Condenar al terrorismo, exaltar la democracia y la vida

En un país que vive en estado de derecho como la Argentina, el mensaje contra la violencia extremista debería ser inequívoco

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Cohetes sobre Israel
Cohetes sobre Israel

Resulta preocupante el comunicado emitido hoy por la Cancillería luego de que el grupo terrorista Hamás lanzara 750 misiles sobre la población civil israelí y Jerusalén instruyera la respuesta posterior.

Extrañamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto justifica la agresión de grupos palestinos violentos a ciudadanos israelíes en un fallo judicial de menor importancia cuya ejecución fue suspendida y, en modo sorprendente, habla de “uso desproporcionado de la fuerza” por parte de los órganos de defensa israelíes.

La verdadera desproporción se produce cuando el terrorismo que carece de ley o prejuicios morales no duda en matar civiles ni en exponer a sus propios compatriotas usándolos como escudos humanos, algo que cualquier país civilizado no haría de ningún modo.

Tal vez el canciller considere que si a alguien se le ocurriera acuchillar ciudadanos argentinos por la calle o tirarles piedras a los que circulan por los bosques de Palermo, el estado nacional y las fuerzas de seguridad nada deberían hacer.

Es posible que también considere que si la Argentina recibiera 750 misiles en 24 horas desde algún país vecino nuestra nación debería ser cuidadosa en el uso de la fuerza y actuar con moderación en la respuesta, mientras nuestros hijos corren a los refugios porque en 15 segundos todo puede explotar.

Dentro de la misma línea argumental, la Cancillería nunca menciona a quienes fueron los artífices de esta escalada de violencia, el grupo terrorista palestino Hamás, y falsamente infiere que los misiles y los globos incendiarios fueron la consecuencia de una acción previa israelí.

En un país que vive en estado de derecho como la Argentina, el mensaje de condena al terrorismo debería ser inequívoco, porque el terrorismo es el cáncer de la libertad.

Igualmente resulta imprescindible el respaldo al agredido, que es un país soberano, democrático y pluralista con ciudadanos permanentemente amenazados por Hamás, Hezbollah, la Jihad islámica y el régimen teocrático y terrorista de Irán, que buscan la desaparición del Estado de Israel, nación con derecho inalienable a su existencia y a su autodefensa.

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