El empresario Chediack aseguró que le pagó coimas a De Vido en la casa y en el baño del ministerio

Uno de los arrepentidos del caso de los cuadernos también dijo haberse sentido amenazado por el financista Ernesto Clarens

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infobae

El primer arrepentido de la causa de las anotaciones del chofer Oscar Centeno que cambió la línea de investigación fue Carlos Wagner, quien presidió la Cámara Argentina de la Construcción (CA).

Explicó cómo se cartelizaron las obras, y cómo era el sistema de pagos regulares que los empresarios hacían en las oficinas del financista Ernesto Clarens. Wagner señaló a Julio De Vido como el que inició el sistema de pago de coimas equivalente a un porcentaje por las obras públicas e incluyó a José López, secretario de Obras Públicas en el esquema diseñado por el gobierno kirchnerista.

Otro que declaró como arrepentido en los mismo términos que Wagner fue Juan Chediack, quien también fue presidente de la CAC. Confesó haber integrado el Club de la Obra Pública que cartelizó los precios y las licitaciones y admitió haber pagado coimas.

Infobae –a partir de fuentes vinculadas al caso- pudo reconstruir la declaración de Chediack como arrepentido en la que reveló que le pagó coimas personalmente a Julio De Vido en el living de la casa del ex funcionario y en el baño del ministerio de Planificación.

Chediack comenzó su declaración como arrepentido con explicaciones acerca de la situación de su empresa constructora José J. Chediack. Dijo que era la sexta compañía del país por facturación cuando comenzó el gobierno kirchnerista y en 2015 estaba en el puesto 27. Y que su situación había cambiado desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri ya que aumentaron la facturación: pasaron de unos 80 millones a 250 millones de dólares.

Juan Chediack junto a Cristina Kirchner
Juan Chediack junto a Cristina Kirchner

Explicó que en julio de 2003, meses después de la asunción de Néstor Kirchner, Wagner le pidió que lo acompañara a ver a De Vido. La reunión fue en la casa del por entonces ministro de Planificación. Señaló que en aquella reunión De Vido le dijo que para seguir trabajando –es decir consiguiendo obra pública- tenía que pagar. El empresario aseguró haberse sentido amedrentado y dijo que jamás le había sucedido algo similar. Le explicó a De Vido que la empresa estaba en crisis luego del 2001 pero el ministro lo trató de llorón y le señaló que debían entender que las cosas funcionaban de esa manera.

El empresario entonces confesó un delito cuando admitió que al tiempo comenzó a llevarle dinero a la casa –se reunían en el living, al lado de un bonsai- del entonces ministro, quien no le impuso montos determinados. Según el empresario, esa plata era destinada a la política.

Chediack, de acuerdo con la reconstrucción de su declaración, explicó que De Vido lo hizo ir al ministerio y lo hacía dejar el dinero–sumas de 100.000 a 250.000 pesos– en el baño. Las entregas eran mensuales y en pesos. Confesó haberle pagado dos veces en la casa y tres en el ministerio.

Resaltó que ante alguna demora era De Vido quien lo llamaba para exigirle los pagos, hasta que la situación terminó.

Chediack relató que entre marzo y junio de 2004 fue invitado junto con otros empresarios de la Cámara Argentina de Empresas Viales –con domicilio en la calle Piedras al 300- donde se encontraban Wagner y Ernesto Clarens, señalado por varios empresarios como el encargado de recaudar las coimas en su financiera.

Clarens, siempre según el relato de Chediack, se presentó como el financista de los Kirchner y les dio instrucciones. Clarens les explicó que para trabajar había que pagar. Y describió que había amigos y enemigos, no neutros y le iban a tener que pagar a él. Clarens repartió tarjetas personales para que los empresarios pudieran ubicarlo con precisión. Les dijo que debían llamarlo y llevarle el dinero a su oficina en el Pasaje Carabelas.

