¿Crece la industria de educación virtual en Perú? Plataformas de aprendizaje online apuntan a US$22.860 millones en la región

El ahorro en transporte, alojamiento y materiales está constituyendo, localmente, uno de los mayores incentivos para la formación continua a través de la educación a distancia

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Perú se posiciona como actor
Perú se posiciona como actor clave en la transformación digital educativa impulsada por plataformas de aprendizaje online.

La educación virtual se consolida como un motor económico en América Latina, y Perú no es la excepción. El avance de plataformas online y la expansión del acceso digital han transformado la forma en que miles de peruanos estudian, trabajan y proyectan su futuro.

Según proyecciones del sector, el mercado latinoamericano de educación online alcanzó los US$4.210 millones en 2024 y podría llegar a US$22.860 millones para 2033, con un crecimiento anual del 20,7%. En Perú, este fenómeno ofrece nuevas oportunidades para reducir las brechas históricas de acceso y calidad educativa.

La educación virtual impulsa el crecimiento económico en América Latina: ¿Y en Perú?

En un país donde la distancia, los costos y las responsabilidades familiares han sido barreras para continuar los estudios, el aprendizaje online facilita la participación de estudiantes procedentes de provincias, zonas rurales y sectores vulnerables.

Luciano Velazco, especialista en educación a distancia, señala que “el talento está en todas partes, pero las oportunidades no. El aprendizaje remoto permite que un joven de provincia o una madre que trabaja acceda a oportunidades que antes estaban reservadas para pocos”.

La digitalización educativa ha cobrado fuerza en Perú a partir de la masificación del internet móvil y el uso de teléfonos inteligentes. Esta tendencia se ha visto reforzada por iniciativas estatales y por la demanda de formación continua en un mercado laboral cada vez más competitivo.

Organismos como la CEPAL y la UNESCO han incluido la educación virtual en sus agendas como eje estratégico para cerrar desigualdades, y en el ámbito local, universidades e institutos peruanos han multiplicado sus ofertas de carreras y cursos en línea.

El mercado de educación virtual
El mercado de educación virtual en América Latina proyecta superar los US$22.860 millones para 2033, con un crecimiento anual del 20,7%.

Las plataformas virtuales amplían la oferta académica en el Perú

Uno de los principales beneficios económicos de la educación virtual es la reducción de los gastos asociados a la presencialidad. En Perú, estos costos pueden incluir transporte, alojamiento, alimentación y materiales, representando una carga significativa para muchas familias.

El aprendizaje online, explica el especialista, elimina gran parte de estos gastos y permite a los estudiantes mantener sus actividades laborales o familiares mientras continúan su formación.

Casos recientes demuestran el impacto de la modalidad virtual. En una experiencia en Panamá, la participación estudiantil subió de 60% a 90% y la retención escolar pasó de 10% a 25%, junto con importantes ahorros para los hogares.

En nuestro país, plataformas de cursos abiertos y universidades han registrado desde 2019 un aumento sostenido de inscripciones, especialmente en áreas técnicas, tecnológicas y de gestión, señala Velazco.

La equidad en el acceso a la educación virtual enfrenta desafíos en Perú

El interés por la educación online en el país también responde a la necesidad de adquirir nuevas habilidades digitales y profesionales. Un informe de Harvard Online reveló que, después de la pandemia, el 60% de los estudiantes universitarios a nivel global se inscribió en al menos un curso online y el 28% optó por estudiar exclusivamente en línea.

Según Velazco, aunque estos datos corresponden a Estados Unidos, la tendencia se refleja en Perú, donde la flexibilidad y los costos accesibles hacen que la educación virtual sea especialmente atractiva para adultos que buscan reconversión o actualización laboral.

Sin embargo, el desarrollo de la educación virtual en Perú enfrenta retos. Persisten dificultades de conectividad en zonas alejadas, así como brechas en competencias digitales y acceso a dispositivos adecuados. “La tecnología por sí sola no transforma la educación. Se necesitan mejores diseños pedagógicos, formación docente y acompañamiento al estudiante”, asevera.