamiento al que accedió Infobae a través fuentes judiciales, Ercolini señaló que: “en el caso bajo análisis se encuentra suficientemente comprobado que Miriam Patricia García ofreció a la venta por distintos medios (perfil de “Instagram” y en las oficinas de “Tecnologías Bioenergéticas”) clorito de sodio, sustancia cuyo consumo, de acuerdo a la información recolectada a través del ANMAT, resultaba peligrosa para la salud de las personas”.

La cuenta de Instagram de “Tecnologías Bioenergéticas” que el año pasado ofrecía el clorito de sodio al público ahora es privada.

En tanto se puede profundizar más en la actividad y formación de García en la web de la sede argentina de SCIO. Allí señala: “Mi nombre es Miriam, estudié Bioquímica en la UNT (Universidad de Tucumán), especialidad de Endocrinología en UBA, Curso de Radioisótopos en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Realicé mi tesis en el Ospedale San Raphaelle, Milán Italia. Dra. en Biorresonancia en la Universidad de Barcelona. En 1992 a partir de un hecho personal, y chocarme con la realidad de que solo el cuerpo no sana, había algo más..., hice muchos cursos, talleres, y pude encontrar lo que mi alma buscaba. En el 2010 encontré esta herramienta maravillosa llamada ‘Scio’, que me permitió unir la Ciencia con la Espiritualidad, desde entonces me dedico a trabajar con pacientes, dar cursos para trasmitir coherentemente estos conocimientos y seguir aprendiendo a través de la experiencia. Ahora me encuentro en la etapa de formar grupos de trabajo, docencia e investigación para instalar el nuevo paradigma”.

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