Washington DC - Noche de sábado en Nueva York. María Eugenia Vidal, su pareja, su ex ministro de Economía y un diputado provincial de confianza no están debatiendo sobre las internas en Juntos por el Cambio. No es noche para eso, lo que hay frente a ellos es una buena cantidad de pizzas y seis argentinos que profundizan en algo que la ex gobernadora sabe que es importante, pero necesita entender mejor: el mundo de la economía del conocimiento.
“María Eugenia se interesa mucho por las empresas tecnológicas, la llamada economía del conocimiento. Es un tema cada vez más presente en su discurso y quería verse con gente que se lo pudiera contar desde adentro”, explicó a Infobae uno de los asistentes a la informal cena. Lo dijo la propia Vidal esta semana en Washington: quiere “seguir aprendiendo”.
Tan informal fue el encuentro en una ciudad que cuenta con algunos de los mejores y más caros restaurantes del mundo, que a más de uno de los asistentes se les preguntó si el sábado de pizzas podía ser en su departamento.
Vidal, el ex ministro Hernán Lacunza y el diputado provincial Alex Campbell eran los políticos de la noche. Quique Sacco fue el único periodista, aunque su presencia ante las pizzas obedeció al hecho de ser pareja de Vidal. La reunión se completó con Diego Dayenoff, director en Key Square Capital Management, Martín Marrón, “global head” del JP Morgan, Pilar Tavella, directora de América Latina en Barclays, Pierpaolo Barbieri, CEO y fundador de Ualá, y otros tres asistentes que pidieron preservar su identidad.
Fue el inicio de una estadía de cinco días en la mayor ciudad de los Estados Unidos, en la que Vidal combinará algo de descanso con reuniones con fondos de inversión, bancos y una exposición ante el Council de las Américas, en el que también se presentará Sergio Massa el jueves, día en el que Vidal ya habrá regresado a la Argentina. Como integrante del “road show” vidalista, Lacunza recuperará imágenes y rostros del dramático final del gobierno de Mauricio Macri, cuando ejerció de bombero desde el Ministerio de Economía y debía convencer a los poderes estadounidenses de que no le soltaran la mano a la Argentina.
Pero estos días fueron para Lacunza mucho más amables que aquellos. Vidal no tiene que apagar hoy ningún incendio, solo prepararse por si en el futuro le toca lidiar con uno. “La cena fue una reunión que propuso ella, quería conocer a algunos de nosotros, porque no con todos se había visto. Y quería una noche en la que se hablara castellano, sin necesidad de interactuar en inglés”, explicó otro de los asistentes a la cena, que comenzó pasadas las ocho, una hora más que tardía para buena parte de los estadounidenses.
Barbieri, que estudió en Estados Unidos y vive en Argentina, acaba de abrir Ualá en México y está camino a convertirse en el sexto unicornio agentino. Es un convencido de que “el siglo XXI está hecho para la Argentina”. Y muy parecido a él piensan varios de los asistentes a la cena neoyorquina. Con Dayenoff, Marrón y Tavella, se puede decir que Vidal buscó, entre pizza y pizza, ver el país desde afuera, pero con ojos expertos. Alejarse para ver mejor.
Tiene su lógica. La ex gobernadora tiene entre manos una decisión muy importante para la política argentina, ya que afecta la dinámica y el futuro del principal conglomerado opositor al gobierno peronista de Alberto Fernández.
¿Quiere ser candidata en 2021 o decidirá refugiarse en el ambiente amable que le ofrece la Organización de los Estados Americanos (OEA)? Si es candidata, ¿cumplirá con los deseos de Mauricio Macri de hacerlo en la provincia de Buenos Aires o con los de su mentor, Horacio Rodríguez Larreta, para abrir una interna con Patricia Bullrich? Si se postula en la ciudad le estaría dando carta de naturaleza al AMBA que tanto menta su némesis, Axel Kicillof, al regresar a la ciudad que en su momento abandonó para ganar la gobernación provincial y declararse “orgullosamente bonaerense”. La General Paz, en efecto, no sería un límite.
Durante su paso por Washington DC, donde se reunió con el uruguayo Luis Almagro, secretario general de la OEA, Vidal dijo querer prepararse “para los desafíos que tiene la Argentina por delante”. Una manera elíptica de referirse a una decisión -2021- que no tiene mayor interés en acelerar, aunque ya tenga algo muy claro: quiere ser presidenta en 2023. Todo el resto sigue aún por verse.
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