Destrucción mutua asegurada: ¿y después, qué?

El conflicto armado entre Ucrania y Rusia está por entrar en su tercer año y, ante el riesgo creciente de ataques a gran escala, es importante estar de acuerdo en que alguien debe trazar un límite

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La guerra entre Ucrania y
La guerra entre Ucrania y Rusia está por entrar en su tercer año (Foto: Reuters/Stringer)

El conflicto entre Ucrania y Rusia sigue intensificándose. Lejos de mostrar señales de apaciguamiento, la contienda que comenzó en febrero de 2022 con la invasión rusa del territorio ucraniano está por entrar en su tercer año consecutivo de guerra, con consecuencias devastadoras y una situación que parece lejos de resolverse.

El resultado de años de tensiones acumuladas, con múltiples actores externos participando de forma activa o pasiva, ha contribuido a la escalada del conflicto entre las partes involucradas y dificulta las negociaciones. Lo que en sus inicios parecía una fogata controlada, se ha transformado en un incendio con el potencial de salirse de control. Sin embargo, algunos ven un atisbo de esperanza de que la guerra pueda finalizar pronto, y esto se le atribuye a Donald Trump y su vuelta a la Casa Blanca.

Un cataclismo para llevar, por favor

La escalada del conflicto en las últimas semanas ha provocado un cambio drástico en la dinámica bélica. Ucrania, por primera vez, logró trasladar la guerra al territorio enemigo gracias al permiso estadounidense para lanzar misiles balísticos en suelo ruso. Primero, se emplearon los ATACMS, con un alcance de hasta 300 kilómetros, y luego los misiles Storm Shadow, con un alcance aproximado de 560 kilómetros. En respuesta, Rusia ordenó un ataque masivo a la red eléctrica de Kiev, dejando a un millón de usuarios sin suministro, según información oficial. Además, lanzó un nuevo misil balístico hipersónico llamado Oréshnik, que, a una velocidad de Mach 10, sirve como una advertencia implícita a los Estados Unidos. Para Volodimir Zelensky, la reacción fue una “vil escalada”, mientras que Putin la justificó como necesaria.

Si consideramos el alcance de los misiles que Ucrania tiene en su poder y trazamos una línea imaginaria desde la frontera ucraniana hasta Moscú, es más fácil comprender la preocupación rusa. Sin embargo, esto no cambia nada en la práctica. Una cosa es la posibilidad teórica de un ataque tierra-aire a una ciudad rusa, y otra muy distinta es la voluntad de hacerlo y la eficiencia en la ejecución. Por lo tanto, afirmar que el uso de misiles balísticos cambia la capacidad de Ucrania para alterar el resultado de la contienda puede no ser acertado. Sin embargo, esto no significa que no genere incomodidad o duda.

En resumen, la respuesta rusa fue contundente, como era de esperarse. La primera, dirigida a Ucrania, y la segunda, a Estados Unidos. ¿Qué significa el lanzamiento de Oréshnik? Que Rusia tiene la capacidad de atacar Estados Unidos o cualquier país europeo sin que estos tengan la posibilidad de reaccionar antes de que el misil toque tierra.

MAD World

El concepto de destrucción mutua asegurada, o MAD (Mutual Assured Destruction), se refiere a una doctrina de seguridad nacional y estrategia militar que surgió durante la Guerra Fría, y que viene a ilustrar un poco la realidad actual que enfrentan ambas potencias militares. Esta doctrina sostiene que, en un conflicto nuclear, ambas naciones tendrían la capacidad de infligir una destrucción devastadora y completa a la otra, garantizando así que cualquier ataque inicial resultaría en la aniquilación mutua. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética acumularon vastos arsenales nucleares, y la doctrina MAD emergió como un pilar fundamental de sus estrategias militares y diplomáticas.

Por consecuencia, debido a la naturalidad de su armamento, ambos poseen la capacidad de destruirse mutuamente arrastrando al mundo a la locura. ¿Y después, qué? Nada. No hay nada después de cruzar esa línea siniestra e imaginaria.

Como consecuencia, tras la experiencia humana de siglos de guerras sangrientas y prolongadas, es importante estar de acuerdo en que alguien debe trazar un límite. Puede que esa persona sea Trump, ya sea por sentido común o por puro ego. Sea cual sea la razón, es imperativo que ocurra.

