José Millones: de suboficial PNP a ganador de S/50.000 en TV y su caída a prisión por declaraciones polémicas

José Millones, un exsuboficial de la Policía Nacional del Perú (PNP), fue reconocido por su valentía en el operativo de rescate de rehenes en Camisea. Su historia tomó un giro inesperado cuando, tras denunciar presuntas irregularidades en la institución, enfrentó una sentencia que lo llevó a prisión.

En contacto con Infobae Perú, Millones recordó los hechos que marcaron su vida. Señaló que su motivación para hablar en los medios fue la “improvisación y el abandono de esas épocas” por parte de sus superiores, lo que afectó a los efectivos policiales involucrados en la operación. Además, explicó cómo, tras haber sido premiado en televisión con 50 mil soles, su vida cambió drásticamente debido a su testimonio público.

Una operación marcada por la improvisación y el abandono

El 2012 fue un año crítico para la Policía Nacional del Perú debido a los enfrentamientos con remanentes de Sendero Luminoso en la selva del VRAEM. En abril de ese año, un grupo de agentes fue desplegado para rescatar a 36 trabajadores del Consorcio de Camisea que habían sido secuestrados. Lo que se suponía que era una operación coordinada terminó en una serie de errores que expusieron a los efectivos a un peligro extremo.

José Millones, quien formó parte de la unidad de rescate, aseguró que la misión estuvo marcada por la falta de planificación. “La improvisación y el abandono fueron evidentes. Se envió a los agentes sin el equipo adecuado, sin respaldo logístico y, lo más grave, sin una estrategia clara”, declaró a Infobae Perú.

“El valor de la verdad”: la plataforma de su denuncia

El caso Millones alcanzó mayor notoriedad cuando decidió participar en El valor de la verdad, un programa televisivo conducido por Beto Ortiz, donde los invitados respondían preguntas bajo la supervisión de un detector de mentiras. A medida que avanzaban las rondas, las interrogantes solían ser más comprometedoras y los premios económicos aumentaban.

El suboficial Millones se sentó en el sillón rojo con la intención de hacer visibles las deficiencias en la operación policial. Reveló detalles sobre la falta de apoyo a los agentes heridos y la ausencia de seguimiento por parte del alto mando. “No solo nos dejaron a nuestra suerte, sino que también intentaron silenciarnos”, afirmó en su momento. Su testimonio lo llevó a ganar S/50.000, pero también atrajo la atención de sus superiores.

Un proceso judicial que lo llevó a prisión

Las declaraciones de Millones no fueron bien recibidas por la institución policial. Poco después de su aparición en televisión, se inició un proceso en su contra por el delito de desobediencia. Se argumentó que no solicitó autorización para brindar información a los medios. En 2017, el fuero militar policial lo condenó a un año de prisión efectiva.

“Fui sentenciado por decir la verdad. Lo único que buscaba era justicia para mis compañeros y para mí, pero la institución decidió castigarme”, contó a Infobae Perú. Fue recluido en el penal de Barbadillo, donde también se encontraba el expresidente Alberto Fujimori. Tras tres meses y medio, un hábeas corpus interpuesto por su defensa permitió su liberación.

Un giro en su vida: del uniforme a la abogacía

Tras su salida de prisión, Millones decidió dar un giro en su vida. Gracias a una beca otorgada por la Universidad San Ignacio de Loyola, pudo estudiar Derecho, una oportunidad que obtuvo tras la gestión del programa El valor de la verdad. La experiencia que vivió en carne propia lo llevó a especializarse en defensa policial y militar.

“Si hubiese tenido un abogado con experiencia en este tipo de casos en 2012, tal vez mi historia habría sido diferente”, mencionó. Actualmente, lidera la Corporación Jurídica JM Defensor Policial, enfocada en la defensa legal de agentes de seguridad.

Reflexiones sobre su caso y la situación policial

El testimonio de Millones abre un debate sobre la libertad de expresión dentro de las fuerzas del orden y la falta de protección a los efectivos en situaciones de riesgo. Para él, su historia es un reflejo de las carencias dentro de la institución y la manera en que se manejan las denuncias internas.

“No me arrepiento de haber hablado, aunque pagué un precio alto. La Policía necesita reformas profundas y un sistema que respalde a sus integrantes en lugar de castigarlos por exigir mejores condiciones”, concluyó en su conversación con Infobae Perú.