Hace poco más de un año, nos abstuvimos de elegir alguna de las dos opciones que compitieron en el balotaje, sabiendo que ambas proponían llevar adelante gobiernos con imposibilidades éticas, políticas y pactos de impunidad. Hoy, a un año del inicio del gobierno de Javier Milei, tenemos la certeza de que no nos equivocamos. La Coalición Cívica ARI asumió una oposición nítida y firme, ofreciendo una postura responsable y legítima, anclada en nuestros valores y principios: el contrato moral, la democracia republicana, integridad, igualdad, libertad, desarrollo y justicia.
El gobierno de Milei recibió una herencia crítica, con una inflación descontrolada y un aumento alarmante de la pobreza. Mientras que algunos sectores políticos han preferido la oposición irracional o el acompañamiento ciego, la Coalición Cívica ARI en el Congreso de la Nación ha trabajado con la templanza, firmeza y responsabilidad que la situación exige. No dudamos un instante en pagar el costo de una posición y liderarla.
Acompañamos los cambios que la gran mayoría de los argentinos venía reclamando y pusimos un límite cuando fue necesario, siempre buscando garantizar la institucionalidad, la república y los derechos de cada uno de los ciudadanos reconocidos en la Constitución Nacional.
Equilibrar las cuentas públicas y frenar la inflación no son metas de un gobierno; son un mandato del pueblo argentino que exige un futuro con dignidad y previsibilidad. En estos doce meses apoyamos esta tarea a condición de que el peso del ajuste no recaiga sobre los mismos de siempre. Nos comprometimos a cuidar a los argentinos, defendiendo a los jubilados, los estudiantes, los trabajadores, las pymes y el campo, protegiendo la dignidad humana, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología, la libertad de expresión y de prensa, la justicia independiente y el federalismo.
Miramos al futuro sabiendo que la Argentina necesita una política que brinde certezas, no que cambie de ideas y principios según la conveniencia personal o coyuntural de los dirigentes y los partidos. Transcurrido un año de este gobierno, desde la Coalición Cívica ARI hemos intervenido con posiciones firmes y nítidas.
Somos una oposición que, sin poner palos en la rueda, ni obstaculizar el programa macroeconómico contra la inflación y el déficit fiscal, nos mantendremos cuidando que el costo del mismo no recaiga sobre los mismos argentinos de siempre; que no haya lugar para ningún intento de retroceso institucional o atropello a los derechos y libertades; y que el programa de reformas y estabilización no termine favoreciendo a unas pocas actividades económicas en detrimento de un verdadero proyecto de desarrollo, inserción económica y multiplicación del empleo.
En este primer año de gobierno libertario, la Coalición Cívica ARI ocupó el lugar que la sociedad nos asignó, fijando y liderando posiciones sin ambigüedades ni especulaciones:
- Prepagas: Denunciamos la cartelización de las empresas en los aumentos de las cuotas, lo que permitió ponerles un límite.
- Jubilaciones: Desde enero, impulsamos una nueva fórmula de movilidad jubilatoria para evitar que los jubilados perdieran frente a la inflación.
- Ley Bases: Rechazamos con firmeza los superpoderes al Poder Ejecutivo, limitando todo intento de concentración del poder en manos del presidente, sin por ello dejar de acompañar, como hicimos, muchas de las reformas incluidas en la ley.
- Gasto tributario y privilegios corporativos: Junto con otros bloques, encabezamos la discusión sobre la necesidad de reducir el gasto tributario (3,5% del PBI) y eliminar los privilegios fiscales de unos pocos empresarios y sectores, como, por ejemplo, el Régimen de Promoción de Tierra del Fuego.
- Señor Tabaco: Logramos que Tabacalera Sarandí y Pablo Otero comiencen a pagar los impuestos que les corresponden y los que adeudan, un monto millonario
- Gastos reservados de inteligencia: Denunciamos el decreto por el que el gobierno, sin ningún tipo de necesidad o urgencia, asignó 100 mil millones de pesos para gastos sin control ni transparencia. Logramos que, por primera vez desde la reforma constitucional de 1994, se rechazara el DNU por su nulidad absoluta.
- Educación esencial: Cumplimos con el compromiso electoral de Juntos por el Cambio, dando media sanción a la declaración de la educación como servicio esencial con guardias mínimas frente a medidas gremiales.
- Universidades: Acompañamos y promovimos la ley de financiamiento, incorporando en ella auditorías y una fórmula justa de distribución de los recursos entre las universidades. A pesar del veto de Milei, el gobierno tuvo que ceder y, aunque aún escasos, asignar los fondos para la continuidad de la educación superior.
- Ley contra la ludopatía: Impulsamos y logramos la media sanción en Diputados, enfrentando un lobby feroz.
- Lijo no: Fuimos el único partido que, sin ambigüedades, impugnó la candidatura del juez federal Ariel Lijo para la Corte Suprema.
- Ficha Limpia: Sin las suspicacias ni especulaciones del gobierno y el bloque oficialista, impulsamos la ley junto a la sociedad civil, firmamos el dictamen y dimos quórum para tratarla en ambas ocasiones y terminar con los políticos corruptos refugiados en las listas.
En un contexto de fragmentación social, donde lo digital actúa como catalizador de la indignación, la polarización y la desconfianza hacia las instituciones, la política atraviesa una crisis profunda, que se pone de manifiesto en su creciente desconexión con las necesidades cotidianas de la ciudadanía y parece estar atrapada en lógicas de poder que la alejan de su verdadera vocación de servicio público, debilitando su capacidad de transformación. Pero eso no significa que ignoremos el anhelo de cambio y la urgencia de construir nuevas formas de representación y conversación pública.
Tal como lo hemos hecho a lo largo de nuestra historia, defenderemos siempre y sin excepción el orden y los principios consagrados en nuestra Constitución y en los instrumentos internacionales de los que Argentina es parte.
Nuestro recorrido político ha estado marcado por un firme compromiso con la defensa de la igualdad, el humanismo y la empatía. Valoramos el respeto hacia quienes piensan de manera diferente y abrazamos la pluralidad, fundamentos que guían nuestros ideales para reconstruir una Argentina que anhela crecer en paz.
Seguiremos luchando para garantizar que los mecanismos republicanos e institucionales funcionen eficazmente, que los derechos de todos los ciudadanos sean protegidos y que el país recupere, además de un equilibrio fiscal, un rumbo de desarrollo y justicia. Persistiremos en la construcción de un futuro en que cada argentino tenga la oportunidad de soñar y edificar un mañana prometedor.
Demostramos que ser oposición no es destruir, sino construir. No nos dejamos amedrentar por insultos, por el sarcasmo o por un ejército de trolls enardecidos. No es un lugar cómodo, es cierto, pero creemos, sin dudas, que es el lugar correcto.