El financista Ernesto Clarens
El financista Ernesto Clarens

Chediack dijo haber sido reticente en el pago hasta que recibió un llamado de Clarens, quien lo conminó a pagar. Fue con 180.000 pesos pero Clarens le pidió 70.000 pesos más. Porque según sus cálculos debía pagar 250.000 pesos.

Le devolvió el dinero que había llevado y le dijo que volviera con el total. Luego de ese episodio, dijo Chediack que José López lo llamó por teléfono desde Santa Cruz. Se conocían debido a la función que cumplía López. El empresario aseguró que López le dijo que alguien iba a hablarle como si fuera él y le pasó con Clarens. El financista lo trató de nene y le pidió los 250.000 pesos. Le explicó que no sería conveniente que fuera un chivo expiatorio y le dijo que no sería él el primer pelotudo que harían cagar. El lunes siguiente Chediack le pagó a Clarens porque dijo que se había sentido amenazado.

Explicó que a Clarens le había pagado entre tres y cinco veces por año y situó el último pago en los comienzos del año 2015. Señaló que el kirchnerismo tardó hasta un año en otorgarle obras que le habían sido adjudicadas porque era considerado un enemigo y eso según su explicación se debía a que no se amoldaba al sistema que le imponían. Recordó que por una ruta tuvo certificados de obra con retrasos en 600 días y no le pagaron intereses por pagos fuera de término como establece la ley.

Calificó a López como un intratable, que insultaba a quien quisiera y aseguró que les decía a los empresarios que las empresas eran del pueblo. También señaló que una vez muerto Néstor Kirchner, López se jactaba de hablar directamente con Cristina Kirchner, sin intermediarios. Para Chediack, luego del fallecimiento de Néstor Kirchner, López creció en consideración y respecto de las cuestiones de la obra pública se entendía con Cristina y Clarens.

El ex secretario de Obras Públicas, José López
El ex secretario de Obras Públicas, José López

El mismo De Vido –siempre según Chediack– se sintió desplazado. Eso lo afirmó el empresario cuando en una reunión por asuntos de la obra pública el ministro los mandó a hablar con López. Aseguró que el ex secretario de Obras Públicas-detenido y también arrepentido- tenía listas de empresas que no podían recibir obras y de otras que debían ser tratadas prioritariamente por la Dirección Nacional de Vialidad que efectuaba los pagos.

Explicó también que le anularon una licitación que habían ganado y le adjudicó ese hecho a López. Cuando se llamó a licitación de nuevo, dijo que López lo convocó a una reunión y lo calificó de sorete y mentiroso. Y le manifestó que era odiado por el gobierno, por lo que le habían anulado la licitación. López lo aleccionó cuando le dijo que en la obra pública había amigos y enemigos y que no había lugar para cagoncitos como él. Recordó que a pesar de que López le recomendó que no se presentara a licitación lo hizo, la ganó y le tuvieron que adjudicar la obra. Con López se llevaba mal, pero aclaró que nunca le pagó nada.

Relató ante el fiscal Carlos Stornelli un episodio que calificó como delicado con ribetes mafiosos. Recibió un llamado de Clarens, quien quería ir a cobrarle a su casa en el Tortugas Country Club. Se negó pero Clarens insistió, le dijo que sabía dónde vivía y al final aceptó la visita. Aseguró haberle dado un café y una bolsa con dinero. Se sintió amenazado por Clarens y recordó que se presentaba como el financista de los Kirchner y cumplía órdenes de la pareja presidencial.

Chediack, para finalizar su declaración, desligó a sus familiares –que son accionistas de la empresa– de sus maniobras delictivas y señaló que los pagos de las coimas los hizo con dinero propio. Su acuerdo de colaboración fue homologado por el juez Claudio Bonadio. El empresario –como les pasó a otros que confesaron haber pagado coimas– está en libertad pero sabe que será condenado en un juicio oral y público.