La dirigencia de Juntos por el Cambio se entona al calor del vacunatorio VIP, pero afrontará desafíos que pueden romper su frágil tregua interna

Luego de unificar su estrategia y su discurso, la coalición opositora tendrá que definir las listas de candidatos y allí aparecen los riesgos de enfrentamientos en Capital y Provincia de Buenos Aires. Por qué no alcanza con la paz entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta

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Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo y Maximiliano Ferraro, los presidentes de los tres principales partidos de Juntos por el Cambio
Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo y Maximiliano Ferraro, los presidentes de los tres principales partidos de Juntos por el Cambio

Después de la movilización del 27F, ¿qué pasará con Juntos por el Cambio? ¿Podrá capitalizar el espíritu de protesta de la gente que está creciendo tras el escándalo de la vacunación VIP? ¿Cómo afrontará los duros desafíos que se perfilan con una tregua interna que parece demasiado inestable y en un año electoral tan decisivo?

Son muchos interrogantes acumulados que aún no tienen una respuesta sencilla. La máxima fuerza opositora logró unificar su discurso y su estrategia, luego de largos meses de tironeos entre duros y blandos que la desperfilaron, sobre todo a partir de las extensas y secretas conversaciones entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, aunque se mantienen latentes esas profundas diferencias que pueden causar cimbronazos antes de las PASO.

Justo cuando Alberto Fernández trataba de reorientar su gestión con medidas de clara motivación electoral, como los cambios en el Impuesto a las Ganancias y la promesa de paritarias sin techo en el acuerdo de precios y salarios, que obligaron a la dirigencia opositora a sacar el pie del acelerador de sus reclamos, el estallido del vacunatorio VIP le permitió a Juntos por el Cambio encolumnarse detrás de un mismo objetivo, que sintonizaba claramente con la indignación provocada hasta en el propio electorado oficialista por los privilegios para aplicarse la Sputnik V.

Por eso la protesta contra el Gobierno convocada desde las redes, con eje en la Plaza de Mayo, unió esta vez a los duros y los blandos de la coalición opositora, sin distinción, y se manifestó en una cantidad récord de dirigentes que se hicieron ver en la calle como nunca antes en la larga serie de banderazos que se inició hace nueve meses.

La protesta del 27F, con menos gente y más opositores (Foto Thomas Khazki)
La protesta del 27F, con menos gente y más opositores (Foto Thomas Khazki)

Aun así, el 27F dio la impresión de que reunió a menos gente, al menos ante la Casa Rosada. En eso se notó que la oposición no estuvo en la organización de la marcha principal: se sabe que la Plaza de Mayo es un espacio complejo de llenar de manifestantes y, además, con una clara imposibilidad para disimular los vacíos cuando los concurrentes no completan sus 20.000 metros cuadrados. El Obelisco, como en otras protestas, hubiera permitido otra postal.

Lo que llamó la atención de la movilización de este sábado fue la gran cantidad de gente humilde y de jóvenes que se acercaron a protestar, no sólo por la vacunación VIP. No eran mayoría las “señoras bien alimentadas y con buena ropa”, como observó discriminatoriamente Hugo Moyano en una marcha similar. Un dato que debería preocupar al Gobierno: los reclamos en la Plaza de Mayo no salieron sólo de una clase media acomodada, sino también de una porción de la sociedad que, en teoría, suele estar más cerca de las variantes del peronismo.

Ese mismo dato entusiasma a la oposición, aunque nadie está en condiciones de asegurar que los dirigentes ni el discurso actual de Juntos por el Cambio garanticen los votos de ese electorado que hasta ahora le ha sido más esquivo y que necesitará para ganar las elecciones de este año y, sobre todo, las presidenciales de 2023.

