La Rioja: una reconstrucción necesaria para tener futuro

Para desarrollarse, la provincia necesita una nueva coalición política, económica y cultural

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La Rioja Talampaya
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Es un momento difícil para el país. Y en particular para mi provincia, La Rioja. Hace unos días hemos vuelto a estar en los titulares de los principales medios del país por motivos que no quisiéramos. La turbulencia política y social que atraviesa la provincia es la reacción de los riojanos no sólo contra las políticas de un gobierno, sino contra el comportamiento de sus gobernantes.

Hace tiempo que expreso profundas diferencias con el gobernador Quintela y su forma de gobernar; con la deficiente administración de los recursos públicos, con la improvisación y su estilo de otorgar privilegios a unos pocos. He sido y soy crítico de muchas de sus medidas y acciones. Pero no podemos responder a lo malo con algo peor, ni a la violencia con más violencia. No podemos vivir con odio entre los riojanos. Veo escenas tristes y de impotencia de los sectores más golpeados por la economía de la pandemia: comerciantes, pequeñas empresas, negocios familiares. También veo la impotencia de médicos y personal de salud; ellos son otros que sufren y ya no pueden más. Y también veo mucha gente triste, con miedo a la enfermedad; a quienes tuvieron y tienen un familiar fallecido, enfermo o están ellos mismos atravesando el covid. La situación es dramática; hoy, La Rioja entera sufre. Pero la salida no es odiarnos cada día más. No quisiera ver nunca más en mi provincia las escenas que vimos las últimas semanas. Nos duelen. Nada positivo ha salido de lo que vimos y vivimos este tiempo. Nada de lo que pasó resolvió un solo problema de algún riojano.

Los riojanos, como todos, queremos un futuro mejor, más justo y más próspero. Pero tantos años de deterioro de todas las instituciones, de manoseo de la Constitución y las leyes, de avance sobre un Poder Judicial sin autonomía, de cooptación de toda iniciativa privada por parte del Estado; todo ello hizo que La Rioja sea una tierra en la que no hay respeto ni cumplimiento de reglas de juego básicas de un estado de derecho.

El gobierno provincial no está haciendo las cosas bien. Las medidas que toma deberían ajustarse a las necesidades de nuestra gente en lugar de buscar congraciarse con el poder nacional de turno y deberían tomarse con sensatez y transparencia. Todos los días el oficialismo riojano toma decisiones sin ninguna preparación ni planificación. Se despilfarran recursos esenciales para cuestiones que no sirven a nadie o sólo a unos pocos que rodean al círculo del poder. Resulta totalmente irresponsable, por no decir increíble, que el gobierno provincial esté promocionando una reforma constitucional en este momento de crisis y pandemia. Son decisiones de un gobierno sin proyecto, sin rumbo. Por ejemplo, compró hace pocos meses 60 colectivos para operar una empresa de transporte municipal en la capital provincial que circulan prácticamente vacíos. La inversión fue de casi mil millones de pesos. Con ese monto se podrían haber comprado cuatrocientas mil vacunas para inmunizar a todos los riojanos. Somos muchos los que tenemos ideas y pensamos soluciones todos los días.

Tenemos que tener un proyecto serio de provincia. Tenemos que formar equipos y gobernar bien. No podemos vivir pensando en ganar elecciones y al día siguiente ver qué hacemos. Ya es hora de dejar de improvisar. Tampoco debemos aceptar que no podemos estar mejor. Tenemos que crecer; porque somos capaces. Se necesita sensatez, planificación y moderación. Las ideas en política importan; pero sin líderes que puedan encuadrarlas y traducirlas en acciones, sólo quedan en declaraciones de campaña.

La Rioja necesita reconstruirse sobre sus propios cimientos y hacerlo definiendo su matriz de desarrollo a partir de un nuevo lugar que busque ocupar en la transformación que viene. La turbulencia y las transformaciones que atravesamos, incluso cuando superemos la crisis que nos impuso la pandemia, están ocurriendo en el contexto de una transformación que ya opera en el mundo real. Estamos viviendo una revolución tecnológica: internet, inteligencia artificial, robótica, avances extraordinarios en biociencia, energía limpia, nutrición, pagos financieros. Todas las esferas de la vida, de la economía y del Estado, hasta del mundo del trabajo, de la cultura y del ocio; todas están atravesadas por el poder de esa transformación. La pregunta es cómo y para qué usar ese poder: para brindar oportunidades para los que actualmente no las tienen, o para darle aún más poder, riqueza y oportunidades a quienes ya lo tienen. Este es el desafío político central de nuestro tiempo, y quienes entiendan esta revolución y muestren cómo puede ser gestionada para beneficiar a las personas y empleada para el bien público, serán quienes mejor atraviesen los desafíos de gobernar para hacer crecer a sus territorios. Esta nueva realidad requiere un gobierno activo, un compromiso con la justicia social y la igualdad, una renovación de servicios públicos, en especial la salud y la educación; y una nueva infraestructura. No necesita un Estado grande en sí mismo, sino un Estado estratégico y activo, que resuelva problemas y promueva inclusión social y el dinamismo económico a la vez.

Las soluciones deben ser prácticas y adaptadas a esta nueva realidad. Por supuesto, debemos determinar ventajas comparativas y competitivas, niveles impositivos, de inversión y de regulación adecuadas. Habrá que tomar decisiones políticas, establecer prioridades y definir compensaciones. Para todas las políticas públicas, desde la seguridad hasta la vivienda y el ambiente, el potencial del cambio tecnológico es enorme y revolucionario. Este es el futuro. Pero no se puede organizar el futuro con un manual de acción del pasado. Quienes tienen responsabilidades públicas en La Rioja deberán modernizar la economía, hacer más competente a la política y tener un mensaje social y cultural que pueda unir. Para gobernar con un proyecto serio necesitamos una nueva coalición política, económica y cultural.

Hoy soy Diputado Nacional y mi responsabilidad es defender los intereses de los riojanos en el Congreso de la Nación. Hace años me preparo y planifico para tener un proyecto serio de desarrollo para nuestra provincia. No tengo dudas de que La Rioja puede crecer, que se puede modernizar y encontrar la clave para reconstruirse. Que podemos ser noticia nacional por lo bueno que tenemos. Podemos poner a La Rioja en marcha. Sólo se necesita dejar de improvisar y estar a la altura del desafío.

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