El embajador en China y la lección de George Shultz

Sabino Vaca Narvaja tiene a su cargo la importantísima tarea de representar a nuestro país frente al gobierno de la República Popular China, nada menos que la segunda potencia más importante del mundo actual

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Sabino Vaca Narvaja tiene a su cargo la importantísima tarea de representar a nuestro país frente al gobierno de la República Popular China
Sabino Vaca Narvaja tiene a su cargo la importantísima tarea de representar a nuestro país frente al gobierno de la República Popular China

Recurrentemente, nuestro embajador en China me recuerda a una lección de George Shultz, segundo secretario de Estado de la Administración Reagan.

Durante su gestión entre 1982 y 1989, Shultz tenía por costumbre convocar a los nuevos embajadores antes de partir a sus destinos. Uno a uno, los designados embajadores eran llamados a la oficina del Secretario de Estado para saludar brevemente a su jefe y recibir instrucciones. Pero creyendo estar cumpliendo un mero trámite protocolar, acaso sin saberlo, eran sometidos a una prueba decisiva.

“Señor Embajador, usted ha pasado todos los tests, ha sido confirmado por el Senado y ha sido aprobado por todas las investigaciones de seguridad. Usted ha recorrido una larga carrera para llegar a tener el honor y la responsabilidad de representar al gobierno y al pueblo norteamericano como Embajador de este país. Ahora sólo resta algo muy sencillo”.

Su última extravagancia consistió en hacer declaraciones tomando partido sobre el estado de las relaciones entre los Estados Unidos y China
Su última extravagancia consistió en hacer declaraciones tomando partido sobre el estado de las relaciones entre los Estados Unidos y China

Parado frente a un enorme globo terráqueo, el jefe del Departamento de Estado desafiaba a los nuevos embajadores. “Señor Embajador, yo voy a rotar el globo y usted va a poner el dedo en SU país, el país al que irá a servir”, decía Shultz. Tiempo después Shultz contaría que todos cometían el mismo error. “Todos marcaban su país de destino. Ninguno advertía que SU país eran los Estados Unidos. Yo los dejaba ir, para probar a unos y otros”.

Sabino Vaca Narvaja tiene a su cargo la importantísima tarea de representar a nuestro país frente al gobierno de la República Popular China, nada menos que la segunda potencia más importante del mundo actual.

Pero lamentablemente, una y otra vez, ha confundido su rol al punto de que muchos comienzan a creer que su verdadera vocación parece ser una suerte de vocero de Beijing en vez del representante de la República Argentina.

Sabino Vaca Narvaja en China con el vice ministro de Industria y Tecnología Zhang Kejia 1920
Sabino Vaca Narvaja en China con el vice ministro de Industria y Tecnología Zhang Kejia 1920

Su última extravagancia consistió en hacer declaraciones tomando partido sobre el estado de las relaciones entre los Estados Unidos y China, comprometiendo con su palabra la posición de la Argentina frente a un conflicto entre las dos mayores potencias del globo.

Es casi una verdad autoevidente que semejante comportamiento implica una irresponsabilidad intolerable de su parte y de sus superiores. De pronto una pena, porque se trata de una persona calificada y estudiosa de aquella realidad.

En una palabra, el ciudadano Sabino Vaca Narvaja tiene todo el derecho del mundo a opinar lo que quiera sobre el asunto en cuestión. Hasta puede tener razones y argumentos que acrediten sus dichos. Pero el Embajador argentino en China nada tiene que opinar sobre las relaciones de Beijing con terceras naciones.

La observación de las más elementales reglas diplomáticas implica el ejercicio de la virtud de la prudencia.

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