Cerrada desde 1997, la Confitería Del Molino recupera su esplendor

A 14 años de su cierre, La Noche de los Museos nos permitirá echarle un vistazo a esta esquina histórica. Qué se está haciendo y cómo se espera devolverle su magnetismo a este patrimonio de la ciudad de Buenos Aires

Compartir
Compartir articulo
Cerrada desde 1997, la tradicional Confitería Del Molino revive.
Cerrada desde 1997, la tradicional Confitería Del Molino revive.

"Pero mirá que está cerrada", advierte un taxista ante las indicaciones de ir hacia la Confitería Del Molino en Av. Rivadavia y Av. Callao. ¡No por mucho tiempo!

Es que, por primera vez en 14 años, la confitería volverá a abrir sus puertas. Será una ocasión especial, el 10 de noviembre, durante La Noche de los Museos. El público podrá revivir los tiempos de oro de este tradicional lugar y, de paso, ver cómo se recupera el majestuoso edificio de 6.900 m2.

Ingresar es casi como ser parte de la película Titanic. Se trata de esquivar andamios y cuidar donde se pisa y, bajo el polvo, dejarse atrapar por la majestuosidad de antaño con sus mármoles, bronces y trabajados vitreaux.

Ubicada frente al Congreso, con sus astas y vitreaux con escenas de Don Quijote, hoy es patrimonio histórico.
Ubicada frente al Congreso, con sus astas y vitreaux con escenas de Don Quijote, hoy es patrimonio histórico.

Sobreviviente de una quiebra, luego de casi una década de cierre, en enero de este año el inmueble de la Confitería Del Molino fue transferido al Congreso de la Nación. En julio su administración pasó a estar bajo la supervisión de una comisión –la Comisión Bicameral Administradora del Edificio Del Molino– que dirige su reacondicionamiento.

"Lo que nosotros comúnmente llamamos Del Molino en realidad es la suma de tres edificios. La confitería y los edificios aledaños", explica Mónica Capano, asesora de la comisión bicameral administradora de Del Molino.

Cuenta que, allá por 1905, "la confitería era propiedad de dos genoveses, Cayetano Brenna y Constantino Rossi. La mudaron acá y, como les fue muy bien, compraron los terrenos linderos y construyeron hacia arriba. Todo esto con la confitería funcionando, ¡nunca cerró! –señala Capano. Querían tenerlo listo para el Centenario de Buenos Aires, pero no llegaron. Lo inauguraron en 1917".

En sus cocinas se preparaban delicias que disfrutaron generaciones de argentinos.
En sus cocinas se preparaban delicias que disfrutaron generaciones de argentinos.

Con tres cuerpos, cinco plantas, tres subsuelos y un total de 12 departamentos de viviendas, la obra del arquitecto italiano Francesco Gianotti –el mismo que hizo la Galería Güemes– se convirtió en ícono del art nouveau porteño. "Si bien es art nouveau, hay una mezcla de estilos.

Gianotti tenía un hermano en Italia que contaba con una especie de corralón de materiales desde donde le mandaba un poco de todo", explica Mónica a medida que recorre los salones.

"Una hija de Brenna se casa con un Rocatagliatta y por eso aparece este apellido en los libros Del Molino. Van a pasar sociedades, una quiebra en 1978 tras la cual la familia se vuelve a hacer cargo de la administración. Luego el cierre final en 1997 cuando en el primer piso funcionaba una disco. En 2014 se aprobó la expropiación para ser destinada a confitería", sintetiza. Si se le sumará un centro cultural o un museo ya se verá.

Hoy no sólo se trata de recuperar el estado original, sino también de preservar su carta gastronómica
Hoy no sólo se trata de recuperar el estado original, sino también de preservar su carta gastronómica

Y SERÁS LEYENDA. "Entramos por primera vez hace dos meses", explica Capano. Dedicado a la limpieza, recolección y reparación, un equipo que incluye cien restauradores, asesores de la comisión nacional de Monumentos y bienes históricos y especialistas se enfrentó a los primeros problemas, "el tercer subsuelo estaba lleno de agua", detallan.

También había agua en el primer subsuelo, pero esa filtración ya fue reparada. Esos espacios subterráneos eran el corazón de la confitería, allí preparaban sus históricos platos.

Hoy se trabaja en conjunto para componer estructuras (fachada, terrazas, pisos), retocar vitrales y la marquesina.

Hoy se trabaja en conjunto para componer estructuras (fachada, terrazas, pisos), retocar vitrales y la marquesina.
Hoy se trabaja en conjunto para componer estructuras (fachada, terrazas, pisos), retocar vitrales y la marquesina.

Tratan de recuperar los daños ocasionados por el paso del tiempo y por vándalos que (con el edificio ya cerrado) saquearon el lugar en busca de bronce. Se repara la aguja de la cúpula, las aspas del molino harinero y (entre escombros y rincones) se buscan detalles que hablen de sus diferentes épocas.

Todo es patrimonio histórico (desde las boiseries al teléfono público de los '90 ubicado en la confitería). Y no todo es material, ya que también intentan reconstruir costumbres de un lugar –estratégicamente ubicado frente al Congreso– donde solían reunirse políticos y artistas de renombre. Tarea titánica si las hay, esto implica cruzar datos y revisar textos donde se mencione la confitería.

"Este lugar fue testigo de varios hechos históricos, de festivales de carnaval que recorrían la avenida Rivadavia y hasta de la salida de un globo aerostático", enumera Capano.

infobae

"Como está frente al Congreso, muchas leyes se gestaron aquí". Cuenta que en un principio el círculo político se restringía a personas de clase alta, pero "conforme se fueron democratizando los tiempos, también cambió el público que se acercaba a tomar su café o a celebrar alguna boda en los salones del primer piso", relata Mónica.

La ayuda de quienes aporten datos y material es primordial. "En la confitería había separación para familias y sala de caballeros, pero tenemos muy poco material fotográfico previo a 1940 y todo eso es lo que estamos buscando".

Hoy apelan a referencias literarias y reconstruyen la carta gastronómica con recetarios de 1908.

No sólo se trata de una recuperación física. Los panes dulces, bombones, merengues y milhojas son parte de su identidad. "Hay referencias literarias sobre sus almendras azucaradas o sus panettone", destacan. No sólo deleitaban al público que se instalaba en sus mesas, también abastecían a otras confiterías como Richmond o La Ideal.

Desde los espacios del 1900 y los primeros ascensores de Buenos Aires hasta las últimas reformas de los ’90 con teléfonos públicos incluidos. La Confitería Del Molino es historia viva.
Desde los espacios del 1900 y los primeros ascensores de Buenos Aires hasta las últimas reformas de los ’90 con teléfonos públicos incluidos. La Confitería Del Molino es historia viva.

¿Cuándo abrirá de manera definitiva? No hay certezas, calculan que el trabajo de restauración no llevará menos de un par de años. Sin embargo, este vistazo de La Noche de los Museos –donde en grupos y con mucho cuidado se podrá visitar parte de la planta baja y del elegantísimo primer piso– será una manera de revivir aquellos tiempos por algunas horas.

Textos: Paula Ikeda (pikeda@atlantida.com.ar) Fotos: Francisco Trombetta/ Archivo general de la nación

SEGUÍ LEYENDO:
Burpee, el ejercicio estrella fitness: involucra todos los grupos musculares y quema calorías