En el comedor, una mesa redonda de petiribí se combinó con unas sillas escandinavas vintage retapizadas. Para salir de lo nórdico y darle un toque cálido, se eligió una lámpara de hierro y gasa que dialoga con un banco de madera de itín (todo Mesopotamia).
De fondo, delante de un gran ventanal, un sofá de lino se enfrenta a otro redondo con funda de pana (Mesopotamia) y dos sillas tipo Bertoia compradas en un remate.
El lino es el mejor aliado a la hora de dar calidez a los espacios. Con la idea de sumar sofisticación, se lo combinó con dos mesas de base de hierro dorado y tapas de mármol. En la pared, sobre el sillón, una foto antigua del puerto enmarcada y un aplique de hierro (Juan Brie). Al costado, las sillas vintage fueron recubiertas en cueros de oveja. Una alfombra de yute negra (Alsina) da carácter al espacio.
Enfrentada al sillón se diseñó una biblioteca de petiribí a medida (Mesopotamia) que se acompañó con un sillón redondo de pana y una mesa de apoyo de hierro y tapa de terrazo de Queo.
Otra vista del comedor deja ver la cómoda de madera de petiribí con tapa de lino tratado. Encima, una lámpara de mesa con base de madera de lapacho y pantalla de lino y un tapiz antiguo, heredado y restaurado. La mesa, también de petiribí y diseño del estudio, se combinó con un juego de sillón original de dos tapizados distintos.
La cocina es chica, pero sigue perfectamente la estética del resto de la casa. Muebles bajo mesada laqueados en tonos gris se combinan con mesada y alzada de Silestone. Los muebles superiores son de madera de petiribí, una elección que contribuye a la continuidad con el living comedor. De fondo, el vidrio repartido del lavadero da luz y carácter.
Para el dormitorio se eligió una cama siamesa de madera de petiribí con respaldo tapizado en lino (Mesopotamia), combinada con ropa de cama de lino y tussor. Las clásicas mesas de luz se reemplazaron por dos distintas: una de madera de petiribí –en la que se apoyó una lámpara heredada– y otra antigua de tapa de mármol. La alfombra al pie de la cama fue comprada en Bali y se combinó con una piel de oveja como bajada de cama.
Para el baño principal el estudio diseñó un mueble de petiribí con tapa de mármol de Carrara que se combinó con pisos graníticos de Queo y un revestimiento de pared de mosaico granítico "quadri". El espejo circular, unos cactus y una canasta artesanal que sostiene los rollos de papel higiénico son los pocos elementos decorativos que se le pusieron.
En el cuarto de huéspedes se optó por un respaldo de cama con funda de tussor de plaza y media y una cama tapizada en arpillera. Siguiendo el juego de texturas, en la ropa de cama se combinó un tussor con almohadones de pana y encaje.
Al costado de la cama y apoyada en el excedente del respaldo se ubicó una mesa tambor con base de hierro y tapa de petiribí. Las acuarelas ubicadas arriba del respaldo son de Mesopotamia.
Sencillo pero noble, el escritorio de caballetes se diferencia por su petiribí, que se combinó con una lámpara hecha por la dueña de casa.
La lámina que se apoya en la mesa fue comprada en un remate, al igual que la silla restaurada.
producción NATASHA VÁZQUEZ fotos ARIEL GUTRAICH