Denuncian un plan extorsivo de la Tupac Amaru en el reparto de viviendas

Militantes de la filial de Mendoza de la organización que dirige Milagro Sala aseguraron que les imponían un “sistema de compromiso” que implicaba “ir a marchas, cortes de rutas y asambleas”. A cambio, tenían “más puntos” para acceder a una vivienda social

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infobae

La organización Tupac Amaru, liderada por la dirigente kirchnerista Milagro Sala, suma nuevas denuncias. Ahora, desde la filial de Mendoza denuncian que existe un "sistema de puntos" para poder acceder a las viviendas sociales realizadas con dinero estatal.

Aquel sistema, denominado "de compromiso" dentro de la organización, controla, según denunciaron militantes de la Tupac Amaru en Mendoza, la participación de los afiliados en marchas, cortes de ruta y asistencia a asambleas.

"Ocho horas voluntarias de trabajo, pagar la cuota ($80), usar la pechera, bandera, gorra, ir a la marcha, asistir a las asambleas, cortes de rutas, protestas… Del 1 al 10, sumás puntos", relató Dora, una de las denunciantes de este sistema al programa Periodismo Para Todos. "Nos decían: 'si no cumplen, las damos de baja", afirmó.

"Nos ponían la presión de que si no hacíamos lo que Nélida Rojas nos decía podíamos quedar afuera. Teníamos que acceder y dejar a nuestros hijos para estar horas y horas bajo el sol para apoyar a no sé quién para no perder la chance de una casa", agregó Liliana, otra militante de la Tupac Amaru de Mendoza

Los afiliados inclusive fueron "invitados" a movilizarse a Capital Federal en lo que fue la denominada "marcha federal".

El informe periodístico detalló que el 56% de las viviendas sociales de Mendoza fueron construidas por la Tupac Amaru con fondos nacionales. La organizadora del sistema extorsivo para acceder a ellas es Nélida Rojas, referente de la filial mendocina.

Rojas dio su versión sobre la cuestionada modalidad para acceder a las viviendas sociales. "Nelly" prefirió argumentar que el sistema "no se marca por puntos sino por compromiso".

Según registró el informe, el cumplimiento o no de los militantes quedaba registrado en cuadernos en los cuales se controlaba la asistencia a las marchas y pagos. Además, las denunciantes contaron que "si hacías muchas preguntas, también quedabas afuera".