En 1962, la Crisis de los Misiles en Cuba ejemplificó el peligro inherente en esta estrategia, pero también subrayó su efectividad al disuadir a ambas partes de recurrir a un enfrentamiento directo. La disuasión se basaba en la certeza de que cada bando tenía la capacidad de responder de forma certera e inmediata a un primer ataque, fomentando lo que se conoce como un “equilibrio del terror”. La paz entre las superpotencias nucleares se mantenía gracias al miedo mutuo a la destrucción total. Ningún bando podía ganar un conflicto nuclear sin sufrir pérdidas inaceptables.

Hasta ahora, esta estrategia ha funcionado. Aunque Estados Unidos y Rusia se han enfrentado en otros conflictos armados en distintos teatros de operaciones, nunca lo han hecho de forma que se ponga en peligro ese acuerdo tácito.

Sin embargo, el tono utilizado en la narrativa del conflicto actual refleja posturas intransigentes y la evidente dificultad de encontrar un punto de partida para iniciar las negociaciones. Mientras tanto, el armamento continúa fluyendo hacia Ucrania y Rusia sigue impulsando su industria militar para desarrollar mejores y más mortíferos misiles con los que amenazar a cualquier adversario, sea americano o europeo.

Resolver el conflicto

Ambas partes han declarado públicamente su interés en negociar un cese al fuego para iniciar las negociaciones del fin de la guerra, pero, ¿cuáles son sus demandas?

Para Rusia:

  1. El reconocimiento por parte de Ucrania y de la comunidad internacional de la anexión de Crimea y otras áreas ocupadas en las regiones de Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporizhzhia. Moscú considera estos territorios como parte integral de la Federación Rusa.
  2. Que Ucrania se comprometa a una posición de neutralidad, renunciando a sus aspiraciones de unirse a la OTAN y otras alianzas militares occidentales. Esto busca evitar la expansión de la influencia militar occidental en su frontera.
  3. Desde el inicio del conflicto, Rusia ha argumentado que busca la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania, aunque estos términos son vagos y a menudo considerados propaganda para justificar la invasión. La desmilitarización implicaría una reducción significativa del poder militar ucraniano.

Para Ucrania:

  1. Ucrania insiste en la restauración de sus fronteras internacionalmente reconocidas, incluyendo la recuperación de Crimea y las otras regiones ocupadas por Rusia. El presidente Volodimir Zelensky ha reiterado que cualquier acuerdo de paz debe respetar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
  2. A pesar de las demandas rusas, Ucrania busca fortalecer sus lazos con Occidente. La membresía en la OTAN sigue siendo una meta estratégica para garantizar su seguridad a largo plazo, y la integración en la Unión Europea es vista como una vía para su desarrollo económico y político.
  3. Además, Kiev ha solicitado compensaciones por los daños causados por la invasión rusa y la ocupación, y, por consiguiente, ha enfatizado la necesidad de llevar a cabo juicios y procesamientos por crímenes de guerra cometidos durante el conflicto.

Las demandas fundamentales de ambas partes son, en gran medida, incompatibles. Rusia no muestra signos de renunciar a los territorios ocupados, mientras que Ucrania no acepta ninguna cesión de su territorio soberano. Ucrania cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, especialmente de los países occidentales, que han proporcionado ayuda militar y sanciones contra Rusia. Este apoyo refuerza la posición ucraniana de no ceder ante las demandas rusas. La reciente intensificación del conflicto, con ataques y contraataques, muestra que ambas partes están preparadas para prolongar la lucha en lugar de ceder en sus demandas fundamentales, a pesar de la posición de Trump y sus declaraciones públicas.

En resumen, la guerra en Ucrania se encuentra en un punto muerto debido a las demandas irreconciliables de ambos países. Mientras Rusia insiste en el reconocimiento de las anexiones y la neutralidad ucraniana, Ucrania exige la restauración de sus fronteras y su derecho a alinearse con Occidente. La comunidad internacional, especialmente los países occidentales, sigue desempeñando un papel crucial en este conflicto, tanto en términos de apoyo a Ucrania como en la presión sobre Rusia.

Solo el tiempo dirá si Donald Trump logrará cumplir lo que prometió en campaña. La historia tiende a repetirse; esperemos que, en esta oportunidad, no.

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