Para presentarse como una alternativa electoral sólida siguen siendo un escollo las diferencias entre una Patricia Bullrich cada vez más implacable contra el Gobierno y un Rodríguez Larreta que no sale de su estilo gandhiano. Tampoco ayudan algunas decisiones desconcertantes del jefe de Gobierno porteño en la carrera que emprendió hacia la Presidencia: por más que lo necesite, es difícil de digerir para mucha gente, aun entre quienes lo defienden sin fisuras, que en este momento del país se haya ido de vacaciones a Buzios en un avión privado.

Unos de los encuentros que sirvió para apaciguar la interna entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta
Unos de los encuentros que sirvió para apaciguar la interna entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta

Mientras, Bullrich se consolida en su papel de opositora extrema y se perfila casi como una candidata con aspiraciones presidenciales: acaba de incluir en su equipo de colaboradores a un experimentado abogado, que fue funcionario del Ministerio de Trabajo de Cambiemos, para que le sirva de nexo con empresarios y sindicalistas. Con ese mismo objetivo apadrinó la semana pasada el lanzamiento de la Confederación de Trabajadores y Empleadores (CTE), junto con Miguel Angel Pichetto, que reúne a sindicatos chicos y un grupo de pymes.

La presidenta del PRO apuesta a liderar la lista de diputados nacionales por Capital, mientras que Rodríguez Larreta se resiste aunque Macri le haya pedido ese puesto para su aliada: ¿cómo sostener un proyecto presidencial si pierde predicamento político y le permite crecer a una clara rival en el distrito que gobierna? ¿Cómo detener a Bullrich si también le disputa la candidatura en 2023?

El radicalismo, mientras, se muestra más fortalecido gracias a un mayor protagonismo de su presidente, Alfredo Cornejo, empeñado en suturar heridas internas (como los fuertes enfrentamientos en la UCR bonaerense y en el porteño) y dispuesto a levantar su perfil para afianzar sus chances de pelear la candidatura presidencial de JxC.

En la Coalición Cívica, entonados por la condena a Lázaro Báez, que se originó en una denuncia de Elisa Carrió, sus referentes están a la espera de las definiciones de la fundadora de la agrupación, que amaga con una postulación para gobernadora bonaerense en 2003 y desbalancea riesgosamente la interna de Juntos por el Cambio al calor de su mala relación con Macri y sus claras preferencias por Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.

Maria Eugenia Vidal, la gran incógnita de Juntos por el Cambio
Maria Eugenia Vidal, la gran incógnita de Juntos por el Cambio

La ex gobernadora bonaerense mantiene el suspenso sobre sus próximos pasos: Carrió es una de las personas de confianza que le aconsejó no exponerse como candidata en las elecciones legislativas porque un eventual paso en falso ante el Frente de Todos en el distrito bonaerense puede comprometer su futuro en los comicios de 2023. Algunos la imaginan en un alto cargo en el gobierno porteño para recomponerse y levantar su perfil. En marzo, prometen en su entorno, Vidal rompería el silencio y despejaría así la gran incógnita de las filas opositoras.

De esa definición dependerá cómo se rearma el mapa de JxC en la provincia de Buenos Aires, donde el armado de las listas de candidatos de este año puede anticipar la pelea entre el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, y el intendente de Vicente López, Jorge Macri, para convertirse en candidato a gobernador bonaerense en 2023.

La fórmula para lograr el crecimiento electoral de Juntos por el Cambio también puede disparar tensiones. Mientras Rodríguez Larreta y Vidal creen que sin una amplia alianza con sectores del peronismo se tornará imposible superar el 40% de los votos obtenidos en 2019, Carrió alertó sobre el peligro de unirse con “traidores”: sigue creyendo que los dirigentes del PJ que se acercan a la oposición vuelven al redil peronista cuando logran un espacio de poder.

De todas formas, todos estos movimientos, endulzados por la tregua entre duros y blandos, comenzarán a complicarse en la medida en que se acerquen las PASO y haya que definir las listas de candidatos. El combate de fondo será contra el Frente de Todos, pero la primera gran batalla se dará en las propias filas opositoras.

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